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Antonio Carrasco

Imperios y Bárbaros - un comentario
« en: 12 de Octubre de 2019, 21:58:15 »
Los años me han vuelto exquisito. Tanto leer sobre los mismos temas significa que cada vez es más difícil que lea algo nuevo que me impresione. Aunque por formación soy lo que en la universidad española se llama “contemporaneísta” —falso: el siglo XIX no es contemporánea— mi vicio es la Antigüedad tardía o, como escribe Soto Chica recordando como se llamaba antaño, la Época Oscura —o los Siglos Oscuros—, y que grosso modo se extiende desde el siglo V hasta el siglo IX E.C.   

Es un período enormemente complejo. Primero, porque las fuentes literarias fuera del imperio romano de Oriente —vulgo, Bizancio— se vuelven escasas; imaginad como será la cosa que las vidas de santos, las hagiografías, y los poemas épicos se convierten en las principales fuentes escritas disponibles que son contemporáneas de los acontecimientos. Existen crónicas tardías, que pueden ser, en ocasiones, recopilaciones de crónicas anteriores perdidas. También la ocasional carta diplomática y, con suerte, algunas colecciones documentales administrativas. Y ya. El resto hay que imaginárselo a partir de contrastar los hallazgos arqueológicos con la escasa literatura disponible.
¿Es posible escribir un libro acerca de la guerra en la Antigüedad tardía que esté bien documentado, firmemente anclado en la evidencia disponible, y con tanta información que podrías leerlo cien veces y descubrir algo nuevo en cada ocasión? Me imagino la respuesta: rotundamente, no. Pero ¿Y si además ese libro del que hablo abarcase cuatro siglos de historia y un espacio geográfico que va desde la Britania del semi-mítico Arturo hasta el río Amarillo? Me diríais: anda, majete, vete a tomar la pastillita, que chocheas. Ojo, que antes de leer el libro de Soto Chica os habría dado la razón, pero para mi absoluta (y agradable) sorpresa, Soto Chica no sólo lo consigue, sino que también ha logrado ¡¡Qué se lo publiquen!! Y eso, amigos míos, sí que es sorprendente.

Todo hay que decirlo, el autor es uno de esos hombres que no se amilanan fácilmente. Era militar y ese es un trabajo en el que si tienes un accidente no suele ser un dedo torcido al teclear mal el “enter”. A José Soto Chica le estallaron unos explosivos en un accidente: se quedó ciego y perdió una pierna, lo que le obligó a retirarse del Ejército. Cualquier otro tipo se habría deprimido y estaría aburriendo a las ovejas con sus pesares (yo me habría pegado un tiro). Soto Chica, no. Aprendió braille, se sacó la carrera de Historia y ahora es doctor en historia medieval, profesor en la Universidad de Granada e investigador del Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas ¡Ahí es ná!
 
El libro es ambicioso. Cubre, como os contaba antes, cinco siglos de historia, y desde el Atlántico tardorromano hasta el Pacífico. El detalle es meticuloso, a veces hasta el extremo. Ahora bien, si queréis saber cuantas plumbatae llevaba un soldado romano de los limitanei en la frontera riparia del Danubio en el siglo V, cuánto pesaba cada uno de los dardos, y, lo más importante, cómo los utilizaban tácticamente -y su eficacia, claro está- lo vais a encontrar en el libro de Soto Chica. Si me diera por diseñar batallas de la Antigüedad tardía tendría su Imperios y Bárbaros como mi libro de cabecera.

¿Es perfecto? No, no lo es. Es un libro denso. El estilo literario es a veces pesado -menos cuando habla de su amadísimo Bizancio, que se nota que le gusta más que a un tonto una tiza y se inspira-.  Es un libro que al lector ocasional no le va a gustar (a los que somos unos fricazos, en cambio…)

Eso sí, en mi humilde opinión, creo que podría ser más crítico al usar las fuentes romanas, en especial a la hora de explicar al lector la conexión entre literatura, tradición e historia que permea todos los textos históricos romanos. Los historiadores romanos no buscaban contar la verdad de los acontecimientos, al menos no en el sentido que nosotros lo entendemos. Para ellos, existían una serie de normas, de arquetipos, inmutables que el historiador -recordemos que la Historia era una de las bellas artes, en el mundo clásico- trata de percibir en los acontecimientos que relata y hacerlo de una forma que sea hermosa y, al mismo tiempo, reveladora de su erudición; y nada mejor para conseguirlo que salpicar tu obra de referencias a la “alta literatura”, esto es, la Iliada, la Odisea, la Eneida, en ocasiones hasta el extremo de copiar verbatim párrafos enteros o disfrazar, escasamente, a los personajes de aquellas y hacerlos pasar por otros contemporáneos al autor. Creo que Soto Chica, en ocasiones, le da demasiado peso a un testimonio literario que es, como mínimo, sospechoso.

En fin, y no me enrollo más: que os lo compréis, lo robéis o se lo pidáis prestado a un colega. Si os gusta la historia, la hardcore, os va a encantar.

Referencia bibliográfica:
José SOTO CHICA, Imperios y bárbaros. La guerra en la Edad Oscura Madrid; Ed. Desperta Ferro, 2019.

PS: de vez en cuando iré posteando alguna reseña de libros de historia que me hayan llamado especialmente la atención. Espero que alguien lo encuentre interesante.
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