La BSK

KIOSKO => Reseñas escritas => Mensaje iniciado por: Simónides en 02 de Enero de 2021, 09:49:52

Título: Schotten Totten 2. Primeras impresiones
Publicado por: Simónides en 02 de Enero de 2021, 09:49:52
La segunda parte del Battle Line (O Schotten Totten) ya está en mi casita.
No sé hacer reseñas. Me aburre hacer reseñas, pero supongo que muchos de vosotros estáis esperando que alguien haga una breve comparativa de ambos juegos, que alguien diga su parecer respecto a si merece o no la pena tener ambos, o por cual de los dos decantarse en caso de que nadie tenga ninguno.

Me gustaría deciros que seré breve, pero sería mentira, porque no sé ser breve, de modo que para los que tengan la vista cansada y poco tiempo les diré que me gusta más el Battle Line original, y para los que tengan la vista menos cansada y hayan seguido leyendo un par de líneas más les diré que sería una pena que dejaran escapar esta segunda parte, porque la experiencia en cuanto a la tensión que ofrece respecto al primero difiere sobremanera, y es muy de agradecer. ¿Pero cuales son esas diferencias? ¿Y por qué me gustan? Veámoslas:

Asimetría: Tenemos un atacante y un defensor, y una nueva acción específica para cada uno de ellos. El atacante puede retirar tropas  de una o varias líneas de ataque al inicio de su turno, y el defensor puede retirar la primera carta jugada por el atacante en una línea de ataque usando un caldero de aceite hirviendo (dispone de tres en total).

Estas sencillas reglas bastan para transmitir en todo su esplendor la sensación de que el atacante es un atacante de verdad asediando un castillo, enviando varias oleadas de tropas contra los muros, estrellándose contra las férreas defensas del castillo, y volviéndolo a intentar con tropas más fuertes. El defensor, en cambio, cuenta con las tropas que cuenta dentro de las murallas, y no tendrá posibilidad de eliminar o cambiar sus tropas (me refiero al juego base sin las cartas de táctica). No habrá cambios en sus líneas de defensa una vez constituidas. Defensor puesto, defensor que se queda. Conforme avanza la partida, las defensas que antes eran buenas para los primeros ataques verán reducida su eficacia respecto a los nuevos ataques, creando verdaderamente la sensación de que las fuerzas del castillo son cada vez más débiles (siendo las cartas las mismas). Oh, Knizia, el dios de la poesía lúdica, te alabamos.  El defensor cuenta, eso sí, con calderos de aceite que le permitirán eliminar una carta de tropa de su rival cuando se vea sobrepasado; calderos que habrá que utilizar con buen criterio.

Requisitos diferentes para derribar los siete muros (conseguir puntos): El atacante puede ganar de dos maneras distintas: Dañando cuatro de los siete muros del castillo o destruyendo por completo uno de ellos.
En el Battle Line original las líneas de ataque son de tres cartas (cartas tácticas aparte y variantes del batlle line medieval aparte). En este, el número de cartas requeridas para conquistar o defender los muros cambian de unos a otros. La puerta requiere de solo dos cartas, las torres de cuatro, y otras secciones, de tres. Además, dos de las secciones solo se rigen por la fuerza de la suma de las tropas, sin importar el color, la escaleras o la paridad entre los numeritos de las cartas que pongas. En una de estas secciones, será necesaria la suma más alta, y en otra, la suma más baja. Hasta que no echas algunas partidas no te das cuenta de lo maquiavélico que resulta, ya que en este Schotten Tottem se anulan las cartas más bajas y las más altas del mismo color. De tal modo que si coloco un cero (carta más baja) o un once (carta más alta) en mi lado del muro, mi contrincante puede anularlas poniendo en su otra parte del muro la carta contraria. Las cartas de ambos jugadores se anularán.

Pero hay más, una vez dañada una sección de muro, a este se le da la vuelta, anunciando un nuevo requerimiento para que dicha sección sea destruída (las cartas jugadas en esa sección del muro son retiradas por ambos jugadores. Y aquí hay una capa de complejidad o profundidad extra en el juego, y es que el atacante, desde el inicio de la partida, tiene que decidir si reservar en su mano cartas de asedio específica para tratar de destruir más avanzada la partida uno de estos muros o, por el contrario, va a usarlas desde el inicio para que le ayuden en sus ataques iniciales. Hay que tener en cuenta que ahora en la mano los jugadores solo disponen de seis cartas, en lugar de las siete quel juego original (en el juego con cartas tácticas este número se incrementa en siete), con lo que las deciciones se tornan difíciles.
Los nuevos requerimientos de los muros dañados solo permiten alguna determinada configuración de ataque en cada uno de los muros, ya sea color, escalera, o (atención) suma más baja de tropas; objetivo este que coincide con el requisito inicial de otro de los muro, y que obliga nuevamente a los jugadores a elegir qué y cómo atacar. Un ataque o defensa de una parte de un muro hará que el ataque o defensa posterior de otra parte de un muro dañado sea más difícil. Oh, Knizia, te alabamos. También cambian a veces el número de cartas requerido para la defensa o ataque de un muro dañado respecto a esos mismos muros sin dañar.

Objetivos diferentes para cada jugador: El defensor no puede reclamar muros. Este no gana la partida reclamando, sino resistiendo, como todo buen castillo asediado. Si el mazo de robo se agota sin que el atacante haya conseguido dañar cuatro secciones de la muralla o destruir por completo una de ellas, el defensor gana. También gana el defensor en el caso de que no pueda jugar más cartas de asedio debido a que sus defensas están completas.

Lo que no me gusta

Es menos elegante que el Battle Line original. ¿Por qué? En este Battle Line 2 hay cartas que son descartadas: las que el atacante decide eliminar de sus líneas de ataque, las que el defensor quema con sus calderos de puchero manchego y las que son eliminadas por simbiosis de cartas once y cero. Estas cartas requieren que estén a la vista, al igual que las cartas que siguen en juego a ambos lados de las murallas, ya que también  cuentan para demostrar que el defensor no puede defender una sección de muro que esté siendo reclamada por el atacante. Esto requiere, por tanto, que la atención del jugador esté pendiente también de las cartas descartadas, lo que obliga a ordenarlas adecuadamente al lado de la mesa, lo que supone cierta "perdida de tiempo", especialmente para colocar las cartas", pero haciendo que el juego sea un pelín menos fluido debido al requerimiento de atención extra que deben hacer los jugadores, no por el número de cartas en sí que hay en la mesa, sino porque estas se encuentran en dos lugares diferentes de la mesa (aunque estén pegaditos). No todo se ve casi a golpe de vista, y requiere de unos segundos más de atención.

Fichas de caldero: toscas, grandes, feas.


Otras cosas menores: El gramaje de las cartas es superior a la media. Me estoy refiriendo a la edición de Iello. A mi presbicia le hubiera gustado que los rectángulos que indican en las secciones de los muros su requisitos para ser conquistados, fueran más grandes.

Hoy día, probablemente por la novedad, prefiero jugar a este S.T.2, que al primero. Es menos elegante que el primero, al menos para mi gusto pero actualmente me resulta más apetecible para ser jugado. Muy divertido. Con una sensación de tensión muy diferente si juegas como defensor o atacante (cosa que no ofrece el juego original).

Por otra parte, aún no he jugado con las cartas de táctica, pero quizás y solo quizás, a este juego le sienten mejor que al original, ya que el defensor podría contrarrestar con ellas la inmovilidad de sus tropas, y el atacante también podría obtener ventajas extras. Pero no sé, quizás introduzcan demasiado caos para mi gusto y rompan con la esencia del juego. En el juego original no las uso. Ya veremos qué hago con este.

Conclusión: Si os gusta el juego original y lo tenéis, no encuentro una excusa decente para que no os compréis también este. Las sensaciones y situaciones que crea son diferentes. Si no tenéis ninguno de los dos... yo qué sé, dejadme, decidid por vosotros mismos, que ya sois mayorcitos.

P.D. Ya sé que os gustaría que pusiera fotos, pero eso no va a pasar, porque soy torpe y viejo y de mal carácter.

Espero que os sirva.