Diez de la noche, 14 personas en el salón de mi casa, todo parejas, siete chicas y siete chicos, sin armar mucho revuelo me levanto, las conversaciones son fluidas, todos hablan de todo y con todos, acabamos de cenar, las plazas de sofá se hacen caras y los puf no dan mas de si, dos en el suelo, sobre mi alfombra... me levanto, salgo de la habitación y vuelvo con una caja grande amarilla, lo de grande es un decir pero a ojos de mis amigos la caja es grande, algunos me miran y pocos se acercan solo tres curiosos se aproximan a la mesa del comedor, abro la caja, y comienzan las risas, los tres curiosos se ríen, y yo les acompaño. Era la primera vez que abría esa caja delante de ese grupo de amigos, solo uno de ellos conoce mi afición por este tipo de juegos, realmente mi afición es a reunir a mi gente alrededor de unos elementos que les hagan pensar.
Continúan las risas cuando saco todos los trozos de madera pintados con colores vivos y los reparto entre los cuatro,... a estas alturas todos habréis reconocido al Villa Palletti como centro de todas risas. Risas que posteriormente se transformarían.
Explico las sencillas reglas, distribuimos los pilares cada uno su color, bajo la advertencia que luego se sortearán los colores y nos podrá tocar cualquier barbaridad que coloquemos. Primeros nervios, aquí me pregunté cual era nuestra edad, también aparecieron las primeras miradas desde la zona de conversaciones. ¿ Que es eso que tramáis? Fue una de las tímidas primeras muestras de interés.
Ya se pone el primer piso, empieza la acción, el gancho sirve para rascarnos ya lo se pese a ello la gracia de “ esto es para rascarse.... “ aparece un par de veces, nadie sospechaba que se convirtiera en una herramienta IN DIS PEN SA BLE para lo que nos esperaba. Sacamos los primeros pilares y los colocamos arriba, solo un par de sustos y cada vez mas la tensión es mas perceptible, ya son tres las personas que nos observaban desde el salón. Rematamos la jugada y colocamos la segunda planta, ya no veo tantas sonrisas entre mis amigos, y los pulsos se ponen a prueba en cada pilar. Tres pilares soportan la primera planta y tres quedan en la segunda. Ya está todo listo para el tercer piso, cada vez menos espacio, cada vez menos estabilidad, pero se veía compensada por una mayor concentración de mis amigos, y que os voy a contar de lo que pasaba en el salón, las conversaciones eran lo menos importante, todo el mundo se preguntaba que era esa torre que estábamos levantando.
Quince minutos después los tres jugadores estábamos de pie, afrontando nuestras ultimas proezas arquitectónicas, y de las diez personas del salón ocho estaban alrededor nuestro y las otras dos desde la distancia decían que no podían ni mirar. Todos hacíamos gestos, y suspirábamos cuando alguien conseguía quitar un pilar y ubicarlo en el piso superior, llegamos a colocar todos los pisos, y al final no recuerdo quien derrumbó la torre, nos hizo gritar a todos y por fin pudimos soltar el aire, ese aire que durante un buen rato todos contuvimos, fue genial, cuatro personas jugando y diez en tensión, todos pendientes , todos preguntándose de donde había sacado eso, mi Villa Palleti... nunca te dejaré, siempre te agradeceré aquel momento. Gracias
Saludos
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