Colovini me parece a mí también un autor totalmente infravalorado. Habré jugado a media docena larga de sus juegos y aunque no tenga una obra maestra absoluta todos ellos me han parecido interesantes y alguno de ellos directamente excelente. Lo que conozco es (en orden más o menos cronológico):
- Inkognito: hace muchos años que no lo juego, en su día me pareció divertido y muy bien presentado. El ambiente posiblemente era distinto al esperado por los autores, en vez de jugar en silencio hacíamos todas las trampas posibles pasando cartas.
- Cartagena: me parece uno de los mejores juegos de relleno que se pueden encontrar, mejor en la caja original algo más pequeña y con tablero modular. La idea de una carrera con retrocesos forzosos no es original (como poco viene del Hare & Tortoise) pero en este juego está reducida al máximo para funcionar bien.
- Carolus Magnus: mayorías "a dos niveles". Este juego curiosamente me parece mejor a cuatro, por parejas. Para tres y especialmente dos los dados pueden pesar mucho. Por parejas es sensacional.
- Clans: de nuevo muy ingenioso, excelente desarrollo irreversible en varias fases, con las identidades ocultas dando algo de picante pero sin llevar el juego al puro caos (los movimientos de farol a la larga no suelen dar mucho rédito). Veo las bonificaciones muy fuertes.
- Los puentes de Shangri-La: toma la base del Clans y lo hace todavía mejor, más profundo, más tenso... la variante inoficial para dos jugadores eliminando todos los poblados de arriba también es más que potable.
- Alexandros: juego con un mayor chute de suerte (controlable, eso sí) en las cartas pero con una mecánica base muy poco ortodoxa (una ficha recorre el tablero cercando parcelas que los jugadores tienen que conquistar empleando una combinación de fichas y cartas). Entra tras varias partidas.
- Justinian: en este Colovini creo que es más editor que autor principal. La idea base es todavía más extraña que la de Alexandros -se consiguen puntos subiendo a los nobles en el "escalafón de influencia" a base de pujas ocultas. Cada noble tiene sus propias bonificaciones mediante un refinado sistema de losetas agujereadas.
- Dschingis Khan: y otro juego todavía más raro que el anterior. En este dos o más jugadores van moviendo con su capataz sobre un tablero dividido por una muralla y dejando fichas por el camino, sobre espacios del tablero u otras fichas que quedan "conquistadas". Estas fichas tienen "sorpresas" ocultas en la parte inferior, que dan más o menos puntos según estén en una mitad u otra del tablero. La muralla, para más inri, cambia de forma durante la partida. Fuertecito.
- Masones: una vuelta más de tuerca a la "parcelación" del tablero, esta vez con más suerte, más flexibilidad y más rejugabilidad.