Tuve la oportunidad de probar el juego en la feria de Essen, donde lo estaba vendiendo el propio Sebastian Dujardin por 45 € (que además de diseñador del juego es su editor).
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La impresión de la partida fue bastante positiva y estuve apunto de comprar el juego, pero llevaba ya muchos comprados de tema civilizaciones y decidí esperar. Es verdad que el juego es de civilizaciones y tiene mapa en la que te expandes, pero mi sensación no fue tan temática como la que sí tengo con el Nations o el propio TTA.
Las reglas son sencillas (se explican en 10 minutejos) y la partida, con explicación y participación de 3 germanos y yo mismo (todos en primera partida), se nos fue a los 70 minutos. En la partida cada jugador comienza con su tablero individual, con dos edificios de cada tipo, 1 material de cada tipo y 5 puntos de victoria. Básicamente en tu turno tienes que decidir entre jugar cartas de distintos colores (militar, maritimas, civiles, científicas, producción y Templos) o hacer ofrendas a los dioses.
Jugar cartaLa decisión de jugar carta supone construir un tipo de edificio/unidad en el mapa (por lo que tienes que tener disponibles el tipo de edificio), pagar su coste y ejecutar la acción tanto de las cartas previamente jugadas del mismo color como de la recien jugada (en esto me recuerda al Ginkopolis). Esto permite preparar combos que aplican sobre el mapa, sobre las mismas cartas o para obtener puntos o dinero. El número de edificios de cada tipo se limita a 5, por lo que salvo acción de otra carta, el número de veces que activas los combos de un color se limita a ese número. Y la segunda gracia de la mecánica de jugar carta es que expandes tu civilización por el mapa, el cómo lo hagas te conduce a ganar puntos bien derrotando a tribus bárbaras o bien activando luego cartas que se relacionan con la ubicación de tus edificios/unidades.
Los templos, son un edificio especial,puesto que proporcionan puntos al final de la partida (tipo las cartas moradas del 7wonders). Su construcción, en total hay 7, desencadena el final de la partida (el final se desencadena también cuando se vence a todos los pueblos bárbaros) y está limitado por el desarrollo de tu civilización.
Ofrendas a los Dioses. Esta es la segunda posibilidad que tienes en tu turno, y sirve para renovar tu mano de cartas y buscar nuevas posibilidades. La acción es sencilla, consiste en descartas de todas las cartas que quieras de tu mano, indicando con la última que descartes el color del Dios al que haces la ofrenda y del que te beneficias. Los Dioses otorgan nuevos edificios (inicialmente solo tienes dos de cada tipo en tu tablero particular) + dinero/materiales/cartas/puntos de victoria que dependen del número de cartas descartadas, y en general posteriormente te permite coger cartas hasta completar de nuevo la mano de 5.
Impresiones tras una primera partida (disclaimer: es solo la opinión tras lectura de reglas, expliación de reglas y una primera partida):
+ Juegaco, que te deja con ganas de jugar inmediatamente una segunda partida.
+ Interacción entre los jugadores a través del mapa, en la lucha por derrotar a los bárbaros y en la aplicación de cartas que te permiten robar puntos o dinero.
+ A pesar de ser la primera partida, el juego fue fluido y no se generaron situaciones de AP.
- Quizás, metido en la mecánica se te olvida que estás expandiendo una civilización y el tema se te despega, aunque esto es muy personal.
Según escribo esto me arrepiento de no haberlo cogido... pero los 45€ adicionales me tiraron por atrás.