Remarco que con ellas no pretendo normalizar, justificar o "blanquear" ninguna actitud ni "estilo", sólo intentar comprenderlos.
La polémica que da pie a esta entrada tiene como base la reaparición de un supuesto fundador de una conocida editorial de los años 80. En esos años, en el ámbito de los juegos de mesa, no parecía existir el grado reconocimiento a los autores e ilustradores que existe en la actualidad. No digo con esto que no existiera en absoluto, ni que en otros momentos, sectores o contextos no hubiera una protección de los derechos de autor y del reconocimiento (seguro que si indagamos en la historia o en otros países encontraremos leyes o prácticas incluso más explícitas o estrictas que las actuales). Pero creo que no existía esa "sensibilidad social" del reconocimiento de los creadores y sus derechos.
Por otra parte, todo era mucho más "anónimo", ya que el acceso a la información era mucho más complejo. Para acceder a datos fiscales, empresariales etc. debías consultar en los registros físicos. En la actualidad es posible acceder a mucha información con unos cuantos clicks (no digo con esto que la información a la que tengamos acceso siempre sea veraz ni pretendo abrir el debate de si actualmente estamos más o menos desinformados al, irónicamente, tener esa "avalancha" de datos, dejo ese debate para otro momento).
Y además el "impacto" de la "opinión pública" sobre las empresas de servicios o productos era menor: claro que podían realizarse boicots y movilizaciones, pero no contábamos con los canales de comunicación (fundamentalmente a través de internet y sus recursos) con los que contamos ahora.
¿A dónde quiero ir a parar con todo esto? A que es comprensible que alguien se ha criado en los 60 y 70 tenga un estilo de llevar su empresa, comunicarse con sus clientes o cuidar su "imagen pública" muy distinta a la de un "millenial". REMARCO: no pretendo con esto justificar nada, y no me quiero referir exclusivamente al caso que da pie a estas reflexiones, estoy hablando de forma genérica.
Y esto enlaza con los estilos que también podríamos analizar en los "medios lúdicos" actuales y, por extensión, en las políticas de comunicación de "la industria lúdica".
Voy nuevamente a generalizar, pero creo que muchos de los que nos hemos criado en los 70 y 80 tenemos más dificultad para " saber vendernos" (en sentido comercial), para entrar en ciertas dinámicas como pedir sin pudor que nos den "gracias" en nuestros comentarios en un foro, en videos o podcast (los que los publiquen), que nos sigan, o a autopromocionarnos o autovalorarnos públicamente. No digo que esto sea ni malo ni bueno, digo que creo que, en general, nos han educado a ser más "discretos".
Es un riesgo poner ejemplos, pero creo que hay un abismo entre la discrección y humildad que por ejemplo siempre ha tenido Gurney y el desparpajo y "descaro" (en el mejor de los sentidos) que podemos ver en algunos youtubers o canales de video.
Tampoco, vuelvo a insistir en que es una generalización, nos han entrenado en "estrategias básicas de márketing" y de "visibilidad". Creo que a muchos nos han educado en un "sistema" en el que tu trabajo y tus resultados hablen por ti. Sin embargo en la actualidad eso no es ninguna garantía de "éxito-popularidad" (y no digo que ese deba ser el objetivo). La conclusión a la que quiero llegar es que en la actualidad el trabajo bien hecho sigue siendo algo valioso, pero puede tener un impacto mucho mayor una buena "campaña de divulgación-publicidad-visibilidad" que unos contenidos de calidad o un estilo ético o riguroso (si bien, claro, todo suma).
Para finalizar, esto creo que también enlaza con uno de los asuntos recurrentes últimamente: la legitimidad de "pedir juegos cedidos", solicitar ayudas económicas mediante sistemas de mecenazgo y el conflicto de intereses que esto puede generar. Creo que "las nuevas generaciones" han crecido con ello y lo viven con naturalidad: me envían juegos, los reseño, los sorteo, obtengo seguidores y visibilidad, me financian mi afición amateur... y sigue "la rueda". Win-win que le llaman algunos. No digo que esto sea necesariamente algo negativo, no es eso lo que quiero poner encima de la mesa. Lo que digo es que, creo, los que nos hemos criado "de otra forma" nos "movemos mal" en ese contexto, quizá alguno no termine de estar cómodo, y nos puede generar dudas, no sé si morales o si "conductuales" o relacionadas con "los hábitos" o lo que vemos "normal".
Quizá sea por eso por lo que reseñadores o canales como Kabutor o Karallan de "la K ludika" no reciben ni piden juegos cedidos y lo ponen en valor. Quizá los tiempos estén cambiando y los años vayan pesando. Quizá algunos estaban en la onda, pero luego cambiaron la onda...
Me gustaría conocer vuestra opinión al respecto, de este gazpacho de ideas lanzadas al aire.