AlhambraJuego de 2 a 6 jugadores, galardonado con el premio Spiel des Jahres en el año 2003.
La verdad es que me apetecía mucho contar mis impresiones de este juego porque he visto que bastantes de los foreros tienen una "mala impresión" del mismo
. Empezaré explicando de qué va y luego comentaré mi opinión.
Asumiremos el papel de arquitectos de la Alhambra, y como tales, contrataremos los mejores constructores que hay en el mundo, trayéndolos de sus países para que aporten su arte a nuestro palacio.
Desde luego, un tema atractivo, aunque no puede decirse que el juego en sí esté muy imbricado con el tema. Como en la mayoría de juegos "alemanes", podríamos cambiar el tema "construye la Alhambra" por "alicata tu cuarto de baño" y no se notaría nada en la mecánica del mismo.
El juego en sí trae una baraja de cartas con cuatro tipos de moneda (o palos) y numeradas del 1 al 9. Hay un nutrido número de losetas representando seis tipos de edificios diferentes, de las que cuatro se disponen al azar boca arriba en unos espacios determinados, en un pequeño tablero. Cada loseta tiene un número, que es lo que cuesta comprarla, y el espacio en el que se encuentra en el tablero establece el tipo de moneda que hay que pagar por ella.
Si mirais la foto, en el centro está el tablero que os digo y tiene cuatro losetas. La que está más abajo (en la foto) es un edificio con el tejado rojo y está etiquetado con un 8. Como está en el espacio al lado de la moneda amarilla, comprar esa loseta cuesta 8 monedas amarillas, así que habrá que reunir ocho o más puntos en cartas de moneda amarilla. En la foto sólo se ven cartas de las monedas azul, naranja y verde.
La explicación es algo enrevesada, pero intento reflejar que el juego es independiente del idioma. Vereis, cada moneda tiene un nombre y cada edificio también, pero es suficiente identificarlos por los colores. De hecho, en la versión "internacional" del juego, la que trae las instrucciones en español, tanto edificios como monedas no tienen los nombres impresos en ellos, cosa que sí ocurre en la versión en inglés.
Con las losetas que vayamos comprando tenemos que ir construyendo nuestro palacio, colocando las mismas junto a una ficha inicial de "Patio de los Leones". Las diferentes construcciones cuentan también con un "muro" que ocupa tres, dos, uno o ninguno de los laterales de cada loseta (miradlas de nuevo en la foto). Hay que ser coherente con este muro y al colocar edificios hay que hacerlo de manera que desde el Patio de los Leones se pueda caminar hasta todos las construcciones sin que nos estorben los muros y tampoco se pueden unir dos losetas si el lado de unión de una tiene muro y el de la otra carece de él. Vaya, o que corra el aire o que haya muro contra muro. Ah, y los edificios hay que ponerlos "bien puestos", todos correctamente orientados en la misma dirección.
Hay un tablero pequeñito para cada jugador donde se viene un resumen de las puntuaciones y hay un hueco llamado "reserva", para colocar allí las losetas que compremos y que no podamos colocar en nuestra Alhambra, bien por las limitaciones antes descritas, bien por que no nos interese tácticamente.
Al principio de la partida se reparten varias cartas a cada jugador, se ponen cuatro boca arriba que se reponen cada vez que alguien las toma, se colocan las primeras losetas en el tablero y se comienza a jugar, disponiendo cada jugador en su turno de una de las siguientes acciones: comprar una loseta (si es por el número exacto seguimos conservando el turno y podemos hacer un "combo" de acciones en un solo turno), coger cartas de entre las que están boca arriba o manipular nuestra Alhambra llevando, trayendo o intercambiando una loseta a la reserva.
Después, reponemos lo que se haya tomado de la zona de losetas y/o de las cartas y el turno pasa al siguiente jugador.
En el mazo de cartas habremos introducido dos cartas especiales al principio que, cuando aparezcan, determinarán el que se realice un recuento de puntos. El tercer y último recuento de puntos tendrá lugar al agotarse las losetas disponibles para poner.
Se obtienen puntos por tener más losetas de un tipo que los demás jugadores y por la longitud del muro más largo que se consiga construir en la Alhambra de cada uno. Por cierto, que casi siempre se me queda pequeña la escala de puntos que suministra el juego. Teniendo en cuenta que llega hasta 120, siempre se forma algún pequeño lío con el recuento. Podían haberla hecho más grande o que sólo llegara a 100 y fuera más sencillo el comenzar desde el principio (sumando 100, claro).
Para dos jugadores hay que emplear un jugador "virtual" (llamado Dirk) que juega únicamente acumulando losetas en ciertos momentos de la partida y puntuando de forma especial. Con tres jugadores se tiene la impresión de tener bastante control sobre el juego, cosa que va desapareciendo a medida que aumenta el número de jugadores. La forma de jugar cambia a medida que hay más gente, ya que hay que limitarse a intentar comprar menos tipos de losetas. Por cierto, Dirk me ha ganado alguna vez, lo admito y no pasa nada
.
El azar es un elemento muy presente, pero una acertada estrategia (y no comprar de todo a lo loco), ayuda mucho a limitarlo. Es algo que se aprende cuando has jugado varias partidas: el juego es mucho más profundo de lo que parece a primera vista.
La atención suele ser constante porque si no te toca, debes estar atento al juego de los demás, a lo que van acumulando tus compañeros en sus Alhambras y a lo que hay en la mesa (cartas y losetas), para planificar adecuadamente tu próxima acción.
Otra cosilla: al usar las cartas tienes un cierto "deja vu" que te lleva a pensar si no se podría jugar con las cartas de toda la vida. De hecho, ya he comentado que tienen cuatro palos y números que las hacen muy similares a los naipes de una baraja española o francesa. Esto es uno de los puntos que, junto con lo llamativo del tema, la parte de puzzle que tiene el crear tu palacio y la sencillez de la mecánica, hacen de Alhambra un magnífico juego introductorio. Es ideal para jugar con personas "mayores" que se han llevado toda la vida asociando la palabra "juego" con las palabras "brisca", "cinquillo", "chinchón" o, por qué no, "mus".
Y no es un juego de cartas, porque éstas sólo son jugadas como "billetes". Entrarán a saco con la mecánica "naipera" y se verán enganchados por el desafío que suponga la colocación de los edificios. También es lo suficientemente sencillo como para sentar a niños en la mesa y que disfruten con el juego.
Entonces, ¿dónde está el problema con algunos "jugones"? Obviamente cada uno tendrá su opinión, pero el ajustado equilibrio entre azar y poder de decisión, que te pueden dar sensación de falta de control, la impresión de "esto parece un refrito de otros juegos que ya he jugado antes" y la inconsistencia del tema, pueden ser los factores decisivos en los que piensan que a este juego "le falta algo".
Como conclusión, Alhambra es un juego que no será nunca mi "número 1", pero tampoco faltará en mi ludoteca, porque me permite sentar a la misma mesa a los abuelos y a los nietos, y hacer que todos juntos pasemos un rato divertido, sembrando incluso esa "semillita" que hace que la gente se interese por conocer "otro juego de esos raros que tú tienes". Uno de esos "juegos iniciáticos".