La BSK
		KIOSKO => 2008 => Juego del Mes => Go - 10/2008 => Mensaje iniciado por: felo en 31 de Octubre de 2008, 12:48:10 
		
			
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				Hola,
 
 Para ir cerrando el Go como JdM damos paso a dos colaboraciones escritas por dos grandes jugadores que se han prestado a ello.
 
 Ha escrito estas línea especialmente para la BSK Diego Ruiz flamante campeón Iberoamericano del último torneo realizado este mes en Buenos Aires, Argentina. Diego suele escribir sobre distintos aspectos del juego y ha realizado numerosas presentaciones en los Congresos realizados en Argentina.
 
 Muchas gracias Diego por la colaboración y sin más vamos a lo importante:
 
 Hola a todos,
 
 felo me ha pedido que escriba un pequeño artículo para este foro
 contando mi experiencia con el go.
 
 Antes que nada me presento, mi nombre es Diego Ruiz, vivo en
 Argentina, tengo 33 años, soy músico y juego al go. Empecé a estudiar
 piano a los 15 años y a jugar al go más o menos a la misma edad. Ambas
 disciplinas me han dado muchas satisfacciones y muchos amigos.
 
 Aprendí a jugar durante unas vacaciones con mi tío, Fernando Aguilar.
 Fernando ha sido uno de los jugadores más fuertes de Latinoamérica
 desde hace casi 30 años y en realidad mi nexo con el juego viene desde
 la infancia cuando admiraba los trofeos que él tenía de diferentes
 torneos.
 
 Después que aprendí a jugar comencé a ir a la Asociación Argentina de
 Go y el juego me atrapó enseguida. Siendo este un espacio sobre juegos
 no creo que haga falta explicar la fascinación que puede producir un
 juego pero intentaré explicar la fascinación propia del go.
 
 El go es un juego muy simple, tanto visualmente como en sus reglas.
 Inesperadamente la profundidad del juego es enorme. La variaciones son
 complejísimas y no hay humano (ni computadora por el momento) que
 pueda dominarlas todas.
 
 En principio, la herramienta más evidente para tratar de dominarlo es
 el cálculo (es decir "si negro juega así y blanco así, entonces...")
 pero como es imposible calcular todo, en seguida se vuelve necesario
 recurrir a herramientas más refinadas como la memorización de
 patrones, el pensamiento estratégico, la intuición visual, el uso de
 conceptos abstractos, etc.
 
 El caso es que puestos a lograr un objetivo muy simple (como "capturar
 una piedra"), la mente logra mediante el cálculo crear una forma que
 puede repetirse. Pero aún para las formas más simples hay excepciones
 y en cuanto uno amplia el objetivo la cosa se complica y al mismo
 tiempo se enriquece.
 
 Esto se plasma también visualmente. Las formas que se ven van cobrando
 cada vez mayor tamaño y belleza a medida que uno progresa en el juego.
 
 En muchos juegos a medida que uno aprende "trucos" para ganar el juego
 se vuelve más insípido. En el go cuanto más uno aprende más se fascina
 con la profundidad del juego. Los trucos, o técnicas más básicos no
 dejan de funcionar sino que se refinan y pasan a formar parte de un
 pensamiento más global. Esto sigue indefinidamente. En teoría el juego
 tiene un límite pero ningún humano puede alcanzarlo. Eso le da un
 parecido con el arte: aunque hay reglas y objetivos que nos limitan
 tenemos libertad para expresarnos y manifestarnos dentro de esos
 límites.
 
 Por otro lado, las intenciones del rival también pesan y (dado el
 marco adecuado) el juego se convierte al mismo tiempo en una lucha de
 voluntades (en donde cada uno quiere imponer su pensamiento) y en un
 diálogo en donde ambos jugadores tratan de construir el mejor partido
 posible.
 
 El go tiene muchas facetas, puede tomárselo como un juego, como un
 arte, como una competencia. En mi caso fui pasando lentamente de una
 pasión por el go como competencia a verlo como un arte en sí y
 finalmente a disfrutarlo como una manera de establecer lazos con la
 gente.
 
 Cuando comencé era un joven arrogante como muchos a quienes una
 disciplina (o varias) les resultan fáciles. El juego y la competencia
 me han enseñado humildad: el juego es más profundo de lo que jamás
 podré dominar y hay jugadores infinitamente más fuertes que yo.
 Gracias a eso descubrí la otra manera de relacionar a las personas que
 tiene el juego, permitiéndoles compartir un entretenimiento y una
 pasión común. Muchos de mis amigos son jugadores de go.
 
 Viajé muchas veces a jugar go a otros países, estuve en Chile, en
 Cuba, en Brasil, en Japón y en Corea. Alrededor del mundo hay una
 comunidad de jugadores de go que se sienten unidos por esa fascinación
 que da el juego.
 
 Todos los años, la comunidad de jugadores de iberoamérica se juntan
 para realizar un torneo por internet y otro en alguna ciudad. Este año
 tuve la alegría de ganar el Campeonato Iberoamericano en Buenos Aires
 con la satisfacción extra de ganarle por primera vez a mi tío en una
 partida sin ventaja; unos 18 años después de que me enseñara a jugar.
 Ha sido un camino largo pero provechoso.
 
 En fin, si llegaron a leer hasta aquí les agradezco y espero que les
 haya interesado en algo el juego. Aún en sus comienzos creo que puede
 aprehenderse algo de esa fascinación de la que hablaba antes y
 entonces podremos estar compartiendo algo.
 
 saludos
 Diego Ruiz