Creo que hay una diferencia sustancial entre "luchar por los derechos de las mujeres" y "luchar porque los derechos de las mujeres sean iguales a los de los hombres". Más aun cuando quienes luchamos por esto segundo no obviamos los problemas de los hombres y nos solidarizamos con sus causas.Esta frase resaltada indica que los hombres tienen más derechos que las mujeres en todos los ámbitos y yo no lo veo así, lo siento. Por ejemplo, en el tema de la custodia de los hijos o con la LIVG actual, la mili cuando era obligatoria y otros muchos.
Es que pienso que los derechos ya están igualados por eso he dicho solucionar los problemas que tienen. Y no tiene que ser necesariamente con leyes discriminatorias sino más bien con educación pero sin caer en los errores del feminismo que culpa sistemáticamente al varón y ve en la mujer un ser débil al que hay que proteger de todo.
Si el feminismo no persigue lo que dice que persigue, sino que hay que estar dentro de una organización feminista para saberlo, entonces tiene un grave problema de comunicación. No son fuentes secundarias y terciarias. Lo que expresa el feminismo de primera mano, por ejemplo, en una web como Pikara Magazine, es fuente primaria.
¿Pero no decías que con un fusil y a 50 metros ya era lo mismo?
Como aquí vuelven a salir constantemente las mismas cosas, en este tema de la guerra me remito a lo que ya dije hace tiempo:Cita de: madelcampoEl problema es de igualdad legal sobre desigualdad natural. Creo que la guerra debería ser cosa de los más aptos, sin mirar sexo. Hay mujeres que pueden ser más capaces, fuertes y agresivas que algunos hombres. No es lo mismo Brienne de Tarth que Sansa Stark. Los sexos no son categorías binarias separadas y excluyentes, es decir, que siempre hay algo de femenino en un hombre y a la inversa. Feminidad y virilidad se dan más bien como una proporción en cada persona. Pero hablas de voluntariedad, de querer ser militar. En un contexto como el español actual, eso no supone demasiados riesgos, porque no hay operaciones militares de gran envergadura. Y se supone que quien quiere serlo, es porque se ve capaz. Ahora imagina un caso de guerra abierta, extendida, masiva, como en la segunda guerra mundial. Una participación generalizada de mujeres jóvenes en la guerra, en total igualdad. La imagen de jovencitas delicadas en el frente, muriendo en masa, es una imagen intrínsecamente torpe. Hay muchas más Sansas que Briannes. Esa relativa delicadeza de lo femenino se ha formado por evolución, por selección natural, como un atractivo, y al mismo tiempo como un aviso de la naturaleza: “se debe proteger la maternidad y la progenie”, por eso induce instintivamente a protección como lo induce el aspecto de un niño pequeño. Un déficit de mujeres en cualquier población es siempre más costoso que a la inversa, porque un solo hombre puede bastar para engendrar muchos hijos en poco tiempo. Esta es la principal razón que ha apartado de la guerra a las mujeres. Pero hay otra. Esa relativa debilidad es un serio inconveniente para los esfuerzos sobrehumanos que la guerra puede exigir, siendo pues un lastre en las operaciones. Esta razón vale para lo militar o para cualquier cuerpo policial y de fuerzas especiales. Y en cuanto a la jerarquía y la autoridad, a la capacidad para el mando militar, ocurre lo mismo. Esas cualidades de suavidad, delicadeza, ternura, que están más presentes en mujeres por la diferenciación natural de los sexos, no se llevan bien con la autoridad y las dotes de mando, sobre todo en casos extremos, de vida o muerte. Es difícil encontrar una Juana de Arco. Psicológicamente, la capacidad de liderazgo en situaciones límite tiene mucho que ver con ese rasgo de la personalidad masculina que tanto se ha atacado, como decía al principio del debate: La reticencia masculina a expresar sentimientos, a mostrar debilidad y a pedir ayuda a los demás. Porque el líder es quien no muestra a cada momento su debilidad, quien no muestra inseguridad, quien resuelve problemas en vez de ir molestando a los demás con sus problemas, y es por todo ello digno de ser seguido.A esto Gand-Alf objetaba que para pilotar un caza de combate no era necesaria la fuerza física, pero sin embargo, sí puede ser necesaria testosterona (relacionada con la capacidad para tomar decisiones arriesgadas) y capacidad visual espacial. Y las operaciones aéreas solo son una parte de los conflictos armados, muchas veces son necesarias operaciones de mayor riesgo para la vida. El caso es que aun hoy, cuando la tecnología bélica y la inteligencia cobran más importancia, las mujeres siguen siendo muy minoritarias en el frente y suelen participar más en labores de logística, administrativas, y otras funciones de menor riesgo, lo cual se corresponde con las cifras dispares de bajas mortales por sexo.En realidad, no ha variado mucho el fenómeno bélico en esencia como algo masculino desde la prehistoria, cuando la función reproductiva y de cuidado de la progenie de las mujeres creaba una importante restricción de tiempo y de energía, y la división del trabajo respondía a una estrategia social para la supervivencia del grupo. Es perfectamente normal que sigamos entendiendo que las mujeres son algo a proteger, porque es algo que está en nuestro instinto. Y de hecho es una de las bases que sostiene al feminismo.
El problema es de igualdad legal sobre desigualdad natural. Creo que la guerra debería ser cosa de los más aptos, sin mirar sexo. Hay mujeres que pueden ser más capaces, fuertes y agresivas que algunos hombres. No es lo mismo Brienne de Tarth que Sansa Stark. Los sexos no son categorías binarias separadas y excluyentes, es decir, que siempre hay algo de femenino en un hombre y a la inversa. Feminidad y virilidad se dan más bien como una proporción en cada persona. Pero hablas de voluntariedad, de querer ser militar. En un contexto como el español actual, eso no supone demasiados riesgos, porque no hay operaciones militares de gran envergadura. Y se supone que quien quiere serlo, es porque se ve capaz. Ahora imagina un caso de guerra abierta, extendida, masiva, como en la segunda guerra mundial. Una participación generalizada de mujeres jóvenes en la guerra, en total igualdad. La imagen de jovencitas delicadas en el frente, muriendo en masa, es una imagen intrínsecamente torpe. Hay muchas más Sansas que Briannes. Esa relativa delicadeza de lo femenino se ha formado por evolución, por selección natural, como un atractivo, y al mismo tiempo como un aviso de la naturaleza: “se debe proteger la maternidad y la progenie”, por eso induce instintivamente a protección como lo induce el aspecto de un niño pequeño. Un déficit de mujeres en cualquier población es siempre más costoso que a la inversa, porque un solo hombre puede bastar para engendrar muchos hijos en poco tiempo. Esta es la principal razón que ha apartado de la guerra a las mujeres. Pero hay otra. Esa relativa debilidad es un serio inconveniente para los esfuerzos sobrehumanos que la guerra puede exigir, siendo pues un lastre en las operaciones. Esta razón vale para lo militar o para cualquier cuerpo policial y de fuerzas especiales. Y en cuanto a la jerarquía y la autoridad, a la capacidad para el mando militar, ocurre lo mismo. Esas cualidades de suavidad, delicadeza, ternura, que están más presentes en mujeres por la diferenciación natural de los sexos, no se llevan bien con la autoridad y las dotes de mando, sobre todo en casos extremos, de vida o muerte. Es difícil encontrar una Juana de Arco. Psicológicamente, la capacidad de liderazgo en situaciones límite tiene mucho que ver con ese rasgo de la personalidad masculina que tanto se ha atacado, como decía al principio del debate: La reticencia masculina a expresar sentimientos, a mostrar debilidad y a pedir ayuda a los demás. Porque el líder es quien no muestra a cada momento su debilidad, quien no muestra inseguridad, quien resuelve problemas en vez de ir molestando a los demás con sus problemas, y es por todo ello digno de ser seguido.
Cita de: txipiCita de: madelcampo en 15 de Diciembre de 2016, 00:07:32 Cita de: txipiEn cuanto a la explicación sociobiológica recurrente, una vez más reitero que el debate nature vs nurture está más abierto que nunca y los estudios indican que ni todo es innato ni todo aprendido. Ahora que cada vez hay menos presión social por tener hijos y dedicarse a los cuidados, cada vez hay más mujeres que renuncian a ello.En eso estoy de acuerdo, no es todo innato ni todo aprendido. Pero cuando hablas de esa renuncia, ¿no es también una imposición social, o más bien económica la que lleva a muchas mujeres a dedicarse al trabajo y retrasar peligrosamente la edad a la que tienen hijos, cuando no a renunciar a ellos? Y sobre todo, ¿esa renuncia no se salda muchas veces con frustración?Estoy ahora en plena fase de crianza y, sinceramente, donde más frustración veo es en el lado de las "con hijos" Esa idea de que para realizarte como persona tienes que "formar una familia" cada vez se la cree menos gente, por aprendizaje en carne propia o en carne ajena. Que conste que yo estoy encantado con mi prole y creo que mi mujer también, pero cada vez hay más relatos de mujeres que se arrepienten de haber sido madres porque la crianza les ha impedido realizarse en otros ámbitos.Realmente, debemos vivir en mundos diferentes. Yo no he visto jamás a una madre renegar de sus propios hijos de esa manera, diciendo que se arrepiente de haberlos tenido. Me suena a algo que siempre dicen “las demás”. No es frustración lo que yo veo en las madres, es sobre todo estrés por una forma de vida que puede acabar en el agotamiento por tener que llevarlo todo adelante: el trabajo y los niños. Lo que en cambio si he podido ver y conocen bien los psicólogos, es una prisa por tener hijos llegada cierta edad, y una frustración muchas veces no admitida (porque tendemos a justificar nuestras formas de vida) de muchas mujeres de cierta edad que no los han tenido (quizá entre jóvenes que aún lo ven lejos la cosa es distinta). Contrariar nuestros instintos y funciones naturales puede ser un importante motivo de infelicidad.
Cita de: madelcampo en 15 de Diciembre de 2016, 00:07:32 Cita de: txipiEn cuanto a la explicación sociobiológica recurrente, una vez más reitero que el debate nature vs nurture está más abierto que nunca y los estudios indican que ni todo es innato ni todo aprendido. Ahora que cada vez hay menos presión social por tener hijos y dedicarse a los cuidados, cada vez hay más mujeres que renuncian a ello.En eso estoy de acuerdo, no es todo innato ni todo aprendido. Pero cuando hablas de esa renuncia, ¿no es también una imposición social, o más bien económica la que lleva a muchas mujeres a dedicarse al trabajo y retrasar peligrosamente la edad a la que tienen hijos, cuando no a renunciar a ellos? Y sobre todo, ¿esa renuncia no se salda muchas veces con frustración?Estoy ahora en plena fase de crianza y, sinceramente, donde más frustración veo es en el lado de las "con hijos" Esa idea de que para realizarte como persona tienes que "formar una familia" cada vez se la cree menos gente, por aprendizaje en carne propia o en carne ajena. Que conste que yo estoy encantado con mi prole y creo que mi mujer también, pero cada vez hay más relatos de mujeres que se arrepienten de haber sido madres porque la crianza les ha impedido realizarse en otros ámbitos.
Cita de: txipiEn cuanto a la explicación sociobiológica recurrente, una vez más reitero que el debate nature vs nurture está más abierto que nunca y los estudios indican que ni todo es innato ni todo aprendido. Ahora que cada vez hay menos presión social por tener hijos y dedicarse a los cuidados, cada vez hay más mujeres que renuncian a ello.En eso estoy de acuerdo, no es todo innato ni todo aprendido. Pero cuando hablas de esa renuncia, ¿no es también una imposición social, o más bien económica la que lleva a muchas mujeres a dedicarse al trabajo y retrasar peligrosamente la edad a la que tienen hijos, cuando no a renunciar a ellos? Y sobre todo, ¿esa renuncia no se salda muchas veces con frustración?
En cuanto a la explicación sociobiológica recurrente, una vez más reitero que el debate nature vs nurture está más abierto que nunca y los estudios indican que ni todo es innato ni todo aprendido. Ahora que cada vez hay menos presión social por tener hijos y dedicarse a los cuidados, cada vez hay más mujeres que renuncian a ello.
Ya más en serio, este tema ha sido un tabú hasta hace bien poco, pero es más común de lo que parece:http://www.elconfidencial.com/cultura/2016-09-01/madres-arrepentidas-orna-donath-feminismo_1252969/Y supongo que en una sociedad cada vez más individualista (algo que me apena), esto irá a más.
Yo diferencio entre los derechos de yure y los de facto. De yure sí que están igualados, pero de facto no lo creo. Por eso no veo del todo mal forzar según qué cosas para cambiar tendencias sin esperar siglos.
Coño decían el Poli de Guardería: los niños tienen pene y las niñas vagina. Y al que le joda, que reviente.
Cita de: GarvielLoken en 16 de Diciembre de 2016, 13:04:54 Coño decían el Poli de Guardería: los niños tienen pene y las niñas vagina. Y al que le joda, que reviente.Tu documentación, para ser abogado, es cuanto menos hilarante. La frase de después corrobora tus aptitudes."Enhorabuena" por tu primer primer mensaje en esta comunidad.
El feminismo provoca rechazo porque ya etimológicamente es el antónimo de machismo (por mucho que digan lo contrario la lógica está ahí) y nadie quiere lucha de sexos.
Desgraciadamente, sí hay quien quiere la lucha de sexos. El feminismo procede sobre todo de la izquierda y ha tomado mucho de la idea de la lucha de clases, en este caso transformándola en la idea de las mujeres oprimidas por el heteropatriarcado de los hombres. Como es natural, esta idea encuentra sus adeptas más acérrimas dentro del feminismo lesbiano radical, y no tanto entre las mujeres que aman a hombres, a sus padres y a sus hijos varones. Esta estrecha relación de lazos afectivos entre hombres y mujeres es, lógicamente, una seria dificultad para el feminismo radical y su lucha de sexos. De ahí que se postule la erradicación de los instintos, de las familias, de los lazos naturales, y se piense en la ingeniería social para inventar al ser humano, para crear un plan nuevo y puramente racional de formas de vida, que nos libraría de alienaciones, donde los hijos son criados y educados por el Estado y la reproducción humana es artificial.
Cita de: txipi en 15 de Diciembre de 2016, 20:53:16 Yo diferencio entre los derechos de yure y los de facto. De yure sí que están igualados, pero de facto no lo creo. Por eso no veo del todo mal forzar según qué cosas para cambiar tendencias sin esperar siglos.Cuando se hace esa distinción entre de facto y de iure (y no sé por qué usas la y griega cuando los términos jurídicos los hemos tomado todos del latín)
El siguiente ejemplo es muy representativo del pensamiento feminista. En un estudio, “Evolución del número de mujeres en la matrícula de los estudios de informática en la Universidad del País Vasco, UPV/EHU” se dice:"Los datos presentados nos sirven para darnos cuenta de que hay una gran diferencia entre hombres y mujeres a la hora de elegir carrera. Se deben realizar estudios que permitan determinar las razones para que este hecho se produzca y que sirvan para elaborar políticas que conduzcan a una distribución más equitativa de hombres y mujeres en las distintas áreas. "¿Por qué ese empeño manipulador? ¿Las mujeres no tienen voluntad, no saben lo que quieren? ¿Tienen que elegir lo que el feminismo quiere que elijan? ¿Es que estamos estableciendo quizá una jerarquía de valores por la cual lo que se ha asociado a lo masculino vale más que lo asociado a lo femenino?
Cita de: madelcampo en 16 de Diciembre de 2016, 13:53:25 Desgraciadamente, sí hay quien quiere la lucha de sexos. El feminismo procede sobre todo de la izquierda y ha tomado mucho de la idea de la lucha de clases, en este caso transformándola en la idea de las mujeres oprimidas por el heteropatriarcado de los hombres. Como es natural, esta idea encuentra sus adeptas más acérrimas dentro del feminismo lesbiano radical, y no tanto entre las mujeres que aman a hombres, a sus padres y a sus hijos varones. Esta estrecha relación de lazos afectivos entre hombres y mujeres es, lógicamente, una seria dificultad para el feminismo radical y su lucha de sexos. De ahí que se postule la erradicación de los instintos, de las familias, de los lazos naturales, y se piense en la ingeniería social para inventar al ser humano, para crear un plan nuevo y puramente racional de formas de vida, que nos libraría de alienaciones, donde los hijos son criados y educados por el Estado y la reproducción humana es artificial.Como novela de ciencia ficción mola. Ahora, aportar algún dato que refute esta ficción es ya más complicado.