Hola.
Llevo unos días revisando desde sus inicios este apartado del foro y he leido hilos muy interesantes sobre las sensaciones que nos produce el juego y la repercusión que tiene nuestro "nuevo interés" en las personas que nos rodean (amigos, familia, compañeros de trabajo incluso). Pero no he encontrado aún nada igual a lo que a mí me pasa a veces. El otro día tuve una pequeña revelación relativa al maravilloso y reciente para mí mundo de los juegos de mesa. Hice retrospectiva de los pocos meses que llevo interesado en este asunto y constaté que mi suposición era cierta, y me dio un poco de pena. Me explico.
Debido a que llevo poco en esto y me ha interesado bastante esta ociosa actividad me ha costado un poco tener un grupo de gente con la que quedar con cierta frecuencia para echar unas partidillas, probar nuevos juegos, etc. Hasta ese momento, como todos supongo, he tirado de familia y amigos. Al principio tenía ilusión de sacarle juegos a la gente porque me imaginaba que acostumbrados a Scattergories, Monopolys, Tabus, etc, se sorprenderían un poco, como yo, del giro que han dado los juegos en los últimos años y se engancharían en mayor o menor medida, o al menos tendrían ilusión en repetir la experiencia conmigo. Ya os imagináis, al haber pasado por lo mismo, que no ha sido así. Respecto de la familia, sólo consigo jugar y de vez en cuando con mi suegra, con alguna cuñada-cuñado, con mi novia, y ya está. No me quejo de eso, sólo que me esperaba un mayor triunfo. Y respecto de amigos, la verdad es que guardaba esperanzas de que agradara a algunos amiguetes con los que tengo gustos en común, pero sorprendentemente, cuando he tenido oportunidad de mostrárselos, he descubierto contrariado que no les gustan los juegos, y bueno, no sólo ha sido la decepción de comprobar que no puedo compartir esto con ellos, sino que a raíz de estas experiencias, he llegado a una conclusión que no me gusta, y que es la que motiva este hilo: he comprobado que a determinadas personas les intimida lo de jugar.
Y eso es lo que no entiendo (aunque lo acepto, por supuesto, y no debería darle más vueltas, pues ya he asumido que lo de jugar lo reservo principalmente para cuando quede con jugones y con gente a la que interese este tipo de actividad: se acabó la evangelización lúdica
). No porque no entienda que no les guste, en absoluto, si no porque creo entrever que algunas personas a las que esto ha echado para atrás ha sido por miedo al ridículo, miedo a no enterarse de las reglas, miedo a quedar el último en una partida por punto, miedo a quedarse bloqueado, miedo a no controlar la situación...
Quizá me haya equivocado en los juegos que he sacado con estos amiguetes, quizá sencillamente no les gusta lo de jugar (por prejuicios, por considerarlo una pérdida de tiempo, lo que sea, esto no importa), quizá es que preferían hacer otras cosas y yo no me di cuenta (y no le han dado una oportunidad a esto). Sin embargo, tuve el caso de la novia de una amigo a la que no le gustaba esto de los juegos pero a su novio sí, y muchísimo, y cada vez que quedábamos los cuatro él insistía en que sacara alguno de mis juegos nuevos, y ella temblaba al oir esto. Descubrimos que tenía esos miedos que cité antes, por lo que me esforcé por sacar juegos sencillos con los que se sintiera agusto. La cosa fue bien porque los entendió mucho mejor de lo que esperaba y fui aumentando la complejidad de los juegos que les sacaba. Hasta el punto de que ahora ellos se compran juegos y juegan por su cuenta con sus otros amigos a juegos más "densos", tipo "Galáctica" o "Shogun", por ejemplo, juegos a los que ella gana incluso más que los otros.
Esto me hizo ver que quizá algunas personas que rehuyeron los juegos en su momento podían haber llegado a disfrutar mucho de ellos, como yo, si hubieran superado esas inquietudes, y por tanto quizá no lo hice bien en su momento y por eso no funcionó la cosa.
Sin embargo, para mí la experiencia ha sido darme cuenta de que esas personas se sintieron intimidadas, lo cual yo no me podía imaginar. El caso más fraglante y que aún a día de hoy no entiendo: con mi hermano mayor siempre he jugado, desde pequeños, a "Monopoly", "En busca del imperio Cobra", "Alerta Roja", etc, hasta incluso hace pocos años. Y sin embargo, cuando empecé a interesarme en esto, tuve la ilusión de retomar nuestro antiguo divertimento y sacarle juegos cada vez que lo visitara en mi ciudad de origen, encontrándome con la sorpresa de que ponía excusas del tipo "¿otra vez un juego nuevo y de reglas complicadas?", "¿por qué no vamos al cine en vez de meternos en una explicación larga de reglas y en un juego al que no voy a poder ganar?". La última vez me preparé como una especial oportunidad un "Twilight Struggle" confiado en que le encantara (es fororo de los ochenta y le gusta mucho el tema de la Guerra Fría y demás), esperanzado en que por fin se relajara y disfrutara del juego (así tendríamos otra cosa más que hacer en común cuando nos vemos tan de vez en cuando), pero nada, me tuve que volver del viaje sin haberlo sacado de la mochila. Y no es que esté pecando de insistencia, con él no, es que estoy convencido de que le encantaría si dejara de preocuparse por perder o por no entender, y creo que es eso lo que les ha pasado a esas personas que en su momento se intimidaron con esto.
No pasa nada, sólo que fastidia darse cuenta de esa actitud y darte la impresión de que no lo has enfocado bien...
Quizá esto sea darle muchas vueltas a una tontería, a fin de cuentas juego suficiente y no me quejo, era sólo que quería compartir esta impresión con vosotros, entre otras cosas por si a algún otro novato como yo le sirve para no asustar a sus amiguetes o hermanos...