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kaikus

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Sesión 'Dungeon Lords'... al Estilo Kaikus ;)
« en: 20 de Abril de 2011, 11:59:56 »
En primer lugar, pedir disculpas a todos por la inconclusa Odisea Gálaxy Trucker, que dejé abandonada hace ya muchos meses. Espero volver a retomarla pronto, con nuevas aventuras. Como adelanto, una imágen de nuestros aventureros al encontrar una nave abandonada...



Le aviso que, como siempre, es un montaje, que incluye redimensionados y demás. A ver si averiguan de que juego es la nave (originalmente del tamaño de los mismos astrocamioneros, y de un triste gris, que he aumentado y pintado digitalmente)







Y ahora, a lo que íbamos...

Hace un par de días volví a echarme una partida a mi querido Dungen Lords. Nuevamente, fue una partida introductoria, en la que mostré el juego a otras personas. Y me pasó con él lo que otras veces: un sabor agridulce. Al tratarse de la primera partida, la gente se encuentra algo desorientada, y la diversión se diluye en los entresijos del análisis-parálisis, los intentos más o menos fructíferos de abarcar todas las posibilidades y en esa extraña sensación de estar algo perdidos. O sea, que este juego que, precisamente, está pensado para DIVERTIRSE mientras se desarrolla la partida (si no, leeros el desternillante libro de reglas), especialmente en los combates (que, si se puede, se deberían ‘rolear’ un poco, o, al menos describir o imaginar) termina convirtiéndose en un silencioso e intenso ejercicio de puro cálculo.

El más claro ejemplo de todo ello fue la MASACRE que montó uno de los jugadores. Tras un primer año desastroso en el que el último miembro del grupo, un ladrón, se le coló 'hasta la cocina', se ventiló a un party de segundo año DE UN PLUMAZO. La verdad es que al principio no contabilizó bien los ataques, y quedó un aventurero vivo. Solo un momento después, cuando ya empezábamos a revisar como le iba a los héroes de la otra mazmorra, se dio cuenta de que tenía una comida extra sin contar y cayó en la cuenta de que, con ella, vencía a TODOS en el primer asalto. Todos los demás miramos, y asentimos. “Si, vale, de acuerdo, los vences”, y seguimos a lo que íbamos. ¡No disfrutamos de ese gozoso momento!¡No lo felicitamos en su justa medida por tan increíble logro!¡Que pasada!  :o :o :o

Para subsanar tan tremenda falta de cortesía, relatamos, como se debe, lo que ocurrió ese día, en aquel lugar.





Era una mañana de finales de otoño. Una mañana no especialmente oscura, a las puertas de una no especialmente ominosa mazmorra.

Allí aguarda lo que, a todas luces, parece un grupo de héroes de lo más típico...

- ¿No creen que ya va siendo hora de entrar a echar un vistazo? - comenta Gronan, el Bárbaro. - ¡Se me va a oxidar el hacha!
- Yo me quedaría aquí fuera un ratito más – replica un pequeño hombrecillo, enjuto, apoyado en un gastado báculo. Le tiemblan un poco las piernas, aunque no podría decir si es por el miedo o por el frío del vecino invierno que se cuela bajo su leve toga de clérigo.
- No seas tan gallina, Álastar, Y tú no te preocupes tanto por tu arma. Ya esta suficientemente deteriorada. Oxidada por el desudo y mellada porque, cuando la usas, lo haces mal. No sabes cuidar de tu equipo.

El que habla es Baelos, el ladrón del grupo. Un buen trampero nunca puede faltar en una compañía que se precie, estando como están de plagados túneles y mazmorras. Baelos fue el primero en llegar al lugar, a principios de la pasada primavera (aunque, como siempre, cuando se presentó el guerrero cargado de músculos y testosterona se empeño en reclamar el puesto de líder en cabeza). Se había pasado todo el invierno anterior recabando información, antes de decidirse, de entre las cuatro mazmorras cercanas, por aquella ante cuya entrada se hallaban. Lo que le había terminado de convencer fue el relato de un colega suyo que, el año precedente, había sido el único superviviente de su grupo durante la exploración de ese antro de maldad. Contaba con el mapa esbozado de una buena parte de sus galerías, lo que le daba cierta… confianza.

- Bueno… - insiste Gronan, con impaciencia - ¿Entramos, damiselas?
- ¿No deberíamos esperar a Ordun, el Paladín Adalid del Bien y Todas las Cosas Buenas y Hermosas? Puede ayudarte a en el combate, a Baelon a desactivar trampas, y a mi con eso de restañar cortes y heridas…
- ¡NO!
- Bueno… si me lo pides con cortesía…

Gronan agarra con un brazo la muñeca de Alastar, mientras con su otra empuña su Gran Hacha de Batalla. Con una patada derriba la desvencijada puerta del calabozo y se adentra en la oscuridad, arrastrando tras de si al asustado clérigo.

- Me encanta la cortesía de estos guerreros… - suspira Baelos, y se apresura a seguirlos.

A medida que baja los escalones, sus ojos se van acostumbrando con insólita celeridad a la negrura. Recortadas a la tenue luz que llega desde el fondo, unos escalones más abajo ve las siluetas de sus dos compañeros. “Que raro”, piensa. Al cabo de un momento cae en la cuenta: deben de ser las inevitables antorchas encendidas que adornan todo calabozo que se precie, encendidas, esperando, como siempre, la llegada de los héroes.

Al llegar al pasillo que comienza al final de la escalera su sorpresa es mayúscula. ¡No hay antorchas! La luz que le llega es la que se derrama desde arriba por multitud de aberturas en el techo del pasaje. Todo se encuentra en un estado derruido y lamentable. Hasta donde alcanza la vista (y con tanta claridad, alcanza muy, muy lejos) el túnel continúa en línea recta, con ligero desnivel, en ruinas. Los escombros se acumulan en montones, pegadosa la pared, a lo largo del recorrido, fruto de una apresurada limpieza.

- ¡Vaya fiesta montaron Katanos y su equipo! – exclama el ladrón.
- ¿Quién? - Alastar ha aprovechado que Gronan necesita de ambas manos para ponerse en guardia con su enorme hacha para escabullirse detrás de Baelos, y desde allí, asomándose tímidamente tras su espalda, mira inquisitivo y receloso.
- ¡Oh, nadie! El tipo que saqueó esto el año pasado…
- ¿Ya han saqueado esto? – Gronan baja su arma, con gesto molesto.- ¡¿Qué ya lo han saqueado!? ¿Y tú lo sabías, cabrón?¡¿Para que narices me he pasado medio año esperando?!
- Pues, precisamente, a que los habitantes de este antro tuvieran tiempo de reorganizarse y reponer riquezas, idiota. Si te fijas han adecentado un poco el lugar. Y, si miraras con mayor atención, notarías que, aquí mismo, a la derecha, hay una puerta NUEVECITA. No aparece en los mapas de Katanos…

A Gronan se le iluminan los ojillos avariciosos.

- ¡Eso es otra cosa! – espeta - ¡Oro!¡Diamantes!¡PX! – grita con alegría.

La adrenalina empieza a recorrer su cuerpo en un torrente incontenible. Se gira hacia la puerta y se apronta para entrar.

- Un momento – dice Alastar - ¿No habrá Dragones, no?¿O Demonios Astados? Con los vampiros no tengo ningún problema, pero es que, esos dos… Especialmetne los Dragones. No tengo pomada para las quemaduras…

Gronan está exultante ante la inminente batalla. Ignora por completo las súplicas del clérigo.

- ¿Quién quiere vivir para siempre? – sonrie con sorna mientras prepara su hombro para cargar contra el macizo portón de madera recién instalado.
- ¿Yo? – susurra quedamente Alastar mientras levanta tímidamente un dedo

Gronan aulla mientras se lanza contra la puerta. Esta cede al empellón, girando sobre sus goznes en un silencio más amenazador que cualquier chirrido. El guerrero entra dando alaridos, seguido por los pasos furtivos de Baelos. Alastar lo hace después, muy, muy callado.

Nosotros no entramos. No seguimos a nuestros heroes, si no que nos quedamos fuera, expectantes. Desde el pasillo, el dintel de la puerta abierta enmarca un cuadrado de sombra, oscura y opaca, que amortigua el ruido de los pasos de nuestros aguerridos aventureros, allá, adentro. Por un momento, calma… De pronto restalla el sonido de cuerdas y resortes. Los gritos casi inhumanos de nuestros amigos se mezclan con los alaridos y rugidos de algo que, seguro, no forma parte de la humanidad. Entrechocar de armas y miembros. La cacofonía de carne, piedra y metal solo dura un instante. Luego…, un silencio aún mayor que el precedente. Al cabo de un momento oímos unos pasos que se acercan desde la lobreguez hacia la puerta, levemente desvencijada por culpa del bárbaro. Una enorme garra la recoloca en sus bisagras, y comienza cerrarla lentamente. Al final, en el último momento, antes de cerrarse por completo… chirría.

Solo un poco.



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--EPILOGO------------------------------

Mientras, a unos pocos metros por encima, y a muchos kilómetros de distancia, Ordun, el Paladín Adalid del Bien y de Todas las Cosas que Son Buenas y Hermosas, sentado en un tocón junto a una tienda de campaña austera pero impecable, calentado por un fuego de Llamas Puras, abandona por un instante su meditación. Levanta la cabeza y parece otear el horizonte, en dirección a la mazmorra de nuestros héroes. Aguza el oido, y su nariz aguileña intenta captar hasta el más leve hedor del Mal. Tras escudriñar por un instante, vuelve a bajar la cabeza

- No, aún no…. No es suficiente

Y retorna a la labor de pulir y adecentar sus pulcras armas y armadura, a la espera de que un verdadero Señor del Mal, peligro inminente para todos los Seres Buenos, y Rival a Su Altura, requiera de su virtuosa intercesión.

Hay por ahí un tal Dark Lord Alejandro que promete...






¿Ven? ¿A que así sí que mola Dungeon Lords?

La próxima vez que jueguen, tómense el tiempo necesario en DISFRUTAR. Con calma... ¡y muchas risas!

¡Un saludo! 8)





« Última modificación: 20 de Abril de 2011, 12:04:18 por kaikus »

manolovila

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Re: Sesión 'Dungeon Lords'... al Estilo Kaikus ;)
« Respuesta #1 en: 20 de Abril de 2011, 12:51:59 »
Kiko, como siempre, excelente comentario!!! aunque la tengas cogida conmigo y lo juegas siempre que no estoy yo  ;D

Salud :) s
manolovila
Aunque parezca imposible, intenta llegar antes que la flecha. Mis Juegos