Que si lo comparo con los parques en los que me crié con piedras como suelo, columpios de hierro oxidados en los que te podías subir a 3 m de altura sin ningun problema y con los mayores de 16 que venían a canearte sin reparo, lo de hoy es el paraíso de la seguridad
(Mi primer jefe decía que para hacer la evaluación de riesgos más completa, uno tenía que soltar a su propio hijo por la fábrica y en un rato habría detectado todos los riesgos... y ahora puedo dar fe que es así.)