San Francisco, 13 de Noviembre de 2019
Rick Deckard despertó al escuchar el zumbido sordo de la alarma de su mesita. Tardó unos segundos en abrir totalmente los ojos y en situarse; vio dormida juanto a él a su mujer, Iran, y tras las ranuras de la ventana un cielo plomizo saturado del polvo que tamizaba la luz solar.
Fue a la cocina y se preparó un café. Encendió un cigarrillo y pensó en el día que le esperaba, en su miserable sueldo y en las pocas espectativas de futuro. Su mujer sería feliz si pudieran comprarse un nuevo animal eléctrico. Les daría más categoría pues serían los primeros vecinos del edificio en tener dos. Pero seguro que aún sería más feliz si consiguiera un animal vivo.
Ojeó el ejemplar de la revista Sydney sobre la mesa de la cocina. ¿Cuánto valdría una oveja viva? Consultó en el apartado de mamíferos y se tragó una maldición al comprobar que su precio excedía con mucho su sueldo. Decidió consultar directamente en la tabla de precios, en la que aparecían todos los animales ordenados según su valor, de más a menos. A lo máximo que podía aspirar era a un búho. Eléctrico, por supuesto. Los búhos vivos se habían extinguido hacía ya mucho. Sí, tomó la decisión de que si durante ese mes podía cazar a algún andrillo gastaría la comisión en un búho eléctrico. Eso seguro que hacía feliz a Iran.
Pero no había andrillos en la Tierra. El último que había podido cazar fue aquel ejemplar del pasado junio, y ya estaban en noviembre. Llevaba cuatro meses cobrando sólo su sueldo base, y sin las comisiones apenas daba para comer y pagar el alquiler.
Retornó al dormitorio. Contempló a Iran dormida, y por un momento estuvo tentado de despertarla y hacerle el amor. Hacía meses que no intercambiaban fluidos. No. Mejor dejarla dormir. Encendió la consola de su órgano de ánimos y disco el 852: optimismo para el futuro inmediato. Lo programó para 5 minutos, agarró los mandos y se dejó llevar.
Cobró conciencia de nuevo. Habían pasado 5 minutos y se sentía reconfortado; aquel iba a ser un gran día. Se vistió y salió al pasillo, subió las escaleras hacia la azotea para tomar su deslizador y dirigirse a la oficina. Cuando estaba entrando en el vehículo su teleprompt vibró al recibir un mensaje:
"Grupo de 4 andrillos fugado de colonia minera en Marte. Licencia para neutralizarlos prioritaria".
Sonrió para sí. Definitivamente, el día comenzaba bien. Muy bien.
(http://aquabahn.com/atlantis/wp-content/uploads/2008/10/blade-runner-owl.jpg)
Sin víctimas
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