He jugado varias docenas de partidas a este juego, que es mi favorito, pero todas con mi novio y un par con novatillos
. Así que la posibilidad de enfrentarme a Niyes me suponía un gran reto (¡desafío a muet-te!): "¿Qué estrategia seguirá? Seguro que veo cosas nuevas que no se me hubieran ocurrido..."
Y así fue. Para empezar, al tercer o cuarto turno enroló al Rey Brujo, activando todas mis naciones. De pronto me vi con mil cosas por hacer y pocos dados (al contrario de lo que estaba habituada). Decidí centrarme en poner en guerra y reforzar los bastiones que corrían un mayor peligro: los de Gondor y Rohan. Pensaba: "De aquí no va a haber quien me mueva."
Sauron reunió rápidamente todas las fuerzas de Mordor y lanzó su ataque contra Minas Tirith, a la vez que los Hombres del Sur y del Este se dirigían a Dol Amroth.
Estaba muy contenta (aunque con cara de poker) creyendo que sus fuerzas serían insuficientes y que había cometido un grave error: no apoderarse de todos los enclaves donde podía seguir reclutando fuerzas. Así que me puse a ello.
Por otra parte, Niyes puso en juego en el mejor momento la carta
"Acantonamientos de una guerra muy premeditada", que permite reclutar de una tacada diez unidades regulares en Mordor, consiguiendo formar un ejército nada despreciable tras una guerra sin cuartel.
Minas Tirith cayó con más facilidad de la esperada, mientras en Dol Amroth resistieron como bravos, diezmando a las fuerzas asediantes hasta que el ejército auxiliar que logré enrolar acudió en su ayuda y liberó el bastión. ¡Bien por mí!
Cerca de allí Saruman se preparaba para lanzar su ofensiva, nuevamente con las fuerzas justas y un Gandalf el Blanco acechando en Fargorn. Vi mi oportunidad: ¡Saruman con sólo tres unidades regulares en Orthanc! Y yo con dos cartas de
"Despertar de los Ents". Había un 50% de destruir esa maldita voz y lo conseguí. Sin embargo, el asedio del Abismo de Helm sí tuvo éxito, aunque sólo sobrevivieron dos unidades regulares de Isengard.
Por lo tanto preparé mi contraofensiva como hiciera en Dol Amroth, reclutando un ejército en Edoras y Anorien. Puse bajo asedio a aquellos dos infelices, pero no me atreví a atacar. Preferí esperar a la llegada de Gandalf para neutralizar a los Nazgul. Y ESTA FUE MI DERROTA.
Absolutamente todas las partidas que pierdo las achaco a un solo error grave y aquí estuvo el mío. Primero por no atacar y segundo porque gasté mi último dado mientras a Niyes aún le quedaban tres. Así que tuvo tiempo suficiente para llevar su ejército de Dol Guldur hasta el mío y aniquilarlo. Muy muy bien por Niyes
.
Mientras, en Gondor el nuevo ejército de Mordor llegaba a Dol Amroth y yo, sin más fuerzas que reclutar, esperaba mi inevitable fin.
¿Y qué pasaba con el anillo mientras tanto? Niyes me había cazado varias veces, descubriéndome cuando me disponía a pasar por Moria, con lo que elegí el camino más largo. También puso en juego
"Agotados por el dolor y los esfuerzos", con lo que me obligaba a parar en Lorien para descartarla. Más y más pérdida de tiempo...
También utilizó varias cartas hasta alcanzar una corrupción de seis. La cosa pintaba muy fea. Mi única opción era destruir el anillo antes de que Niyes se apoderara del último bastión. Y entré en Mordor. Pero claro está que Niyes no se iba a dejar engañar y a cada paso tenía cuatro o cinco ojos acechándome. Fueron cayendo los compañeros y yo sin avanzar por culpa de las fichas de caza especiales. Ni tampoco tenía suficientes espadas para intentar un sprint final.
Finalmente, Niyes consiguió apoderarse de la Tierra Media, haciéndose con el bastión de los Enanos y el del Reino de los Bosques.
CONCLUSIONES: Puede parecer precipitado enrolar al Rey Brujo tan pronto, pero la realidad es que los PL no tienen tiempo (dados) para fortalecerse. Y al atacar la Sombra por varios flancos simultáneamente o tan de seguida, el jugador de los PL se queda pronto sin sus fabulosas cartas de combate.
¿Qué más puedo decir? Este juego es APASIONANTE. Un solo error puede llevarte a la derrota.