- El combate beneficia demasiado al defensor. Este juego no es un juego de guerra, de hecho, se puede ganar sin entrar en combate para nada, pero a alguien le podría chirriar la ventaja que obtiene el que defiende.
- Un poco largo. No baja de dos horas de partida, que realmente no es mucho y se pasan rápido, pero a algunos si que puede resultarles pesadas.
Lo del combate lo decia por robar mas cartas de unidad. Ambos empiezan con 3, +1 por el gobierno fundamentalista (o feudalista o algo asi), +2 por otra miniatura, +X por ciudad... No se, me chirriaba un poco eso, pero si que tienes razon en que con un poco de cabeza el combate es mas facil para el atacante.
¿Y no os parece un poco desequilibrada la victoria por cultura en relación a las otras, más si cabe con el añadido de las expansiones? En nuestro grupo de juego, aquéllos que van a cultura toman demasiada ventaja respecto a los demás, puesto que además de avanzar hacia un tipo de victoria, toman cartas que pueden usar para todo tipo de cosas. Por no mencionar las cartas que "matan" tropas, que si te haces con ellas, ya nadie te tose. Civilizaciones como los árabes se benefician más aún de este tipo de victoria y llevándolas alguien con varias partidas a sus espaldas se hacen odiosos, por no hablar de los españoles, que a nuestro juicio, son demasiado poderosos comparados con la gran mayoría. A mi el juego me encanta, aunque para según que momentos me quedo más con el clash of cultures, pero a veces el juego nos deja la sensación de que con las expansiones te da una de cal y otra de arena, sin alcanzar nunca el equilibrio perfecto.