Pero en el mundo globalizado que vivimos donde le puedes mandar un tweet al Papa si lo deseas, cualquier cosa que llame la atención es sabido por todo el planeta. Y si está en boca de todo el planeta quiere decir que puede generar pasta... y si genera pasta habrá humanos que quieran hacer pasta con algo que está en boca de todo el planeta y que encima son (o eran) aficionados a ese hobby.
Cita de: elqueaprende en 22 de Agosto de 2022, 08:29:50 Pero en el mundo globalizado que vivimos donde le puedes mandar un tweet al Papa si lo deseas, cualquier cosa que llame la atención es sabido por todo el planeta. Y si está en boca de todo el planeta quiere decir que puede generar pasta... y si genera pasta habrá humanos que quieran hacer pasta con algo que está en boca de todo el planeta y que encima son (o eran) aficionados a ese hobby.No puedes mandarle un tweet al Papa. Recibe demasiados, no los lee él, utiliza subalternos que le filtran la información.La hiperabundancia de información obliga a las personas a utilizar filtros. El poder y el dinero está en controlar el filtro.Los aficionados a juegos de mesa utilizan canales de youtube para que les filtren qué juegos son interesantes y qué juegos no.Causa y efecto son al revés de como lo planteas, no está en boca de todos porque ya sea exitoso, sino que resulta exitoso si consigues ponerlo en boca de todos. Es un ejercicio de márketing. Y para ponerlo en boca de todos, no hace falta llegar hasta cada oveja, tan sólo hasta cada pastor.Las compañías pagan a los influencers para que influyan a su público. Viene implícito en el nombre. El negocio es primero crear entretenimiento de calidad para popularizarte y cautivar a un público, para después pastorear a ese público, cambiando tu foco o tu discurso según cuánto se te pague. No es que haya "conflictos de intereses", es que recorrer este esquema hasta el final y disfrutar de su viabilidad económica es directamente incompatible con ser honesto. Encontrarás honestidad en canales que aún están cautivando su público o canales altruistas que nunca aspiraron a ganar dinero y por tanto se han salido del esquema. Pero a veces es difícil saber cuál es cual. Por eso me resulta irrelevante debatir las motivaciones iniciales de los reseñadores que aspiren a ser influencers, prefiero pensar que son todas bienintencionadas. No creo que nadie empiece en esto pensando "qué ganas tengo de volverme popular para encasquetar truños a mi público". La mayoría ni se planteará esto, otros esperarán a crecer lo suficiente antes de lidiar con ello, otros pensarán que podrán buscar una fórmula anternativa que puentee el sistema, otros cambiarán tan gradual y sutilmente que ni se darán cuenta de lo qué están haciendo... Pero la tragedia seguirá ahí, esperando al final del trayecto.
Pero a veces es difícil saber cuál es cual. Por eso me resulta irrelevante debatir las motivaciones iniciales de los reseñadores que aspiren a ser influencers, prefiero pensar que son todas bienintencionadas. No creo que nadie empiece en esto pensando "qué ganas tengo de volverme popular para encasquetar truños a mi público". La mayoría ni se planteará esto, otros esperarán a crecer lo suficiente antes de lidiar con ello, otros pensarán que podrán buscar una fórmula anternativa que puentee el sistema, otros cambiarán tan gradual y sutilmente que ni se darán cuenta de lo qué están haciendo... Pero la tragedia seguirá ahí, esperando al final del trayecto.
Calvo, tengo un deja-vu , metiste el lagarto de la regulación en la cocktelera. Y bueno, como las posturas ya están claras no vuelvo al bucle
Cita de: Anshir en 22 de Agosto de 2022, 16:43:23 Calvo, tengo un deja-vu , metiste el lagarto de la regulación en la cocktelera. Y bueno, como las posturas ya están claras no vuelvo al bucle No es ese el tema, que como dices lo hemos tratado muchas veces y no va de eso el hilo, si lo he mencionado es porque es difícil hablar sobre las motivaciones e intereses de los reseñadores y no hacer alusión a la expectativa de monetización/profesionalización que hay detrás, o a que "el estilo" de ciertos medios en quién se inspira es en otros medios monetizados-profesionalizados.Justo ayer salía en un programa de TV un youtuber con cierto seguimiento que hace videos comiendo en restaurantes y haciendo lo que podría ser el equivalente a "reseñas". Le entrevistaban porque hace poco otro youtuber, de estilo más "macarra-provocador-cutre", había sido "viral" al provocar-presionar a un pequeño local para que le invitasen a una empanadilla, y querían saber su opinión, cómo les afectaba la imagen "mafiosa" que había proyectado ese otro youtuber etc. Ingenuo de mí, pensaba que el del canal de reseñas obtenía sus ingresos directamente de la publicidad de youtube o de otra publicidad que a veces metía en los videos (auriculares, aplicaciones web y chuflas así), o de instagram... y no. El tipo decía que él iba a los restaurantes y que él pagaba, pero que "algunos" de los restaurantes contactaban con él para hacer una promoción en ocasiones: "no sé si ahora puede ser el 70% de colaboraciones y el 30% no son colaboraciones, y otras veces el 50% o el 30%...". Es decir, que una parte importante de los videos (sin entrar en porcentajes) son en realidad videos que ha contratado el propio restaurante, aunque en todos los videos al final enseñe la cuenta e incluso el comprobante de pago.No sé si me estoy explicando: el youtuber, para generar credibilidad, paga la cuenta de una comida... en un resturante con el que previamente ha acordado unos "honorarios por el trabajo prestado".Claro que el "mundillo influencer de restaurantes" no es el de juegos de mesa, pero sería más que razonable pensar que una parte de los influencers lúdicos se "inspiren" en estos otros "comunicadores".
Con la exquisita forma de exponer situaciones con que nos tiene acostumbrado Calvo, no se me escapa que este no es más que otro tema recurrente en este foro (no es una crítica a Calvo, en absoluto, sino una constatación de un hecho, porque las argumentaciones de Calvo dan para mucho más que la crítica simplista que se usa en otras ocasiones).Dicho esto, no creo que debiéramos mezclar conceptos como legitimidad con moralidad, humildad con intereses particulares, afición con ambición, comunicación con intereses espurios ocultos.Cuando hice mi TFG (trabajo de fin de grado) utilicé en mi bibliografía un libro recién publicado de una joven autora valenciana. Al finalizar, mi tutor del TFG me propuso escribir una reseña de ese libro para una prestigiosa revista literaria de ámbito universitario y de investigación. Mi tutor es un prominente catedrático e investigador, director de dicha revista. Para mí fue una puerta de oro. A lo que voy: durante el proceso, me explicó que la mayoría de reseñas eran positivas, porque lo normal es que alguien invierta su tiempo en algo que le gusta. No obstante, decía, claro que existen las reseñas negativas, pero que esas requerían mucho mayor trabajo, conocimiento e implicación, porque tienes que conocer muy bien lo que reseñas para poder criticarlo con unos mínimos de método y criterio.Extrapolando sus comentarios a nuestro mundillo (que no mundo; y que nadie se ofenda, que el diminutivo es solo eso, un diminutivo, sin intenciones peyorativas), debo suponer que es normal que haya más reseñas positivas que negativas —cosa que a menudo se ha «pedido»—. Lo que ocurre es que uno es libre de expresarse cuando nada hay que le oprima. Alguna vez me han sugerido que abriera un canal (cuando era YouTube el que lo petaba), pero no hay peor opresión que la presión de tener que estar al día para no perderte en el abismo de los canales sin seguidores, porque, incluso entre los más honestos comunicadores, uno invierte horas y trabajo para que otros puedan disfrutar esos contenidos. Lo mismo pasa entre escritores, pintores, músicos, etc. ¡Qué sentido tiene su trabajo si no hay un receptor detrás que disfrute de este! Y resalto el que disfrute, porque si no te va un grupo de música no compras sus discos o cambias de emisora o lo evitas por otros medios. Si no te va el arte moderno, no te vas al MOMA. Y así con todo.Y con eso queda explicado, de una forma más o menos razonable, por qué no hay muchos medios que destrocen los juegos que, merecidamente o no, no son del gusto del comunicador.Sin embargo, y esta adversativa es muy importante y va en consonancia con el mensaje inicial de Calvo, el problema es que, ya hace algunos años, muchos comunicadores se han visto enrolados —queriendo o sin querer— en la vorágine de recibir juegos, y más juegos, y más juegos, de unas y otras editoriales.He estado mucho tiempo yendo a casa de un conocido «influencer» y he visto cómo sufría cada vez más; cómo había dejado de disfrutar hacía mucho; cómo su estantería de wargames crecía semana a semana; cómo el trabajo —sí, trabajo; ya no era una afición— se le acumulaba; cómo sus reseñas eran cada vez peores; cómo hacía un unboxing o una serie de vídeos más currados, en función de quién era la editorial que estaba detrás; cómo se quejaba de que no ganaba nada y, al mismo tiempo, sus patreons y editoriales le permitían costearse mejores cámaras, focos, grabadoras y demás elementos para el set de grabación. Ahora vende muchos de esos juegos que le regalaron durante años.¿Es legítimo? Sí, sin duda. ¿Fue honesto? No, ni consigo mismo ni con los demás.¿Era ética su forma de proceder? Quien piense como él, dirá que sí. Para mí, no.En mi opinión, tenía más ambición que afición. Y hoy tiene el canal casi abandonado, aunque hace otras cosas, quién sabe con qué intereses verdaderos. Solo él sabrá, imagino.Este ha sido solo un ejemplo de lo que puede suceder y sucede. No todos tienen por qué acabar con el mismo comportamiento. La forma de ser de cada uno también influye en el comportamiento y en cómo te enfrentes a una situación como la de tener que reseñar las decenas de juegos que te dan ciertas editoriales.Lo que sí tengo claro es que 1) las reseñas no pueden ser de calidad, porque nadie en su sano juicio tiene tiempo para jugar como es debido un juego o más por semana para poder comentarlo como el juego merece; 2) el crecimiento «gratuito de tu ludoteca» tiene un precio más elevado de lo que muchos están dispuestos a admitir; 3) Ninguna editorial regala juegos si no obtiene un beneficio mayor a su inversión en el intercambio.En fin... Los problemas complejos requieren estudios complejos. ¿Soluciones? No, porque hoy en día nadie pretende solucionar nada al respecto.Y permitidme acabar con una estrofa de un conocido poema de Quevedo:Por importar en los tratosy dar tan buenos consejosen las casas de los viejosgatos lo guardan de gatos;y, pues él rompe recatosy ablanda al juez más severo,poderoso caballeroes don Dinero.Gracias por leerme, a quien me haya leído.