Juegos (y Jugadores) de Encefalograma Plano

La industria del juego de mesa actual hinca el diente en un tipo de juego cuyo público no es otro que el adolescente, habitual de los centros comerciales, los Mc Donalds, cibercafés y discotecas infectas. Son especialistas en degustar los juegos rápidos, cortos y de pocas reglas. Esos mismos que se editan a decenas cada semana. Si estuviéramos en EE.UU, aunque en España visto lo visto vamos por el mismo camino, lo que se lleva son los juegos parodia, juegos con un mecanismo de ridiculización y humor absurdo, y los juegos escatológicos o ética y moralmente incorrectos; llegados a este punto siempre me viene a la mente los juegos de Steve Jackson Games, con su Munchkin a la cabeza.

Se empeñan en afirmar, por activa y por pasiva, que los juegos de mesa están dirigidos a un público adulto. Pues sinceramente, no veo a mi padre de 60 años jugando al Zombies!, al Ninja Burger o al Fuzztoons, por poner uno patrio. Y así pasa con muchos; con la gran mayoría.

El consumidor de este tipo de juegos no tiene por qué conocer, de hecho me consta, ni siquiera los clásicos; Requiescat In Pace por Avalon Hill y sus juegos temáticos. Al consumidor de este tipo de juegos se le exige un nulo conocimiento previo de otros juegos. A perico o menganito se la trae al pairo quien haya diseñado tal juego, si es un juego de mayorías o subastas, que es el SdJ o si se ha fabricado en Tarrasa, Pekin o Ulán Bator. Al editor le basta con que forme parte de la «tribu del co», su cociente intelectual (CI) ronde el 85 (en el mejor de los casos), y tenga dinero fresco a principios de mes en su bolsillo antes de gastárselo en «pirulas» el fin de semana en la puerta de la discoteca de turno.

Poco a poco se van agotando las ideas, y cada vez es más sencillo encontrar un juego que se base en otro, o directamente lo copie sin ningún tipo de miramiento. Pocas veces aparecen o nacen mecanismos nuevos u originales que realmente aporten un soplo de aire fresco al mercado. Todo se resume en copiar hasta la saciedad. Y casualmente cuando aparece alguno no suele tener la repercusión de los otros, salvo en círculos cerrados en Francia y Alemania. Lo cuál da mucho que pensar acerca de los juegos que demanda la mayoría.

De algún modo, la dimensión excéntrica y marginal de los juegos de mesa ha quedado sustituida por una autorreferencialidad caníbal, que construye un microcosmos de copias, plagios y pseudo-clonaciones, incluso en ocasiones de sus propios juegos, que ya es el sumun. ¿Realmente es necesario disponer de 50 expansiones del Carcasssonne para poder disfrutar del juego o con el básico es más que suficiente? ¿Cuántos catanes se han publicado desde la salida del primero y original en 1995? ¿Cuántas expansiones del Munchkin se pueden llegar a idear? ¿Cuántos mapas diferentes se pueden hacer para el Age of Steam? ¿Cuántas expansiones para el Battlelore o el Command & Colors pueden llegar a sacar? Bienvenidos a la maquinaria de los juegos de mesa. Disfruten de la industria del juego y su maquinaria pesada. La cosa no consiste en hacer buenos juegos sino en hacer juegos comercialmente rentables; y si uno funciona hay que rentabilizarlo hasta la saciedad, hay que ordeñarlo hasta que la vaca no de más leche o la gallina no ponga más huevos de oro. Es ley de vida.

Ya no se trata, pues, de imitar a otros juegos mientras se le homenajea aportando a la vez algo nuevo. Los juegos actuales han desterrado para siempre la creatividad en pos de la rentabilidad. Más allá de su nula calidad artística de muchos de ellos, nos ha tocado vivir tiempos difíciles. Ahora que parece ser que los juegos de mesa están en alza en España habría que ver que tipo de juegos son los que demanda el aficionado medio, y si la industria va a ser capaz de retroalimentar a esos caníbales orgiásticos o acabará autofagocitándose a sí misma entre sus propias heces y vómitos. ¿Cuántos Munchkins se pueden sacar en España antes de que el mercado explote? ¿5, 10, 50? EE.UU. ronda los 300 millones de habitantes; en España, después de la última avalancha de inmigrantes, rondaremos los 44 millones. ¿Podremos mantener el mismo ritmo de publicación de este tipo de juegos? ¿Qué es mejor un juego de 60 EUR o tres de 20 EUR? El tiempo lo dirá.

Muchos de estos juegos están llenos de patadas en el estómago, excreciones y humillaciones sexistas, racistas y homófobas; incluso algunos han tenido que poner una pegatina en su portada «solo para mayores de 18 años». No habría que tomarlos demasiado en serio si su insistencia no fuera porque son el signo de una devastación y defenestración ideológica de la sociedad en qué vivimos, y lamentablemente lo que nos espera con las nuevas generaciones. Eso sí, algo tengo muy claro, la culpa no la tienen los adolescentes, la tienen sus padres y sus educadores.

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