El Ludomatón: Hollyhock

El Ludomatón

Hoy entrevistamos a Hollyhock. Comenzó con este sano vicio desde pequeño, cuando quizá por el hecho de no tener consola, pese a gustarle los videojuegos, solían regalarle juegos de mesa del tipo Misterios de Pekín, Los Fraguel o Crossfire (el juego donde gana a quien no se le encasquilla la maldita pistola de bolas).

Después llegaron los juegos de rol, que le acompañaron durante toda EGB, hasta que el grupo se medio quebró con la llegada de Magic en 3º edición, esos tiempos dorados cuando las tierras dobles tocaban en los sobres. Lo dejó cuando empezó a resultarle tremendamente caro para meterse en Warhammer 40K (que si lo piensas, era más caro todavía) y seguir echando alguna partida de rol esporádica. Cuando empezó a conocer los juegos de mesa (Catán, Illuminati, Machiavelli…) dejó aparcadas las miniaturas, y al poco sus 10.000 puntos en Eldars terminaron en eBay. Y desde que empezó mis estudios universitarios, dejé de tener tiempo para RPGs.

Como no sabe pararse quieto, siempre ha tuneado sus juegos. Se inventaba cartas de Magic, conversionaba sus miniaturas de Warhammer o inventaba reglas alternativas para los que no funcionaban. Normalmente nadie quería jugar sus versiones, porque muchos pensaban que buscaba ganar ventaja con reglas nuevas.

La idea de inventar juegos nuevos la hea tenido desde siempre, pero no empezó a tomárselo medianamente en serio hasta que descubrió las fundas de cartas coleccionables: ese invento maravilloso que permite fabricar una carta por tí mismo (imprimiéndola en papel y metiéndola en una funda) de una forma sencilla y barata.

Así que, además de empacharse fabricando «Print & Plays», de los que es fan incondicional, y diseñar Teto: Card Game, empezó a hacer sus pinitos como diseñador indie, que han culminado con un proyecto del cual está bastante orgulloso: http://www.sinpagames.com (Vera Discordia).



1. El juego que te hizo descubrir el gusto por los juegos de mesa.

Colonos de Catán me abrió la puerta de los «juegos besekeros». Antes de ese, jugaba a juegos coleccionables (Magic, Jyhad, Warhammer 40K) y conocía los juegos de cartas de Steve Jackson (Illuminati, Chez Goth, Munchkin), e incluso algún juego largo diplomático (Machiavelli). Lo que me enganchó del Catán era que la estrategia pesaba más que la suerte o el amiguismo con el resto de jugadores. Algo que empezaba a echar de menos en el resto de juegos.

2. El juego de mesa más perfecto de la historia.

El juego perfecto está aún sin publicar, no creo que exista. Mis juegos favoritos siempre tienen algo mejorable.

Supongo que esta pregunta deja un poco «a huevo» el contestar que un clásico atemporal tipo Go o Ajedrez. Pero a mí, el Navia Dratp me motiva mucho más que el ajedrez, así que voy a decir: ninguno.

3. El último juego que te ha entusiasmado y no te deja dormir por las noches.

Me pasó con Dorn. Me llamó el aspecto retro de este mazmorrero y conseguí motivar a un grupo de besekeros para traducirlo del checo al castellano. Me fui hypeando a medida que lo traducíamos, y cuando finalmente lo jugué, me gustó mucho y le escribí reseña y hasta sesiones.

Lo sigo jugando una vez al mes, casi siempre la partida sale larga, intensa y emocionante y nos deja muy buen sabor de boca. Mejor así, porque si lo jugásemos más a menudo, correríamos riesgo de quemarlo.

4. Un juego de mesa para regalar.

Para familia o amigos no jugones, Ciudadelas o Hive (La Colmena). Para jugones, cualquiera (el último que regalamos fue un Descent básico).

5. Un juego de mesa que siempre debe llevarse de viaje.

Cuando viajo no suelo llevar ninguno, pero casi siempre llevo encima algunas de las copias gratuitas de Teto: Card Game que me dio la editorial. Si me encuentro a un conocido, se la puedo regalar.

6. El juego de mesa perfecto para hacer amigos.

Cualquier ameritrash o euro competitivo. Los euros abstractos de gestión suelen ser puzzles solitarios donde la gente juega callada. En los ameritrash, el conflicto genera situaciones divertidas (puteo, puñaladas, golpes de suerte) que al final consiguen generar colegueo. Por ejemplo, Lifeboats.

7. El juego de mesa que odias que te guste.

Barba*Rossa y El*Alamein. Es un fastidio que el juego sea tan bueno pero no puedas sacarlo en depende qué círculos sociales. Lolitas nazis sexys son demasiado para según qué personas.

8. El juego de mesa más rancio o cutre del mundo.

Fuzztoons. El «diseñador» es un tipo que dibuja un cómic guarrete al que le ofrecieron sacar un juego con sus dibujos. Debió ser su primer diseño, y claro, hizo la cutrez que hacemos todos en nuestro primer diseño: plagiar al 90% un juego que nos gusta (en este caso, Ninja Burger) y rellenar el 10% con paja. Lo malo es que las reglas paja desequilibran lo poco que funcionaba de Ninja Burger, convirtiendo el juego en un despropósito. Si sumas a eso que los «chistes» que tiene son fieles al nivel del cómic (de «teta culo pedo pis», que le gustarán al público de su cómic, pero no es lo mío), el nivel de caspa del asunto supera con creces al de las películas de Chiquito de la Calzada.

9. El juego de mesa que te hubiera gustado diseñar.

Neuroshima Hex. Estuve diseñando un juego de mesa muy parecido, de naves que se jugaban a lo Hive, apuntándose con sus armas, pero no se me ocurrió una buena idea para iniciar los combates. Neuroshima lo arregla con losetas de evento que desencadenan combates.

10. El juego de mesa más chorra, pero más divertido.

Quicksand. Le hemos puesto mote a todos los personajes (nuestro favorito es el amarillo: «Tim al Curry») y somos capaces de pasarnos varias horas jugando partidas sucesivas.

11. El juego de mesa que no entiendes como puede estar en el top50 de BGG.

Dominion. Lo jugué y me dejó frío. Sabe muy abstracto, como dicen en la BSK, «no tiene alma». Creo que varios clones que tuvo después lo superaron con creces (Barba*Rossa y PuzzleStrike).

12. El juego de mesa que te gustaría ver publicado en español.

Summoner Wars o Dungeon Run. Los juegos ameritrash independientes nunca tienen opciones de ser traducidos, incluso si son buenísimos. Edge sólo trae cosas de Fantasy Flight, y el resto de editoriales sólo se preocupa de los euros. La excepción es Devir, pero aun así todos los ameritrash que trae son mainstream (Furia de Drácula, Juego de Tronos, Magestrom…)

13. Un juego de mesa descatalogado que te gustaría tener en tu ludoteca.

Magic Realm. He leído cosas muy buenas de este juego, y no me asusta que sea complicado. Me gustaría tenerlo incluso como print&play, pero me tira para atrás que esté en inglés, porque traducirlo me costaría muchísimo.

14. Un juego de mesa que marcó una época.

Jyhad. Cuando yo había dejado Magic por falta de fondos, mis compañeros roleros se aficionaron a Vampiro la Mascarada y empezaron a jugar a Jyhad en bloque, así que me vi arrastrado a jugar yo también. Me recuerda la época del instituto, cuando a todo el mundo le empezó a fascinar la moda gótico-heavy.

15. Un top ventas.

Ticket to Ride (Aventureros al Tren). «El de los trenes» triunfa cuando vienen visitas no-jugonas a casa.

16. Un juego de mesa en solitario.

Ninguno, no me gustan. Me gusta jugar juegos de mesa con gente. Cuando estoy solo, prefiero los videojuegos. Utilizo los juegos de mesa un poco para huir de los ordenadores, porque entre mi trabajo y mi ocio, estoy un poco saturado.

17. Un juego de mesa que es una pequeña joya por descubrir.

Navia Dratp. Un juego abstracto de información perfecta, que consiste en una variante del Shogi al que se le han añadido habilidades especiales. Todo con estética manga.

18. Un juego de mesa que cueste menos de 20 euros.

Neuland o Carolus Magnus. Originalmente costaban mucho más, pero hoy en día siempre se pueden encontrar de rebaja. Al principio son algo «secorros», pero como juegos son buenos. Por algo menos de 20 euros obtienes un gran valor.

19. Un juego de mesa que cueste más de 60 euros.

Starcraft. Un juego de «tipos sobre un mapa» (dudes on a map) a lo grande, editado en castellano (Edge, 80 euros), en el que el conflicto empieza desde el principio, y cuya partida no se eterniza: depende del número de jugadores, pero en 4 horas puedes acabar. Lo considero la versión «arcade» del Twilight Imperium III (mucho más largo, mucho más estático, muchos menos combates).

20. Un print and play.

Richelieu me parece un juegazo. Pese a que es un print&play gratuito, bonito y encima fácil de montar, nadie habla de él, nadie lo reseña. Hace poco reseñé por encima algunos print & play que merecen mucho la pena en  la BSK.

 

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