Ayer me desquité. Pude estrenar dos de mis juegos y disfrutar de todo un número 1 como Puerto Rico.
Antes de comer, saqué a la mesa el
Attika. Pese a haber oído malísimas críticas sobre el funcionamiento de este juego para 3 o 4 personas, me decidí a estrenarlo. Éramos 3, como cuando eché mi primera partida con Fran y Bascu; y si ya entonces (hace casi un año) me gustó, esta vez me encantó. El hecho de que tuviese la edición alemana no fue óbice para que los turnos fluyeran rápido y cogiésemos todos a la primera qué es lo que había que hacer.
Marcel-André Casasola Merkle, posando con su creación. A día de hoy está fuera tanto del top 100 de la BGG como del top 50 de la BSKIntenté lograr la victoria por conexión, pero por dos veces choqué contra el amarillo; la segunda de las ocasiones me quedé a un hexágono, pero fue inútil. Los demás optaron desde casi el principio por la victoria por construcción de todos los edificios y pronto llegó la falta de espacio; mientras el amarillo había hecho un territorio más lineal, el verde y yo fuimos a chocar en el centro; nuestro grupos de defensa estaban adyacentes y fue él quien se llevó el gato al agua, al privarme del espacio necesario para construir mi última torre de forma gratuita.
El final fue mi apretado; ganó verde al construir su edificio 30. Yo me quedé con 29 (me faltó una colina) y amarillo 27. He de reconocer que aplicamos una regla mal, pues entregábamos las ánforas en el momento en que se acababa un grupo, sin mirar que estuvieran todos juntos. Ello llevó a que se dieran 2 ánforas más de las debidas (y que, visto el resultado, fueron decisivas).
Attika me dejó un grandísimo sabor de boca. Me ha encantado y no veo el momento de volver a sacarlo a la mesa. El único pero es que realmente es necesario tener cuentas o fichas para ir 'tachando' los edificios que construyes, si no es una locura.
Después del café llegaron una pareja de amigos con el Puerto Rico debajo del brazo. Sin embargo (y pese a las reticencias por jugar a algo nuevo que manifestó alguien), comenzamos con un
Antike, otro juego por estrenar que llevaba cogiendo polvo desde que me lo regalé el 31 de mayo por cumplir un año sin fumar.
La explicación de las reglas fue más o menos bien; quizás el punto más confuso fue la fase de maniobra y conquista, pero en unos 10 minutos ya habíamos empezado a jugar. Jugamos con el lado oriental (el que está en inglés), por eso de que no se nos hiciese tan extraño. Como éramos 5, sólo quedaron fuera de juego los babilonios. El resto los elegimos al azar: bueno, en realidad, uno decía 'a mi me gustan los tal' y se le daba.
Como egipcio, me tocó ser el jugador inicial, así que me pegué toda la partida repartiendo monedas cuando llegaba mi turno
En ese momento me dí cuenta de lo feas que eran las ilustraciones. El tablero es majo, pero tampoco quita la respiración. Tuvimos que hacer un cambio de posición pues tal y como estaban los persas de inicio, a quien les controlaba Persépolis le quedaba a cascarla de su sitio.
Los primeros turnos fueron un poco confusos, aunque la tónica general era ir a construir templos. Aunque su colocación difería mucho entre unos y otros. Además, íbamos con poca prisa: se pagaban muy pocos recursos extra para avanzar más en el rondel.
Cuando todo estaba tranquilo (todos teníamos 2 o 3 templos y 4 o 5 ciudades), se me ocurrió que, en lugar de fundar, podría conquistar Alejandría, para empujar así a los fenicios hacia el centro del tablero. Así que tomé Alejandría y, ya que estaba, Menfis. Cayeron con facilidad; bastó gastar una unidad en cada una. Los fenicios no se tomaron el gesto nada bien.
Las nubes amenazaban tormenta...La respuesta no se hizo esperar: concentró 6 unidades en las provincias de Tiro y Petra (ambas con templo). Así, quedaba claro que de ahí no pasaba, pero también que como no reforzara un poco esa zona, pronto caería. Por suerte, mi forma de gobierno era la monárquica y tenía algunos refuerzos en la manga. He de reconocer que me asusté, pensando que me iba a pasar por encima, pero los siguientes turnos fueron de 'guerra fría'. Incluso, por un momento, parecía olvidado el conflicto. El problema es que yo no podía abandonar esa zona, por lo que no podía seguir expandiendo mi imperio sin riesgo a una invasión.
Os preguntaréis ¿y el resto? Griegos y Árabes optaron por estrategias pacíficas, sin nada de confrontación, buscando filósofos, navegantes y ciudadanos. Su partida fue prácticamente un solitario. Los persas, que estaban administrando bastante bien su Imperio quisieron hostilizar también a los fenicios, en lugar de expandirse por Babilonia y alrededores, que todavía estaban desiertos. Así que, cuando todos teníamos más o menos 5 personalidades, se armó la gorda. Los fenicios se estaban armando de una manera desproporcionada (todo lo que los demás habíamos destinado al progreso, el lo había destinado a la carrera armamentística). Los fenicios tomaron una ciudad persa de poca importancia; los persas respondieron con la toma de Palmira y destrucción de su templo; la reconquista de su ciudad perdida no fue posible porque le faltó un movimento a su galera. Y eso lo mató. Al siguiente turno, y ante la incredulidad del resto, los fenicios introducían 12 unidades militares en el tablero, repartidas entre el frente norte y el sur. Ni los persas ni yo podíamos responder a semejante ejército, así que en tres turnos vimos como los fenicios se alzaban con la victoria, al acumular los generales que le faltaban para completar las ocho personalidades necesarias.
Los fenicios se llevaron unos cuantos de éstosAntike me produjo sensaciones contradictorias, pero, en general, no me terminó de convencer pues apenas sentí la temática. Ya sé que es un juego alemán, bla, bla, bla, pero es que me lo compré porque era un Civ-lite y no he terminado de verlo. Como contrapartida, me gustó la fluidez del juego: apenas hay que esperar entre turno y turno, es más, a veces es hasta estresante (sobre todo si llevas la 'banca'). Por lo demás, las malas sensaciones las achaco a que era mi primera partida (en realidad, la de todos) y que no sabía bien lo que me hacía. Como muestr, la forma en que el fenicio nos pasó por encima: el llegó a la octava personalidad cuando el resto íbamos por la quinta. También se me planteó la duda durante la partida de si una civilización puede desaparecer por completo (los persas estaban más que condenados, y si no hubiesen sido ellos, a mi me hubiese pasado por encima).
Tras un pequeño descanso, sacamos el
Puerto Rico. Dos de los que estaban no sabían jugar, así que hubo explicación de reglas versión detallada y a dúo. Explicación que se repetiría nuvamente al llegar una sexta amiga, que llevó un tablero a la limón con otra (a la que el Antike le había dejado un poco para el arrastre). Así que casi media hora después, comenzábamos una partida de Puerto Rico a 5 en la que 2 y medio eran novatos.
Son pocos los que, en su primera partida de Puerto Rico, saben qué es el índigo.¡Qué diferencia de jugar 3 a jugar 5! Realmente, no me terminó de convencer. Gané, pero nada convencido. Utilicé la estrategia inicial con la que más cómodo me siento: hospicio + maíz y, cuando se van a agotar, agenciarme una cantera. Ya soy 'el chico del maíz'. Fue una partida un tanto extraña, que me llevé por los pelos: el resultado final fue 35, 34, 34, 32, 31. Puerto Rico me sigue pareciendo muy bueno, pero las sensaciones a 5 no han sido tan buenas como a 3 ó 4.
En conclusión: ayer fue un día de empacho lúdico. De las tres partidas que jugué me quedo, sin lugar a dudas, con la de Attika, que me sorprendió muy gratamente, pues si en su día me gustó tanto que he perseguido tenerlo en mi colección, ayer me terminó de enamorar por la sencillez de sus reglas y la intensidad de las partidas.