Creía que había dejado claro en el primer mensaje la distinción entre lo abstracto y lo personal, porque era todo lo que quería decir. Contar un chiste de una niña que se cae de un columpio, hacer un gag sobre amputaciones, es abstracto. Reírse de Irene Villa y de su tragedia es concreto y personal. Era una respuesta a lo que decías: "si no te puedes reir de una tragedia, entonces no merece la pena reirse de nada."
Yo también creo que el rechazo social es un mecanismo que funciona por sí solo y es suficiente en muchos casos. Sin embargo, no tengo tan claro que pueda serlo en todos, es posible que el humor llegue al punto de atentar contra la dignidad de una persona y puede haber delito de injuria o incitación al odio, etc. De la misma manera que el Estado debe regular un daño tal como un robo, por ejemplo, el daño moral también debe ser objeto de sanción en ciertos casos. El problema aquí sería solo medir el grado de ese daño y estimar si puede ser o no delito.
Me refería al caso en que una burla llegue a ser injuria. Ese sería el daño moral punible y que habría que dilucidar en un juicio. Tampoco es que sea algo muy preciso, es necesario valorarlo, porque es cuestión de grado. En cuanto a los ejemplos que das, insisto en que es muy diferente lo abstracto o ficticio y la posible injuria personal.
Diferentes como conceptos, pero que pueden coincidir de hecho. Una burla pública es evidentemente, intencionada, y puede dañar el honor de una persona. Determinar si en un caso concreto puede haber injuria es ya lo que debe resolverse en un juicio.Si dices: “es más importante la libertad de prensa y de opinión que el honor o la dignidad de una persona”, suena muy razonable, pero aquí el caso se restringe a la libertad de dañar la dignidad de alguien frente al derecho de mantenerla de éste. La libertad de expresión tiene un límite moral, que es el respeto, y un límite legal, que es el delito de injuria. Para mí, es un problema difícil, sin más solución que la interpretación legal de cada caso, porque estamos hablando de cuestiones morales, no materiales ni cuantificables. Como tantas cosas en la vida, hay problemas sin solución.
Estamos de acuerdo en que los problemas morales no son objetivos, sino que los definen las circunstancias históricas de una sociedad dada.
Entonces, si partimos de la base de que no existe una moral universal ¿Por qué aceptamos que se convierta en acto punible, esto es, que tenga una expresión objetiva, lo que no deja de ser una forma temporal de pensamiento moral? Dicho de otra manera: puesto que no existe una moral objetiva, no tiene sentido que se admita que unos determinados códigos morales se impongan sobre otros, pero es lo que nuestra sociedad no sólo admite sino que defiende a capa y espada. Se inventan los llamados delitos de odio, que cada vez ocupan más y más espacios, llegando a convertir el debate en algo imposible. Se asfixia la posibilidad de discutir de forma abierta.
Incluso las cosas más banales se convierten, de forma incomprensible, en trascendentales. Ayer leía un tutorial acerca de cómo pintar pieles humanas en miniaturas, en el foro de CoolMiniOrNot. Pues bien, dado que el autor proporcionaba diferentes "recetas" en función de la etnia de la figura a pintar en la introducción ¡Pedía disculpas por anticipado por si ofendía a alguien! ¿A dónde hemos llegado que algo tan baladí pueda resultar ofensivo a alguien? No se si recuerdas el refrán de quien se pica, ajos come. Nunca ha sido más oportuno que hoy en día ¿Y sabes que es lo más triste? Que hemos interiorizado hasta tal extremo el "no ofenderás", que no hace falta que el Estado intervenga: ya nos censuramos nosotros solos. Oyes hablar con desprecio de la "moral victoriana", cuando en la práctica estamos recreándola con nuestra obsesión de penalizar todo tipo de "atentados contra la moral" ¿Qué será lo siguiente? ¿Meter en la cárcel a quien cuente un chiste ofensivo? (sí, va con segundas)