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Mensajes - Simónides

Estimados clientes:

Debido a la ingente cantidad de quejas recibidas respecto a la idoneidad de las peanas y el grosor de las fichas que deben ser insertadas en las mismas, nuestro equipo de evaluación y calidad total ha inspeccionado de nuevo los componentes. Los procedimientos seguidos y sus conclusiones han sido los siguientes:
1. Echamos las peanas y los cartoncitos en una jaula de chimpancés capaces de hacer sumas simples a través de un commodore. Un día después pasamos a valorar los resultados. Todos los cartones estaban correctamente insertados en las peanas, salvo uno, que estaba colocada del revés. Concluimos que probablemente este dato no es significativo, al ser plausible que el chimpancé estuviera colgado de una rama del revés y se liara un poco.

2. Echamos las penas y los cartoncitos sobre una manada de elefantes. Una hora después pasamos a revisar el resultado. Las peanas están aplastadas, pero si no fuera por este detalle, nuestro equipo está convencido de que los elefantes hubieran logrado sin problema alguno colocar todo en su sitio.

3. Metemos en un cañón gigante las peanas y sus cartoncitos junto al hombre bala. Lo lanzamos todo junto a una velocidad constante de 90 kilómetros hora, con una inclinación del cañón de 40 grados. El hombre bala no sólo monta todos los cartoncitos en sus peanas, sino que además le arranca a un gorrión la cabeza de un mordisco y hace con ella un muñequito de guiñol.

4. Echamos las peanas y los cartoncitos en un ataúd con un cadáver que lleva muerto más de 20 años, y volvemos a enterrar el ataúd. Al día siguiente lo volvemos a desenterrar; al abrirlo constatamos que los cartoncitos están montados en sus peanas junto a un mensaje críptico imposible de descifrar: “sacad   me dea   quí  cabr  ones”

5. Echamos las peanas y los cartones en un acelerador de partículas .Una hora después, los cartones y las peanas están montadas perfectamente, componiendo además un castillito que mirado desde cierta distancia, y con cierta imaginación, puede parecer que forman el rostro de Einstein.

6. Echamos las peanas en una papelera de Nueva York, y los cartoncitos en una tienda de comestibles de Tokio. Al día siguiente constatamos que los cartoncitos están montadOs en sus peanas debajo de la Torre Eifel

7. Dejamos las peanas en el desierto y quemamos los cartoncitos. Al día siguiente comprobamos que las peanas no sólo han conseguido reproducirse teniendo una camada de cartoncitos que posteriormente se han insertado, sino que han comenzado a utilizar un dialecto básico y han fundado un poblado con el nombre de “Miplelandia”

8. Dejamos un cartón sólo encerrado en una habitación de la cárcel de alcatraz. A la hora, el cartoncito ha creado toda una gama de productos de peanas y cartones que vende a través de una tienda virtual. Además, ha creado un juego al estilo Knizia de complejidad media-baja.

Por todo ello, resolvemos que nuestros clientes son de un exigente que echa para atrás; sin embargo, en nuestra infinita condescendencia, enviaremos por correo unas peanas diferentes a  aquellos especimenes que así nos lo soliciten, asíi como un test de inteligencia que deberá ser rellenado convenientemente. En caso de que no superen el C.I, esperado por nosotros, les rogamos no compren más juegos de nuestra casa.
Atentamente:

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