LA ESTACIÓN
The Station
(Anverso)
Todos miraban a su alrededor inquietos. Ninguno de los presentes tenía motivos para esperar que él o ella sería el único aquí, pero algo acerca de los otros cinco que hicieron acto de presencia llenó el aire de tensión. Tampoco ayudaba que esta parte de la estación estuviese bien iluminada. Podían oír a los vigilantes nocturnos de la Royal Company riendo y charlando a no más de una manzana de distancia. Seis personas incómodamente reunidas cerca de la estación de tren a las 2 a.m. llamarían la atención, quizás incluso disparos, y pronto.
Nadie dijo una palabra cuando se examinaron unos a otros, hasta que una voz tras ellos rompió el silencio.
La Estación
Habitación 4
Hubo una ruidosa cacofonía de mecanismos rechinantes y metal quejumbroso cuando las máquinas suspendidas fueron liberadas y cayeron al suelo apenas a unos metros de distancia, provocando un estruendo que hizo que todos se tapasen los oídos. En la confusión, el Cryptoanalista desapareció.
La Desconocida pasó con dificultad por los montones de metal retorcido hasta una trampilla en el suelo que ahora estaba abierta. Los llevó abajo por otra escalera, esta vez en un estado notablemente peor que la última.
Se encontraban ahora bajo tierra, en lo que parecía ser una cueva. En el mismo centro estaba colocada una pequeña caja conectada al suelo. La Desconocida ojeó la cajita con evidente familiaridad.
"Dentro de esa caja se encuentra el tipo de tecnología que sólo un millar de vidas...y un rostro...puede comprar." Hizo una pausa. "Pero llevará más de una abrirla. Si tenemos éxito, comienza lo divertido." A juzgar por su tono, estaba riendo irónicamente tras la máscara.