Ya he jugado tres partidas y con dos personajes diferentes.
Primero, el juego esta bastante bien. No me desagrada y los componentes son de 10.
Pero para mucha gente como yo, la falta de un objetivo concreto puede frustar la experiencia. Ya que es fácil cansarse de jugar. Esta ausencia de un fin al jugar (salvo por el hecho de consumir el juego al completo), también es un motivo de que guste a otros jugadores. En esto último es donde rádica su originalidad.
Las cartas de evento son el motor del juego y la guía. Ya que son las que te dicen que otras cartas poner en juego para que luego estas te indiquen las siguientes cartas y que el juego continue. Así que el juego está guiado.
Esto quiere decir que la idea es siempre avanzar con cada partida. Resetear para volver a comenzar te hará pasar por lo mismo que ya has jugado. Puede que una carta te salga antes que otra, pero llegarás al mismo sitio y del mismo modo.
Por eso creo que es una experiencia no rejugable. Por cierto, mucho mejor en solitario.
Ya que, aunque no es una campaña, jugar con más jugadores lo podrás hacer en alguna partida pero no será duradero en el tiempo y te verás jugando solo si te gusta de verdad. En esto no hay problema alguno, ya que el juego no necesita de todos los personajes. Seguirá avanzando en cada partida igual con 1 que con más personajes. La cantidad de personajes no cambian el resultado.
Si comienzas el juego con el Granjero y otro día decides empezar de nuevo con el Guardabosques, ocurrirá lo mismo en las dos. Aunque con cada personaje hagas cosas distintas. Estos funcionan al margen de la historia central del juego.
Escojas el personaje que escojas se trata de un juego de gestión en todos los casos. Gestión de recursos, acciones..etc. Un euro al uso con una pátina temática importante que sirve de hilo conductor pero que no oculta lo que es en realidad. No es nada malo, solo es así.
Creo que es un juego único en lo que plantea. Me gusta bastante la gestión de los personajes. Aunque unos más que otros. Pero no se si llegaré a ver el final. Ponerme a jugar por jugar sin objetivo no es a lo que estoy acostumbrado.