LUGAR: Club
Da2, Madrid.
GIRARUEDAS:
Jsper "el Juanito Oiarzabal de los templos" y
Stoicakovic "lo importante es participar". Como estrellas invitadas el dummy
Versus y el dummy silencioso (AKA Rajoy).
TIEMPO DE JUEGO: 50 minutos, ¿Quién dijo AP?
ANTECEDENTES: Después de empezar la tarde con un
Tzolk'in a 3, acabada esta partida nuestro compañero y amigo Jariego tenía que irse a las 19:00.
Jsper y yo después de meditarlo mucho, decidimos darle a la tarde un toque diferente, fresco, afrontar nuevos retos, hasta el infinito y más allá. Sí amigos, decidimos jugar un... ¡
Tzolk'in a 2!, ¡a lo loco!
-¿Doctor, estoy enfermo?, sólo veo ruedas que giran y giran y giran y giran...
- No, mi querido mueve cubos, padece usted Tzolkinismo, le pesa mucho un huevo y el otro lo mismo...
Decir que este maravillo juego me ha descubierto el concepto de los dummies. Ante la imposibilidad de
Versus para acudir a la llamada titánica, le sustituimos por el dummie rojo con excelentes resultados. Bebe menos y no tiene AP. No descarto sustituir por dummies a todos mis amigos y familiares...
Aquí podemos observar a Dummy Versus totalmente concentrado.Da comienzo la partida y toca elegir losetas. Tic, tac, tic, tac, estos momentos de AP están patrocinados por
Los Titanes del AP © ...
Vi la loseta de avance en la tecnología de arquitectura y me dije “adelante, que tú puedes, demuéstrales lo que puede hacer un maya ateo”. Nuevamente me disponía a demostrar que se puede ganar a este juego sin basar tu estrategia en los dichosos templos. Me decidí a llevar hasta el extremo la tecnología de construcción cual pocero maya. Eso sí, adopté la misma actitud que España respecto al I+D e invertí cero recursos en avanzar, aprovechando todas las losetas de edificio que afortunadamente salieron y permitían el avance por la patilla. Con esto fui consiguiendo maíz gratis, 2 puntillos extras de vez en cuando y al final hasta pude percutir los 3 puntos que dan a cambio de un recurso un par de veces.
Jsper, por su parte, desarrolló la partida con el clásico sándwich mixto de calaveras y templos aderezado con un monumento.
Puso un par de calaveras por las que sacó 20 puntos y aumentó su familia de huevones hasta 4. Si mal no recuerdo consiguió alimentar uno para siempre y los otros 3 sólo le comían un petit suit a la hora de la mandanga. Por mi parte me planté con los 3
workers iniciales y gracias, no daba abasto. Quería dedicarme a talar los bosques como un poseso para acaparar madera y así poder llevar a cabo mis planes de dominar el juego a base de construir de aquí a Seseña. Además le tenía echado el ojo al monumento que te da 4 puntos por loseta de madera.
A media partida me pude permitir comprar el monumento chulo que viene con la mini expansión, que te da 13 puntos de victoria y 13 maíces. La idea era comprar el monumento maderero cerca del final con todas las losetas de madera que se acumulaban en mi jardín.
Mis 15 minutos de fama.Pero claro, mientras, Jsper iba trepando en los tres templos como Ignacio González en la Comunidad de Madrid y los ganaba por la mano. Todo pareció acabarse cuando faltando unos dos turnos compró la loseta de percutir
one more time todas las puntuaciones templarias (menos las bonificaciones claro).
Mientras agarraba la loseta, Jsper tenía los ojos en blanco y balbuceaba cosas sin sentido en alguna lengua extraña.Y en el último turno sucedió todo. Jsper acababa primero, tenía todos los trabajadores fuera y sólo podía poner cual gallina. Entonces pronunció
ESA frase que me perseguirá el resto de mi vida, junto con "Opere su fimosis", "Ya verás que fichaje,
Prosinečki es el mejor jugador de Europa" y "Estará cuando esté". El bueno de Jsper dijo: "Bueno, voy a poner un par de trabajadores, total no pierdo nada", así fue, sólo pagó un maíz. El eco de su frase rebotó contra las paredes del club y en algún momento me pareció oir un trueno a pesar de que hacía buena tarde.
Llegado mi turno levanto un queco de los dos que tenía y avanzo en la tecnología para ganar 3 puntitos a cambio de una madera. Con el otro, echo cuentas y en vez de comprar el monumento de cuatro puntos por fichas de madera, que me daba 16 puntos, elijo la opción de comprar dos edificios. Uno me permitía subir 2 peldaños en el templo amarillo más cuatro puntos, y además igualaba a mi rival. El otro, un peldaño en el templo marrón y otro en el templo verde y, de nuevo, igualar a Jsper en el templo verde. Ganaba 10 puntos en templos más el bonus de 2 puntos de la tecnología de arquitectura, más un orito que me ahorré (un punto más para el final) de unos de los edificios, gracias de nuevo a la grandeza de mi tecnología. Y además lo que dejaba de sumar Jsper al quitarle la mayoría de los templos amarillo y verde, ¡Atención al combo!
Aun así, con todo, me quedé a cinco puntos (65-60) y llegó el momento del mercadeo final con los recursos. Jsper suma su basurilla y obtiene 3 puntos (68-60). Entonces me toca a mí, que había acumulado materiales cual poseedor del síndrome de Diógenes, empiezo a sumar y... ¡tengo 8 puntos, sobrándome 2 maíces!. ¡EMPATE a 68!.
Sí, niños y niñas, empate y pierdo por aquellos dos tarugos que colocó Jsper como si no fuera con él. O por dos maíces más que hubiera juntado, o por un pírrico material más. En fin, tremendo, brutal. Como caballeros que somos, muy educadamente los dummies y yo felicitamos al señor Jsper por su victoria y cada mochuelo a su olivo.
CONCLUSIONES: Jugamos como nunca y perdimos como siempre, tanto nadar para morir en la orilla, más vale templo en mano que monumentos volando, a quien buen templo se arrima buen bonus le cobija, etc, etc. Además decir que el juego tira muy bien a dos y se tarda nada en jugarlo.