Podemos denominar esta partida como el genocidio mágico definitivo. Una sublime y recargada combinación de cartas con la que conseguí, al fin, mandar al General Volkare al sucio agujero del que nunca debió salir. Tras varios intentos fallidos con Arytheia y, sobre todo, con "Lagarto Juancho" Goldyx, los astros se alinearon para superar este complejo escenario en solitario.
Elegí a Tovak por probar, después de una serie de estrepitosos fracasos. Resultó que nuestro héroe tiene mucha más chicha de lo que nunca pude imaginar. Sus habilidades de ataque son una gran ventaja de inicio y, si sabes compensar su carencia en todo lo demás con algún hechizo, unidad o habilidad avanzada, las posibilidades de éxito aumentan sobremanera.
La partida comenzó bastante bien, subiendo de nivel de forma constante y sabiendo leer el mapa como correspondía. Uno de mis fallos en partidas anteriores fue ignorar los movimientos de Volkare de modo que, cuando la ciudad aparecía, nuestro vil amigo se encontraba a poca distancia del objetivo con lo que nos era prácticamente imposible conquistarla y, por consiguiente, defenderla después.
Mi talón de aquiles fue la dificultad para generar maná que pude mitigar en las últimas rondas gracias al poder de algunas cartas y a las habilidades que asigné al subir de nivel. También fueron claves las dos unidades que adquirí al principio: los Foresters y los Herbalistas. Sus poderes se complementan de lo lindo y me ayudaron a solventar batallas claramente desfavorables sin sufrir ni un rasguño
Tras la aparición de la ciudad verde, Volkare se encontraba a 7 espacios por lo que tuve tiempo suficiente para conquistarla. Tardé un par de turnos en hacerme con ella sufriendo tan solo un par de heridas. Una vez en la ciudad dispuse de 2-3 turnos para reforzarme con nuevas habilidades avanzadas centradas en el ataque. Hasta me dio tiempo a hacerme con dos unidades especiales: dos Héroes con ataques y bloqueos de fuego helado. Dos pepinos vamos.
Aunque casi ni me hicieron falta, cuando Volkare llamó a las puertas de la ciudad yo ya me había pertrechado con la posibilidad de jugar hasta con 12 cartas a la vez (6 del límite de mano + 2 por estar en la ciudad + 4 gracias a dos habilidades de nivel que me permitían robar cartas). En la batalla resultó fundamental un hechizo que reducía la armadura en -2 a cada uno de mis rivales. Demoledores fueron mis 3 de ataque de fuego de asedio para eliminar al enemigo más tocho. Y no menos desdeñables fueron los 5 de ataque de fuego a distancia (cuatro enemigos se fueron a criar malvas de golpe) y los 3 de ataque de hielo a distancia (tres rivales menores mordieron el polvo). No hubo piedad: en un turno desguacé sus escudos, anulé sus pírricas técnicas medievales y oriné sobre sus cadáveres. No necesité casi ni bloquear sus ataques. Sangre, llanto y desolación en un idílico paisaje... "¡Me gusta el olor del Napalm por la mañana!"
Una puntuación final de 84 en una partida donde todo salió a pedir de boca, hasta me sobró una ronda de noche. Ahora a buscar un nuevo desafío, con Volkare como villano y seguramente con Tovak nuevamente presentando batalla. El escenario fue en modo Epic con el Combat Level en Heroic y el Race level en Tight (todo a nivel medio vamos)
Y para septiembre el juego sale en castellano con todas las expansiones. Para mí es sin duda el juego definitivo en solitario