Archivo de la categoría: Ambientaciones

Nuevas ambientaciones para «El Club de los Martes».

Harriet

Harriet de Elizabeth Jenkins. Editada en España por la editorial Alba dentro de la colección Rara avis. Su PVP 19,50 euros.

Esta novela, escrita en 1934 y un éxito de ventas en su día, reconstruye el llamado «misterio de Penge», que estremeció a la sociedad victoriana de 1877, y que aborda un caso real que causó una gran consternación en la sociedad victoriana del siglo XIX por el relato de humillación y dolor.

Harriet es una mujer de treinta y dos años, elegante y adinerada, ya en posesión de su propia herencia; pero es también lo que «los vecinos del pueblo» de donde procede su madre llaman «tontita». Esta alma cándida y simple conoce un día, mientras pasa una temporada en casa de unos parientes pobres, a Lewis Oman, empleado en una casa de subastas, el cual no tarda en pedir su mano. «Las mujeres me encuentran atractivo», le dice a la madre de Harriet, que solo ve en él a un vulgar cazafortunas y que trata por todos los medios de impedir la boda. Sin embargo, ésta se celebra… y Harriet, a merced de su marido y de la familia de éste, entra en una pesadilla que nadie habría sido capaz de imaginar.

Especialmente recomendado para los que quieran profundizar en la psicología humana más retorcida, en un ambiente de época, y de la mano de esta escritora, casi desconocida, que fue coetánea de Virginia Woolf y a la que conoció personalmente. Una recomendación, no dejen de leerse el epílogo de Rachel Cooke, quien en un trabajo investigador, redondea la novela con todos los flecos sueltos y reales –periódicos, fechas, y biografía de los personajes– que terminan por hacer de esta obra una auténtica rara avis.

Agatha escribía con sangre

Agatha escribía con sangre de Mariano F. Urresti.

Un cuaderno que esconde el mayor secreto de la reina del suspense.

Santos Alsina, propietario de la Editorial Octubre, organiza un viaje a la ciudad natal de Agatha Christie con el fin de presentar un libro de Hernán Valdés en el que supuestamente se desvelará el misterio de un hecho insólito: la desaparición repentina de la escritora durante once días que se produjo en 1926 y sobre la que nunca dio una explicación convincente.

Con él viajan varios amigos interesados por la obra de Agatha y con los que en su juventud formó «El club de los detectives», dedicado a auscultar con precisión el universo de la novelista británica. Sin embargo, lo que parece ser un encuentro formal y sin sorpresas, acaba convirtiéndose en una bomba de relojería cuando uno de los asistentes tacha el evento de una farsa y confiesa que tiene en su poder un diario de la autora que desvela la razón real de la desaparición.

Al mismo tiempo, como si la propia Agatha hubiera comenzado una nueva novela, se conoce la noticia de que Colin Lloyd, experto conocedor de la obra de la escritora, ha sido asesinado a unos cientos de kilómetros…

Mariano Fernández Urresti nos ofrece esta magnífica novela que es un homenaje a una de las grandes plumas de la literatura del siglo XX. Con su magistral estilo narrativo y una precisa documentación sobre todo lo referente a su vida y su obra, esta novela rememora la estructura particular de las historias de la escritora de Diez negritos, dándole al lector una precisa ración de suspense en cada capítulo que no decae hasta la última página.

Misterioso asesinato en casa de Cervantes

Misterioso asesinato en casa de CervantesMisterioso asesinato en casa de Cervantes de Juan Eslava Galán. Premio Primavera de Novela 2015.

A las puertas de la casa de Miguel de Cervantes ha aparecido el cadáver del hidalgo Gaspar de Ezpeleta, al que han apuñalado. Una vecina beata acusa al escritor y a sus alegres hermanas, las Cervantas, de estar implicados en el asunto y acaban encarcelados. La duquesa de Arjona, gran admiradora de Cervantes, requiere los servicios de la joven Dorotea de Osuna para que acuda a Valladolid e investigue el caso, conocedora de sus habilidades en este campo.

A través de la investigación detectivesca de Dorotea para defender la inocencia del autor de El Quijote asistimos a un retablo de la España del Siglo de Oro: un país agotado por las guerras, anegado de clases ociosas e improductivas, nobles y clérigos, lleno de prejuicios, con una legión de mendigos, veteranos de las guerras tullidos, pícaros, busconas y criadillos. Una auténtica corte de los milagros en la que la mujer se rebela y lucha denodadamente por escapar del papel secundario al que la sociedad la relega.

Los juegos victorianos

Bowls

Esta nueva sociedad inglesa tan aparentemente abocada al trabajo, a la moral y a las buenas costumbres, inventa el juego, en toda su amplitud.

Los ingleses juegan en sus cerrados círculos sociales a juegos tradicionales o clásicos, entre sus predilectos están el Backgammon, o el Ajedrez (Chess); a diversos juegos de cartas como el Zetema, Cribbage, Euchre; uno de los que gozan de mayor popularidad es el khanhoo (que se pronuncia «canjú»), un juego de combinación de origen chino que se cita habitualmente como posible antecesor de todas las versiones de rummy y otros juegos de combinación actuales; y no podemos olvidarnos además de juegos de casino tan apreciados como el Whist o el Bridge.

De igual forma están presentes las charadas y juegos de salón, como el viejo Bagatelle inglés, un juego de destreza que está estrechamente relacionado con los juegos de billar, o el Shove ha’penny (o tejo inglés); y juegos de mesa como el Puchese, una versión occidentalizada del parchis (pacis) hindú, el Halma, un juego de escaques cuyo objetivo es mover todas las fichas de una esquina a la opuesta, el Bell and Hammer (Campana y Martillo), un sencillo juego de apuestas, el Snake & Ladders (Moksha-Patamu), un juego de competencia hindú con un curioso y filosófico trasfondo ético, donde las casillas del bien permiten a un jugador a ascender más alto en la escalera de la vida, mientras que el mal reducirá a un jugador a través de la reencarnación a las escaleras más bajas, o el Squails inglés, un juego de destreza que se juega en una mesa redonda cuyo objetivo es golpear discos con la palma de la mano desde el borde de la mesa hacia un pequeño blanco de plomo en el centro llamado «jack».

Se ha de mencionar del mismo modo los juegos de pub o taberna, tan enraizados en la cultura popular. Juegos tan extraños como el Puff and Dart, un juego de dardos donde se usa una gaita para lanzar el dardo, la petanca de mesa (Table Bowls), Bolos de mesa (Table Skittles), El Diablo entre los Caldereros (Devil Amongst the Tinkers), un curioso juego de bolos y trompos, Tía Sally (Aunt Sally), donde los jugadores lanzan bastones a un bolo de madera conocido como «muñeca», el Domino (Dominoes), un juego que introdujeran y extendieran los italianos en Europa en el siglo XVIII por todas partes, las Damas (Draughts) y Molino de Nueve (Nine Men Morris), una versión avanzada más elaborada y estratégica del juego infantil del tres en raya.

Croquet

Luego, en otro apartado, tenemos los populares deportes de campo, como el Polo, el Rugby, el Tenis, cuya popularidad ha aumentado drásticamente desde que el Mayor Wingfield patentará en 1874 un juego llamado Sphairistiké, determinando la altura de la red, las medidas de la pista, raquetas… y todo ello dentro de una caja; el Cricket, cuyo reglamento fue redactado, hacia 1788, por el Marylebone Cricket Club (MCC) de Londres; y el Fútbol, un deporte que se separó del rugby en 1863, año en el que se crearon unas nuevas reglas. Uno que esta emergiendo con fuerza en los últimos quince años es el Bádminton, un tenis de césped jugado con volantes en lugar de pelotas, surgido en la India, con el nombre de Poona, nombre de una población del país donde se jugó originalmente, y que ha sido popularizado recientemente los oficiales británicos, con el duque de Beaufort a la cabeza, a su regreso de la India a Inglaterra. Y tampoco debemos olvidarnos del Croquet, sucesor del Crooky irlandés, que es una mezcla de juego de salón y de campo que se ha hecho rápidamente popular, sobre todo entre las mujeres, debido principalmente a que es el primer deporte al aire libre que pueden jugarlo ambos sexos sobre una base equitativa.

No cabe duda que, algunos de estos juegos eran ya conocidos antes de la era victoriana, es algo evidente. Pero es sin duda esta nueva sociedad la que los practica y pone de moda, difundiéndolos por todo el orbe terráqueo gracias a los ilimitados tentáculos del imperio británico. Sin temor a la exageración, podríamos hablar del nacimiento de un «homo ludens», es decir, de un hombre que, fundamentalmente, se realiza jugando.

Y no sólo eso, los ingleses apuestan por todo. Famosas son sus casas de apuestas, donde un caballero realiza una apuesta honesta entre él y su corredor de apuestas, y que además sabe de antemano la cuantía del premio posible, y donde muchos se dejan literalmente un sueldo intentando adivinar quien marcará el primer gol en el partido de polo, que caballo cruzará la meta en primer lugar en una carrera del prestigioso Royal Ascot, o que barco terminará la Real Regata de Hentley en primera posición, o incluso cosas mucho más absurdas como que semana regresará un explorador de sus viajes por África y si lo hará con vida, o en que semana dará a luz la noble de turno.