Ayer jugué por primera vez, pero sólo fuimos dos, y creo que, como muchos juegos, gana más sin son varios los que están en la mesa (un tope de seis).
Es un juego muy rápido y, como ocurre con los juegos de dados, muy dependiente del azar.
La gracia está en que un jugador puede arrebatar un castillo al de otro jugador, y que para que esto no ocurra tienes que conquistar todos los castillos de un clan (hay varios clanes). Sólo un castillo es un único clan, por lo que con varios jugadores tiene que ser divertido 'pujar' por ese castillo con especial énfasis.
El diseño es muy bonito, me gusta. Cada castillo tiene su propia ilustración. Al ser cartas cuadradas (70x70) opté por plastificarlas, porque comprar un paquete de 100 ó 50 fundas para unas pocas y un formato de carta que no tengo en otro juego me parecía un gasto inútil.
En resumen, un juego divertido para tenerlo en la ludoteca, sobre todo si eres de verdad fan del Japón feudal, pero poco más.