Mi hijo y yo estamos jugando una partida de Heights of Courage. Ahora mismo vamos por el turno 8 (son 17 turnos, máximo).
La mecánica es sencilla y se aprende rápido. Ahora bien, la estructura del turno simula perfectamente las dificultades de ambos bandos. Las dos fases de suministro a las que están obligados los sirios limitan mucho las penetraciones en profundidad, especialmente al combinarse con las dos fases de explotación de los israelíes. Al no poder crear una línea continua, es muy fácil amenazar con cortar el suministro de las fuerzas sirias.
La partida en sí está siguiendo un curso relativamente "histórico". En los dos primeros turnos el sirio (yo) consiguió romper en el norte y en el sur -aunque me equivoqué al atacar demasiado al norte, casi pegado al monte Hermon, lo que me hizo perder más tiempo del necesario-, a pesar de los constantes contraataques israelíes (mi hijo es muy agresivo jugando, lo que hace que sea ideal para llevar ejércitos que se caracterizan por su espíritu ofensivo). En un momento dado, la situación parecía desesperada para el israelí, pero la oportuna y masiva llegada de refuerzos -¡amén de un par de muy buenas tiradas!- puso en peligro de colapso todo mi flanco sur; aunque llegué a ocupar Nafahk, me expulsó con un contraataque muy bien ejecutado.
A partir de ese momento, la situación en mi flanco sur se ha ido deteriorando paulatinamente y la llegada de los refuerzos iraquíes no ha supuesto ninguna diferencia. De hecho, cometí el error de utilizarlos como ancla en el punto más meridional -necesitaba las tropas que estaban allí desplegadas para contraatacar una penetración más arriba- y los israelíes los han barrido. Ahora mismo, los restos de mi 1 División blindada y de la 5ª División de infantería están amenazados con ser embolsados por las tropas israelíes. Sólo caben dos posibles soluciones: intentar contraatacar para sellar la brecha en el sur o intentar una retirada escalonada para ir retrasando al israelí.
La primera solución es muy poco probable que funcione, ya que apenas me quedan tropas con las que contraatacar y no puedo permitirme perder más hombres. La segunda es casi peor, ya que no tengo donde anclar mis flancos, con lo que los israelíes podrían aprovechar su mayor movilidad para ir aniquilando mis retaguardias sin apenas despeinarse.
Está siendo una partida muy interesante. Los israelíes tienen buenas posibilidades de ganar, aunque tendrán que darse mucha prisa si quieren hacerlo. A mí sólo me cabe rezar a Alá porque la ONU fuerce un alto el fuego antes de que los israelíes me machaquen.
Ya os contaré como ha acabado la cosa.