Una niña de 4 años, murió envenenada tras consumir unas galletitas de mantequilla de la pastelería Maynard, en una de las ciudades más bonitas de la campiña inglesa.

Fue en el propio establecimiento y ante la mirada atónita de todos los presentes, entre terribles dolores, vómitos y espasmos, donde la niña falleció en cuestión de minutos. Lo hizo de una forma tan cruel y desgarradora que puso los pelos de punta a todos los presentes. Sufrió de tantas convulsiones espumantes que ocasionaron la paralización de la musculatura y espiración de vómitos.

Este descuido o acto delictivo provocó la alarma en Chipping Campden, ya que en la pastelería donde sucedieron los hechos solían comprar muchos vecinos, algunos de ellos de avanzada edad.

De hecho, tras el triste fallecimiento fue cuando saltaron las alarmas, al conocerse poco a poco más casos de envenenamiento entre las chicas del coro de la iglesia de St. James tras consumir estas endemoniadas pastas de té.

El propietario Charles Maynard se declaró inocente y apesadumbrado aseguró ante la fiscalía desconocer qué había podido ocurrir y cómo habían terminado sus deliciosas galletitas de mantequilla envenenadas.

¿De dónde había salido el veneno?, ¿había sido realmente un descuido del pastelero?, ¿o existía un plan perfectamente maquinado para acabar con la vida de sus clientes?, ¿alguien quería envenenar a las chicas del coro?, ¿el culpable fue Charles Maynard?, ¿qué misterio encerraba estos envenenamientos?

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