Seguramente el autor se haya dado cuenta tarde de que con este nuevo mazo de cartas el juego sea más envolvente y temático. Debido al éxito del juego, la editorial se lo publica y los consumidores se ven en la disyuntiva de comprarlo o no. Esta sustitución de las cartas es un cambiazo que no debería ser sufragado por el consumidor, ya que modifica la idea original del autor por otra que se le acaba de ocurrir por muy buena que pueda ser. Si este tipo de táctica de ventas tiene éxito, lo que ocurrirá es que los autores no se esforzarán tanto y lanzarán sus productos cuanto antes porque siempre podrán modificarlo después sin ningún problema. Si los consumidores no educan a los autores y editoriales, serán éstos los que eduquen al consumidor. Luego no nos quejemos de que hay expansiones que no merecen la pena.

El truco que se busca no es más que un ejercicio de responsabilidad y coherencia. Podemos establecer una norma basada en un presupuesto de 20 €, en esperar a ver si tiene erratas un juego o en la regla más extravagante que se nos pueda ocurrir. Lo que está claro es que todo se basa en obstaculizarnos a nosostros mismos y nos sentiremos tanto más a gusto con la norma autoimpuesta cuanto más coherente sea y tratar de engañarnos a nosotros mismos con normas fáciles no lo es. Cuando somos pequeños, nuestros padres se encargan de limitar nuestra cantidad de caprichos considerando que es por nuestro bien. En eso consiste parte de la educación, en saber sufrir e imponer limitaciones que, por supuesto, sean explicadas y no impuestas "porque sí". Cuando somos independientes, tendemos a satisfacer nuestros deseos de forma más desmesurada y hemos de ser nosotros mismos los que nos autolimitemos (ni pareja ni hijos ni nadie). Con la independencia económica, hay que empezar a ser responsables y coherentes como símbolo de madurez.

Luego está mi mujer, el otro día:

Yo: Marc me ha preguntado que si le vendo el Terraforming Mars.
Mujer: Noooo, ese no lo vendas.
Yo: ¿Por qué? Si no lo jugamos...
Mujer: Porque me gusta mucho.
Yo: Vale, pues vamos a echar una partida ahora que la nena duerme.
Mujer: No, ahora no.
Yo: ¿Por qué?
Mujer: Porque es tarde, estoy cansada, dura mucho y quiero ver una peli.
Yo: Pero es la situación de siempre. De este bucle no salimos... Lo vendo.
Mujer: Nooooooooo.
Yo:  fuck...

Tal cual. Cualquier parecido con la realidad es la misma coincidencia de siempre.

Coimbra es un juego poco apto para una variante en solitario. Sin embargo, he tenido la oportunidad de encontrame con 3 distintas, a saber, la del gran Angel Solo (hay una video-reseña en YouTube), la de CardBear y la de Mike Schell. Las tres hacen uso de jugador virtual.

De ellas, la más rápida y directa de poner en marcha es, sin duda, la de Angel Solo. Desde el primer momento sabemos muy bien lo que tenemos que hacer con las acciones del jugador virtual, lo cual le hace previsible en sus movimientos. No usa peregrino ni tablero de jugador y siempre es el jugador inicial (la fase D se elimina) y el aspecto de las coronas solo se tiene en cuenta en la última ronda. Los marcadores de influencia los completa siempre a tope y justo antes de empezar a puntuar, se le añaden 40 puntos compensatorios. Ese aspecto me dejó demasiado frío porque, aunque el rival debe avanzar, entiendo que debe hacerlo conforme a unos criterios, aunque sean azarosos, pero no gratuitamente.

La variante de CardBear tiene un motor basado en un doble mazo de cartas, que está muy bien (salvo el peñazo de tener que imprimirlas, recortarlas, etc.), pero a la hora de puntuar le añade al rival virtual 100 puntos compensatorios, con lo cual estamos en las mismas que en el caso anterior. Y es que si se le dan tantos puntos de golpe, se asemeja al caso de jugar sin rival para cumplir un objetivo de puntos.

Es la variante de Mike Schell la que verdaderamente me ha sorprendido porque se basa en un par de tablas de decisión que dirigen al jugador virtual dependiendo del resultado de dos dados. Es una variante más compleja donde el rival virtual juega con tablero propio y hace acopio de guardias y monedas, pero es más justa y sus acciones no son previsibles. Contacté con Mike para que me permitiera la traducción de su variante, pero no me he limitado a traducirla literalmente, sino que he redactado las reglas de modo libre, explicando las cosas a mi manera, con otras expresiones y con distinto orden, aunque respetando siempre el funcionamiento interno. Aunque el documento original de Mike está muy cuidado y es de aspecto profesional, yo lo he hecho simplemente funcional para no gastar tanta tinta al imprimirlo. El resultado está en el siguiente enlace, que comparto aquí con todos vosotros:

https://boardgamegeek.com/filepage/176636

Compré hace poco el Coimbra y me he quedado gratamente sorprendido por el fenomenal manual de instrucciones. Hacía tiempo que no veía algo tan didáctico, ilustrativo e intuitivo, con una traducción al español muy pura (nada de hablar de setup ni de tracks). Cuando terminé de leerlo, me dio la sensación de conocer el juego a fondo y el único inconveniente, como ocurre casi siempre con cualquier juego, es tener que asimilar la iconografía de las cartas. Al principio, yo recomiendo que alguien lea las descripciones de las cartas que haya sobre la mesa. Es mejor perder un par de minutos antes de cada ronda que tener que hacerlo en el crítico momento.

Otra joya es el magnífico inserto, que se ajusta a todos y cada uno de los componentes, quedando todo perfectamente organizado y limpio. Lo curioso es que el precio de este juego con ese inserto es el mismo que el de otros sin él, por lo que entiendo que es solo una cuestión de voluntad por parte de las editoriales.

Y para acabar voy a contar una anécdota que me ocurrió en la primera partida. Cuando estábamos en la tercera ronda, me salió de ojo la cantidad de cartas que había para la última ronda y las conté. Resulta que sobraban 7. Hicimos un recuento de las que teníamos cada uno y junto con el resto sumaban 63, cuando en el manual dice claramente que son 56. Ahí se estropeó la partida porque comenzó una investigación exhaustiva de todas las cartas. Fuimos cotejando una por una con el reglamento y efectivamente había 7 repetidas, algunas incluso con textos en portugués. Para rematar la faena, conté también las cartas de travesía y aparecieron otras dos más repetidas. Por suerte, el conjunto completo de cartas estaba bien y todo se ha solucionado retirando las 9 repetidas. Hace unos años ya había tenido una movida con Asmodee por cartas repetidas y otras que me faltaban, así que para los que lo compréis, os recomiendo hacer un recuento antes de jugar para evitar sorpresas.

Tengo una duda sobre el modo solitario. Supongamos, para entenderlo fácil, que Le Roy tiene estos dados en un momento de su turno:

6rojo 6rojo 6rojo 6rojo
5rojo 5amarillo 5blanco
3rojo
2amarillo
1 blanco

A la hora de ir gastando los dados de Leroy, ¿se van quitando de izquierda a derecha de arriba abajo? Los colores sólo afectan a determinar los dados más fuertes ¿No?

Tomando el ejemplo, si al tirar los dos dados negros, sale un 7, Colocar 2 cubos en la catedral ¿Retiraría los 2 primeros rojos de 6 y pondría 1 cubito en el nivel 1 y otro en el nivel 2 de la catedral, en la columna del 6?

LeRoy no utiliza grupos de dados del mismo color, sino que retira la cantidad de dados que figuran como precio en la tabla de las tiradas de los dos dados negros. Efectivamente, retira con prioridad los de valor más alto (los seises, luego los cincos, etc.) y en caso de empate, usa la prioridad de los colores rojo>amarillo>blanco. En cuanto a la colocación de cubos en la catedral, da prioridad a la fila inferior y de mayor valor. Por tanto, sus dos primeros cubos irán a la fila inferior de las posiciones 6 y 5 (no a la columna del 6 ambos cubos). De esta forma, la prioridad de LeRoy es completar primero la primera fila para provocar que el jugador tenga puntuación negativa si no pudo construir a tiempo en la primera fila.

Troyes es un gran juego, pero solamente lo es para quien se lo toma con ilusión y no se deja amilanar por las asperezas que tiene. El juego en sí, una vez aprendidas sus reglas, no es tan fiero como parece en un principio. El AP no es un factor distintivo de Troyes, pero sí puede aparecer a partir de la tercera ronda, donde ya están todas las cartas de actividad descubiertas y hay que tener presente lo que hacen las 9. También es recomendable su expansión "The ladies of Troyes" porque añade módulos de incorporación voluntaria y aumenta su rejugabilidad por incluir más cartas de todos los tipos. Lo peor del juego es que, a no ser que lo juegues muy frecuentemente, obliga a mirar constantemente las diversas hojas del manual donde vienen representadas las cartas y con la expansión más todavía. Por eso, yo recomiendo jugar con el libreto de cartas que elaboré en su día, repartiendo un ejemplar a cada jugador porque vienen las cartas, dentro de su tipo, por orden alfabético y de una forma clara y gráfica. Puedes echarlo un vistazo en este hilo de hace un par de años:
http://labsk.net/index.php?topic=191736.0

Una vez que uno se compromete consigo mismo a no comprar juegos o a comprar no más de una determinada cantidad al año, está el hecho de que participar en BSK/BGG y enterarse de ciertas novedades puede suponer una alteración de esa autolimitación y entonces surge la idea de no participar para no caer en la tentación. Sin embargo, creo que la participación activa es enriquecedora para todos y no debería ser un anzuelo para estimular compras. Uno debe entrar a la información y al debate con la idea clara de que solo va a informarse y a opinar, no a incrementar el deseo incontrolado. Por supuesto, sí se puede tomar nota de lo que interese y en algún momento proceder a comprar algo en función de la cantidad almacenada y de las posibilidades reales de sacarlo a mesa y después seleccionando entre lo seleccionado. Mientras tanto, es una práctica muy sana rescatar títulos de la estantería y tratar de amortizarlos.

Echa también un vistazo a Santa María, con gestión de dados comunes y privados.

Los seres humanos somos capaces de raciocinio, pero no somos seres exclusivamente racionales. De hecho somos más emocionales de lo que nos gusta reconocer.

Nuestro cerebro tiene numerosos puntos flacos o "exploits emocionales" ajenos a nuestro control y conocimiento, que la psicología se ha dedicado a identificar y que los publicistas se dedican a explotar. Estos exploits permiten controlar nuestro comportamiento puenteando nuestra propia razón.

Ser consciente de nuestras propias debilidades y utilizar nuestro raciocinio para levantar "cortafuegos" que protejan nuestros "exploits emocionales" no sólo funciona, sino que resulta necesario en un mundo contemporáneo donde la publicidad y la propaganda nos bombardean constantemente para intentar hackearnos la sesera.

Suscribo tu argumentación. Esa emocionalidad que forma parte del ser humano es tan necesaria como la parte racional porque es la que nos permite reaccionar ante eventos sin el tiempo que tarda la razón en establecer un plan de valoración que nos pueda detener. Es justo ese tiempo el que tiene un anuncio, un escaparate o un hilo de la BSK para traspasar el punto de no retorno que implica realizar una compra por mero impulso o añadir el producto a la lista de deseos con el objetivo de comprarlo sí o sí. Bloquear las tentaciones (ahora se llama hackeo mental) es tan antiguo como el propio ser humano y no es una tarea fácil.

Por cierto, en el mundo contemporáneo la compulsión por las compras y el hiperconsumismo es un problema bastante extendido y no creo que sea cuestión de falta de madurez.

Pues yo sí lo creo porque se trata de actitudes irreflexivas. El "dejarse llevar" es propio de caprichos infantiles, de cuando no te planteas la utilidad. Precisamente la publicidad se basa en explotar ese lado débil que todos tenemos y la gran paradoja es que es necesario que ocurra (y cuanto más mejor) el fenómeno del hiperconsumismo porque generará más empleo y beneficia indirectamente a otras empreas relacionadas con la fabricación o la distribución. Todos somos piezas del engranaje y todos somos a la vez compradores de una cosa y vendedores de otra.

Emplear trucos con uno mismo es como hacer trampas en un solitario. Lo único que no falla es la fuerza de voluntad y el raciocinio, características bastante infravaloradas en el mundo actual, donde parece que lo correcto es dejarse llevar por los sentimientos y el placer fácil. Hay que reflexionar, ponerse límites y sufrir de vez en cuando para poder madurar y ser coherentes. Lamento fastidiar con tan férreas perspectivas.

En este caso nadie puede conocerlo todo, debido al gran número de títulos en activo. Sin embargo, el dueño debería seleccionar a su personal con arreglo a unos conocimientos más o menos suficientes como para saber diferenciar las diversas categorías y tener cierta experiencia lúdica para poder asesorar a los clientes en lo que serían rasgos generales. No tendría sentido contratar a alguien que no sepa lo que es un eurogame o una mecánica deckbuilding. No obstante, aquellos trabajadores que demuestren un conocimiento profundo y actualizado respecto a las novedades deberían ser incentivados con algún tipo de complemento salarial adicional.

Esta es una tarjeta en modo esquemático para jugar al solitario de Scythe y tener claros los movimientos de sus unidades, tanto los posibles destinos como el territorio que se ha de elegir, evitando tener el manual sobre la mesa. Yo la tengo impresa en cartulina y plastificada con adhesivo transparente. Es cómodo porque coloco la tarjeta en posición vertical, apoyada sobre la caja del juego y así siempre la tengo a la vista cuando dudo.

Descarga: https://boardgamegeek.com/filepage/175210

Muestra:

En Santa María encuentro que es un buen juego, sencillo de explicar a gente casual y que en general gusta a cualquiera. He podido comprobar que la gente no iniciada lo acoge con interés, seguramente por su suave curva de aprendizaje. Luego es verdad que tiene su miga y, a pesar de que consta solamente de 3 rondas, el AP hace su aparición y estira lo suyo la duración de las partidas. Esa mezcla de puzle con el azar de los dados y la estrategia produce un cóctel que lo hace un juego que se puede sacar en cualquier momento para cualquier tipo de jugadores y eso es una característica que no tienen la mayoría.
Una vez dicho esto, me parece un diseño supercutre, sobre todo el tablero de juego, que es una tomadura de pelo. Da la impresión que se ha hecho pequeño intencionadamente para ahorrar costes cuando en realidad el juego no es más barato que otros (por ejemplo, es 10 euros más caro que Ganges, que tiene un diseño espectacular). Me refiero a esas forzadas curvas que hacen las casillas de los tracks de religión y conquistador. También está el hecho de que las losetas de eruditos, obispos y barcos tengan que colocarse fuera del tablero, lo cual tendría sentido en tableros grandes, pero en éste se tendría que haber habilitado de sobra un espacio para ello. No ocurre así con los tableros individuales, cuyo diseño está más elaborado y se agradece su consistencia. Sin embargo, los tokens de los monjes impresos en cartón me parece demencial. ¿Tanto cuesta incluir unos meeples cuando el juego incluye recursos pintados en madera normales y corrientes? Las fichitas o fichillas de felicidad son tamaño y estilo señorita Pepis. Tampoco acabo de entender la razón de "puntos de felicidad" en una competición de conquistas. Hubiera sido mejor alternativa incluir un track individual para ese tipo de puntuación. También hay que criticar la escasísima cantidad de losetas de erudito y obispo, que hacen que el juego tenga una rejugabilidad muy reducida. Las ilustraciones de la caja y del tablero de juego parecen haber sido hechas en un cuaderno infantil de "pinta y colorea". Sinceramente, creo que actualmente no se puede sacar a la venta un juego en estas condiciones.