Seguimos con los ratos libres en el curro con las reseñas de juegos que quien más quien menos ya conoce o almenos ha tenido ocasión de probar. En este caso le toca a A través del desierto de Reiner Knizia.
En cierta ocasión a Knizia le preguntaron cuales eran sus tres juegos favoritos. Entre ellos mencionó A través del desierto porque lo entendía como un paralelismo o alegoría de la vida, donde todo no se puede abarcar y había que realizar (a veces difíciles) elecciones. Quien conozca algo más de la vida del doctor sabrá que en cierto momento se enfrento a la dura decisión de elegir entre continuar su intachable carrera en una empresa a nivel internacional, o dedicarse a tiempo completo al diseño de juegos de mesa. Por fortuna para nosotros, ya sabéis qué camino tomó.
Se podría decir que la toma de decisiones y los recursos limitados son comunes en cualquier juego que se precie. Sin embargo, en A través del desierto son la pura esencia del juego, y simplificando, se podría decir que es para lo único que parecen hechas sus mecánicas.
En cuanto al sistema de juego, como ya se ha dicho en muchas ocasiones, recuerda bastante al Go. Es en realidad un abstracto con el tema totalmente pegado, que no obstante y gracias a su agradable aspecto y componentes, puede atraer con facilidad a jugadores no habituales. Su aspecto simpático y sencillo podría atraer incluso a los niños, pero irónicamente, para aquellos jugones que miran por debajo de la apariencia, este juego es a la vez un autentico "brainburner".
Según me han comentado otros jugadores de mi grupo a los que no ha terminado de convencer, el problema esque puede sentirse como un juego "descafeinado". En realidad, no hay acciones entre las que elegir, y los turnos se limitan, uno tras otro, a colocar dos camellos. No tiene la propiedad de abstraerte en el tema, y eso tampoco ayuda. Soy capaz de ver estos defectos (si esque realmente puede llamarseles asi, pues de ellos también podrían pecar grandes juegos tácticos como el ajedrez), pero creo que los jugadores que opinan así no han llegado a captar la auténtica esencia del juego, a sentir la tensión al devatirse entre una opción y otra al colocar pieza cuando la partida va llegando a su fin.
En resumen, me parece un juego imprescindible. Apasionará a los jugadores de abstractos, y a los analíticos. Y creo que también gustará a los que disfrutan con juegos más sencillos, pues se trata además de un excepcional caso de "abstracto con piel de cordero".