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Mensajes - Samarian

en: 15 de Mayo de 2016, 21:31:09 1 TALLERES / Artscow y PrinterStudio / Re:Ofertas - Cupones (ARTSCOW)

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expira el 16 de junio

en: 28 de Abril de 2015, 09:28:47 2 KIOSKO / Reseñas escritas / Re:HISTORIA (Reseña)

Estoy dándole vueltas a este juego desde hace ya un tiempo y lo que más me tira para atrás es el miedo a la ausencia de rejugabilidad. Me explico: visto la limitación de acciones, ¿no pueden darse partidas clónicas con relativa facilidad? ¿Es así o es una sensación mía?

Si te refieres a seguir un mismo patrón en cada partida, te diría que como mucho puedes intentarlo, pero es completamente imposible. Los demás jugadores te van a meter caña en el mapa o pueden dejarte a tu bola, las maravillas cambian mucho la partida y no vas a coger siempre las mismas, así como los consejeros que te van tocando, propios de tu civilización. Además, la carta de revolución, que juega cualquier jugador, afecta a todos y de forma radical, con lo que te puede dejar con un palmo de narices a punto de puntuar muchas cosas o hacerte padre.

Por otro lado, las mini-expansiones le suman aún más rejugabilidad o diversidad, sobre todo la de los civ-goals que recomendaba en la reseña, añade una especie de carrera de por la matriz para conseguir cada bonus que se coloca ahí.

Vamos, que el juego tiene sus defectillos (igual puede resultar sosete si buscas una experiencia 4x o pudieras querer más interacción), pero no creo que la rejugabilidad sea uno de ellos.
Hola a todos:

Mientras buscaba algún juego para "sugerir" que me regalasen por mi cumpleaños, me di cuenta de las diferentes percepciones que tenemos los usuarios de este foro acerca del nivel de dificultad de los juegos.

Es obvio que las opiniones de cada uno se encuentran condicionadas por sus experiencias previas y que, obviamente, no es lo mismo un jugador que lleve años disfrutando wargames que alguien que sólo conozca el Catán. Pero también es verdad que mi limitada experiencia me ha llevado a comprobar cómo algunos juegos considerados duros me resultaban accesibles, mientras que otros, en teoría más sencillos, se me hacían cuesta arriba.

Por poner un ejemplo, recientemente me regalaron un Trigris y Éufrates (sí, fue el regalo de cumpleaños  ;)) y, tras una partida y con toda la prudencia del mundo, puedo afirmar que el juego triunfo en mi grupo de juego, a pesar de que somos bastante novatos. Las reglas no resultaron muy complejas y hacia la mitad de la partida las teníamos controladas. Otra cosa es desentrañar las estrategias ganadoras y demás.

El caso contrario es el Agrícola. Jugué con un amigo al modo familiar (sin cartas) y no puede con él, a pesar de las ganas que tenía de jugarlo por las buenas opiniones que había leido. Estuve toda la partida dando tumbos sin terminar de entender qué podía hacer. Ojo, no es una cuestión de que me explicasen mal las reglas porque ya he jugado a otros juegos con esta persona y nunca he tenido ningún problema pero, en este caso, resulto una experiencia desalentadora. Es cierto que sólo fue una partida pero, la verdad, me quedaron pocas ganas de repetir.

Estas experiencias y alguna más me han llevado a reflexionar que quizás, al valorar la dificultad de un juego, deberíamos distinguir entre complejidad y profundidad.
Complejidad sería la dificultad para acceder al juego en un primer momento, como consecuencia principalmente de unas reglas complejas, poco intuitivas o con numerosas excepciones.
Profundidad sería dificultad de descubrir estrategias ganadoras o de elegir entre múltiples caminos hacia la victoria.

Algunos juegos serían complejos pero no profundos (en mi opinión, 15 días es un juego con reglas poco intuitivas y difíciles de aprender que, sin embargo, no ofrecen mucha profundidad) mientras que a otros les pasaría lo contrario (Tigris y Éufrates tiene unas reglas relativamente sencillas pero determinar cómo ganar es un tema que requiere varias partidas). Finalmente habría juegos con baja complejidad y profundidad (por ejemplo, Catán) y juegos con alta complejidad y profundidad (aquí me habeis pillado, todavía no he llegado a este nivel).

En mi caso, creo que me estoy empezando a decantar por los juegos profundos pero poco complejos. El problema que me surge es, por una parte, distinguir cuáles son estos juegos, ya que no siempre se indica en los comentarios de recomendación o en las reseñas. El segundo problema es que, en general, me atraen los juegos que tengan algo de tema pero, por mi experiencia, puedo afirmar que más temático suele ir de la mano con mayor complejidad.

Por poner un ejemplo de moda, Dead of Winter es un juego que me llama mucho la atención pero no termino de aclararme si es un juego complejo, profundo o ambas cosas porque he oído comentarios de todos los colores: desde que tiene reglas complejas hasta que es un juego que ha funcionado con no jugones.

¿Qué os parece? ¿Estais de acuerdo con esta distinción o simplemente son ganas de complicar las cosas? ¿Creeis que la BGG debería realizar esta distinción e incluir dos parámetros diferenciados para determinar la dificultad/peso de un juego?

Y, por otra parte, qué preferís: ¿juegos complejos o profundos? ¿o que cumplan ambos requisitos?

¡Que hable el pueblo!


PD. No sé si este tema ya se ha tratado en estos foros. En ese caso, ruego a Moderación que borre el mensaje o tome las medidas que considere más oportunas.
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