Glenn Drover (http://www.boardgamegeek.com/designer/1115) ha ido poco a poco escalando posiciones en mi escalafón particular de diseñadores para convertirse en uno de mis favoritos, junto con Martin Wallace (http://www.boardgamegeek.com/designer/6url). Es increíble ver su evolución, desde unos primeros diseños caóticos y no pocas veces desesquilibrados, hasta sus últimos trabajos donde el sentimiento épico propio de sus creaciones se complementa con la sobriedad de las mecánicas y de su flujo de juego.
Anteriormente había probado de este autor "Age of Empires III: The Age of Discovery (http://www.boardgamegeek.com/game/22545)", "Railroad Tycoon (http://www.boardgamegeek.com/game/17133)" y "Rails of Europe (http://www.boardgamegeek.com/game/30450)", juego que deja constancia de la evolución comentada, pues mejora sustancialmente al original en cuanto a equilibrio de mecánicas y balance de la situación de juego. No está demás decir que los tres están dentro de mis juegos preferidos.
"Age of Mythology: The Boardgame (http://www.boardgamegeek.com/game/6707)" no podía ser la excepción y sin duda colmó mis expectativas. No cabe duda que este juego se presenta como una especie de "Puerto Rico (http://www.boardgamegeek.com/game/3076)" avanzado con una estela guerrera. Sin embargo, las novedades que incluye le dan un aire nuevo que lo hacen superar el legado que le sirvió de inspiración, permitiendo el desarrollo de un juego tenso, con muchísima interacción entre jugadores, opciones y duras decisiones.
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Imagen tomada de www.boardgamegeek.com
Mi valoración podría ser incluso mejor si no percibiera algunas inconsistencias dignas de comentar. Primero, el sistema de puntuación. Al principio de cada turno los jugadores asignan un punto de victoria a uno de cuatro criterios distintos: la ciudad más grande, el ejército mayor, la construcción de una maravilla o el ganador de la última batalla. Sólo el jugador que cumpla con el requisito establecido recibirá los puntos correspondientes, quedando los demás con las manos vacías.
Desde mi perspectiva, este sistema de todo o nada evita que un desarrollo equilibrado reciba unos bien merecidos dividendos, sin mencionar que también promueve la aparición de situaciones de kingmaker, en las que un jugador tendrá la capacidad de definir cuál de sus rivales se llevará el botín.
Los jugadores son obligados a apostar temprano en el juego, con poca información, si desean luchar por tener el ejército más grande, la mayor ciudad, o si intentarán la construcción de una maravilla, aspecto menos común y normalmente gratificado con menos puntos.
Esto causa que los jugadores con desempeños superiores puedan ser sobrepasados por aquellos que simplemente tuvieron la suerte de apostar a caballo ganador. Por su parte, la posibilidad de acumular puntos cambiando favores mediante el Gran Templo es residual y no es trascendente, salvo excepción, para determinar el ganador.
Cambiando de tema, debe decirse que el mecanismo de resolución de combates puede hacerse demasiado largo y un tanto desbalanceado, impidiendo que el flujo del juego sea fluido en este aspecto.
También considero que existe un problema con los parámetros para medir la grandeza de las ciudades, puesto que un pueblucho torpemente construido con muchos edificios baratos podría batir a una gran urbe repleta de grandes obras de ingeniería. Y lo mismo se puede decir del aspecto militar, puesto que un ejército de soldados de mínimo coste podría vencer a otro de grandes héroes y guerreros.
Por último, y esto no es una falla del diseño sino una necesidad propia, echo en falta un mapa posicional para poder hacer el movimiento de tropas visual. La posibilidad de atacar a todo el mundo donde sea y con quien sea no termina siendo muy asimilable, por más participación de los dioses que se ponga.
En resumidas cuentas, pese a lo comentado, "Age of Mythology: The Boardgame" transmite al terminar esa sensación de haber estado jugando a un gran juego, un sentimiento épico, logrado a través de mecánicas bien pensadas, pero quizás no del todo pulidas.
Sin duda, pese a todo, un juego ampliamente recomendable.
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