En mi caso, si bien hasta mediados de Septiembre si quedaba para jugar (mascarilla mediante, y sabiendo que me iría si alguien no la llevaba) llevo desde el comienzo del curso sin jugar a nada. Y sin quedar con nadie que no viva en mi casa. Soy profesor y simplemente no puedo arriesgarme a ser un vector de transmisión entre el instituto y mi entorno en cualquiera de las dos direcciones.
Cuando pase el invierno y vea como evolucionan las cosas quizás pueda sentirme tranquilo para quedar a jugar, pero de momento es lo que necesito hacer.
Creo que esto va para largo; que la vacuna (si es que la encontramos alguna vez) no puede llegar antes de finales del año que viene y que es algo con lo que tendremos que aprender a convivir igual que convivimos con la gripe. Aunque, obviamente, no soy virólogo, ni médico y epidemiólogo, por lo que podría estar muy equivocado.
Es el momento histórico que nos ha tocado vivir; simplemente trato de estar a la altura de la circunstancias.