Son dos juegos que me encantan y a los que jugué mucho hace tiempo (llevo unos años jugando poco). Pero de lo que recuerdo, el del desierto puede parecer más confuso, con los colores pastel sobre el tablero (sobre todo con muchos jugadores) y con las diferentes formas de conseguir puntos. El Samurai me resultó mucho más elegante, por las piezas de la versión original pero sobre todo por el objetivo de victoria.
En ambos casos, jugando al máximo de jugadores el tablero cambia bastante entre turno y turno tuyo, por lo que se pierde un poco de control, pero si como yo eres de los que juegas sin obsesionarte por ganar no supone ningún problema.