Diario del General Kal-el
6-8-2007 Día D- Hora H
Llegué a la sala de control 7:00 a.m. Todo el mundo corría de un lado a otro y nadie parecía saber realmente que estaba haciendo. De repente un joven soldado raso se acercó a mi intimidado por mis galones y por mis medallas, malditos cachivaches que me obligan a colgarme del pecho.
“General ha empezado todo”
“Cálmate chico” – le contesté - “infórmame de la situación”
El joven soldado movió con torpeza un montón de papeles que llevaba en sus manos para finalmente sacar un folio amarillento arrugado de tanto usarlo. Con la mano temblorosa y dudando me lo acercó.
“Hay nueve frentes abiertos, señor, todo ha empezado”
Miré la nota que no hacía más que confirmarme lo que el inexperto soldado me trataba de decir con sus balbuceantes palabras. Nueve frentes, nueve batallas, nueve momentos para la gloria o para el infierno.
“Esta bien” – intente parecer mas seguro de lo que estaba para impresionar al chico – “hagamos nuestro trabajo”
La confianza de mis palabras arrancó del chico una leve sonrisa de tranquilidad. Lastima que conmigo no surtiera el mismo efecto. Tenía que esconder mi preocupación, debía hacerlo si quería que funcionáramos como un equipo. Con voz firme empecé a meterme en el meollo:
“Teniente!!”
“Si señor”
“Quiero la zona 4, 5 y 6 aseguradas antes de 20 minutos, utilice distracciones en 1, 2, 7 y 9 y repliegue tropas en 8 y 3”
“A la orden señor”
Así se hizo. En seguida en las zonas 4, 5 y 6 se colocaron unidades de artillería pesada en la 4 y 6 mientras que en la 5 empezaron a llegar nuestra primera unidad de Carro de combate. Mientras utilizábamos Jabalineros, Lanzadores etc. para llevarnos la atención a las zonas que menos interés tenían en nuestra estrategia.
Desde el campo de batalla llegaban un sin fin de informaciones. En poco tiempo habíamos perdido ante el enemigo las zonas 1 y 9 mientras que estaba consolidada la 4. Parecía ir todo como se había planeado, excepto por el “pequeño detalle” de haber perdido dos zonas no cruciales, pero si importantes, si seguíamos perdiendo batallas a este ritmo tendríamos que retirarnos y buscar mejor momento para la lucha.
No fue necesario, con todas las batallas en una encarnizada lucha, y con la ayuda de nuestro mayor líder, nos hacíamos dueños de la zona 6, mientras manteníamos la incertidumbre en los demás frentes.
De pronto una comunicación de Halcón 5, nombre clave del capitán de escuadrón destinado en la zona 5. El enemigo había sacado unas tropas que hacían casi imposible la victoria. A la vez, noticias de la zona 2 comunicándonos su rendición sin condiciones. Habíamos perdido otra localización.
Llamé urgentemente al Estado Mayor y solicité lo que pensé que nunca solicitaría. Al poco rato sonó mi línea privada en la sala de control. Tenía la sensación que aquella llamada definiría la guerra. Tras unos segundos de intenso silencio, en el que el aletear de una mosca hacía eco en las paredes de la sala colgué el teléfono. Fui subiendo la cabeza y miré a todos mis hombres que me observaban impacientes, deseosos de noticias, esperanzados unos, cabizbajos otros.
“Tenemos la zona 5” – dije y empecé a reír – “El enemigo se ha rendido, todo ha terminado”
La algarabía, los gritos, las risas y felicitaciones no me hacían olvidar lo que había tenido que hacer… Solicité al Estado Mayor que uno de nuestros espías en el bando contrario buscara al eslabón más débil y lo corrompiera para que se viniera con nosotros, no fue fácil según me informaron, pero fue el elemento clave para ganar la zona más importante en litigio.
Perdimos hombres, que lucharon con valentía y pasión.
Hubo desertores que no podrán volver a mirarse al espejo para llamarse a si mismos hombres.
Perdimos cuatro batallas importantes…. pero ganamos la guerra.
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