La mezcla perfecta entre el Dominó y el MonopolyNo, no os asustéis por la frase. Nada más lejos de la realidad. Esa fue simplemente una frase que dijimos mientras en las CLN disputábamos la que era mi primera partida (que por cierto gane). Obviamente estaba cargada de ironía.
Lo mejor (o peor) de todo, es que tras abandonar las CLN, y al explicarle a una amiga lo alucinado que me había dejado el juego, su frase fue: anda, es como el Monopoly. Al menos no menciono su parecido con el Dominó. Y es que muchas veces, la realidad supera la ficción.
El Acquire fue, para mi, el juego de las CLN. Un gran descubrimiento que me alegro horrores de haber comprado, y tan baratito por ebay. Lo que en un principio me echaba para atrás, su apariencia abstracta y poco atractiva, se convirtió en un sistema muy funcional, y con mucho sentido.
Si algo me gustó de este juego es la sencillez de sus reglas. Fácil de comprender, y de jugar, esconde detrás una gran complejidad, que te hace estrujarte las neuronas para intentar seguir la mejor estrategia. Es, como suelen ser los grandes juegos, fácil de aprender pero difícil de dominar.
En el Acquire, tomas el papel de un inversor de bolsa. El mercado, representado por una cuadrícula de 108 celdas, va evolucionando cada turno, según los jugadores van poniendo fichas en el. Las fichas se roban de manera aleatoria, contando en todo momento con un conjunto de seis cada jugador, lo que permite hacer una estrategia de cómo va a evolucionar el mercado. Estas fichas representan de manera abstracta información privilegiada de cómo va a evolucionar la bolsa.
Cuando se colocan dos o mas fichas adyacentes en el tablero, el jugador elige que empresa quiere crear (si quedan disponibles). En ese momento, como bono por la creación de la nueva empresa, recibe una acción gratis. Además, puede comprar hasta tres acciones más de la misma, o de cualquier otra empresa, al finalizar cualquiera de sus turnos. Lógicamente, las acciones de las empresas no valen siempre lo mismo. Según el “tamaño” de la misma, las acciones valdrán más o menos. El tamaño de la empresa va variando a lo largo del juego, según los jugadores colocan más fichas adyacentes a la misma. Ahí reside la gracia del juego, ya que es interesante comprar acciones cuando la empresa es pequeña, con la esperanza de que luego crezca y se revaloricen. Pero no solo eso hay que tener en cuenta. La base del juego, y lo que le da mucha tensión e interés, son las absorciones de empresas. Cuando dos empresas entran en contacto al colocar una ficha que les es adyacente a las dos, la más grande absorbe a la más pequeña. El mayor accionista de la empresa absorbida obtiene entonces un premio en forma de dinero, y el segundo mayor accionista otro más pequeño. Además, en ese momento, todos los accionistas tienen la oportunidad de vender sus acciones, o de cambiarlas 2:1 por acciones de la empresa grande. También las pueden conservar, ya que esa empresa puede volver a ser fundada en el futuro. Tanto el premio, como el valor de las acciones, será mayor según el tamaño de la empresa
Una excepción al tema de las absorciones, es que una empresa no puede ser absorbida si tiene más de 11 fichas.
El juego continúa hasta que una empresa tiene más de 42 fichas o solo quedan dos empresas que no pueden ser absorbidas (con más de 11) En ese momento se premia a los máximos accionistas de las empresas, se venden las acciones restantes, y el jugador con más dinero es el vencedor.
La impresión que me llevé del juego fue increíblemente positiva. De hecho le he dado un 10 en la BGG. Me parece un juego con una mecánica muy depurada, en la que no observo nada raro. Funciona como un reloj y de manera tremendamente fluida. No hay tiempos muertos, y en el poco tiempo que hay hasta que te vuelve el turno, estas valorando entre las seis opciones de expansión que tienes, rezando porque un jugador no ponga esa ficha que puede a fusionar dos empresas en el momento que menos te beneficia. No deja de ser un juego abstracto de conexión combinado con el aspecto económico de manera perfectamente integrada. Es cierto que no está carente de azar, pero es controlable en gran medida. Además, existen variantes para paliar los efectos del azar, evitando que los jugadores roben al azar las fichas, y puedan elegir entre todas. A mi, personalmente, me gusta como esta. El hecho de que haya algo de azar le da más frescura al juego. Lo otro lo veo demasiado complicado. Además, cambia totalmente el espíritu del juego, e incluso la clasificación, ya que pasa a ser de información completa y sin azar.
En el aspecto de componentes, la edición del 99 que es la que yo tengo no es que sea lo más bonito del mundo. Es, eso si, muy funcional, y una vez que te pones a jugar, agradeces que todo sea tan fácil. Desde el tablero con la cuadrícula, hasta la bandeja para colocar las empresas y sus acciones, facilitan mucho el desarrollo del juego. Una vez superada la sensación de aridez que transmite, se agradece, ya que es muy claro y fácil ver la situación del tablero. Quizá, como comentamos en la partida, añadir el nombre de las empresas a los edificios que las representan sería una buena idea, para no depender de los colores para identificarlas. Colores, todo sea dicho, mal elegidos, y algunos algo difíciles de diferenciar.
En resumidas cuentas, un juego de mecánica muy sencilla y depurada, con unos componentes no muy bonitos, pero perfectamente funcionales. Una duración de no mas de hora y media (esto como siempre depende de los jugadores) y un rango amplio de numero de jugadores (hasta 6). Nosotros jugamos a 6 y la cosa funcionó muy bien. Quizá con menos jugadores sea más estratégico incluso.
Es un juego muy tenso, y requiere una gran concentración, y un cálculo continuo del dinero que se tiene y de las acciones, así como un control exhaustivo de las acciones que tienen los demás. En ningún momento se hace pesado, y cuando acaba no se sabe a ciencia cierta quien habrá ganado, solo la sensación de quien lo ha hecho mejor o peor, con lo que se conserva la emoción hasta el último minuto.
Bueno, pues eso, que me ha encantado. Me parece un juegazo, muy recomendable, con una gran profundidad, a pesar de su duración limitada.