Star Realms: Vicio a dos jugadores durante semanas. Partida tras otra, tras otra, tras otra. Cuando se pasa el hype del juego nuevo de vez en cuando te acuerdas y nunca dices que no.
Dominion: Empiezas poco a poco, jugando de forma conservadora pero, a la vez, si lo sacas a mesa, la cosa no puede quedarse en una sola partida. A la larga es un amigo constante al que nunca sabes muy bien cómo dominar. Es cierto que el setup te marca el mercado, pero las cartas que llegan a tu mano siguen siendo víctimas del dios de la probabilidad. Y cuando empiezas a pillarle el truco a las cartas claves si se juntan X e Y, te compras una expansión, UNA SOLA, y el número de setups distintos que puedes formar se multiplica exageradamente, por no hablar de las estrategias a tomar. Imagínate si te compras más de una expansión...
Todo esto dicho, yo tengo los dos, y a los dos los quiero con toda mi alma. Y es verdad que he echado más partidas al star realms (también es un recurso genial en el móvil), pero Dominion es mucho más cambiante y te abre más posibilidades de variación de estrategias.
En fin, que tú verás...