La fase de subasta es simplemente anodina, realmente da un poco igual pujar por unas compañías o por otras, dado lo imprevisible del desarrollo de las compañías se puja un poco por probar suerte tratando de gastar lo menos posible y de obtener el maximo numero de tokens de control.
Bueno, pues en defensa de este juego:
A mi me gusta el sistema de subasta del Steel Driver, los jugadores disponen de muy pocos recursos y las inversiones tienen que ser ajustadas pero suficientes para la fase de construcción. Existen diversidad de estrategias: apostar fuerte por una compañía para hacerla crecer rápido o dedicarse a varias, invertir inmediatamente o guardarse recursos para próximos turnos, valorar si es preferible construir poco para que “tu” compañía sea la primera en el turno siguiente, invertir durante el juego en pocas compañías o en muchas (fijándose en todo momento quién se hace con las demás acciones y quién es o va a ser el accionista mayoritario), etc. En ese sentido creo que es un juego difícil de quemar. En ningún caso se trata de “probar suerte” porque desde el principio hay compañías con ventaja ante otras, las que mueven antes por el despliegue inicial, y las diferencias entre las 6 compañías son aún más importantes a medida que se va desarrollando el juego.
Además, desde la primera puja, desde la primera construcción, es imprescindible jugar imaginando qué ruta puede tomar cada compañía, y si ésta tiene posibilidades de conseguir al final la variedad de cinco colores de mercancías que es lo que realmente –o casi- otorga la victoria. Esta doble sistema de puntuación –la construcción de las rutas para el accionista en juego y el cómputo final de mayorías para los accionistas de toda la partida- es para mí uno de los alicientes del juego, porque son dos sistemas muy compensados y es imposible ganar si no se hace un buen papel en ambos. La importancia de la última fase ya la comentan Pensator y Gelete.
Aparentemente interesa pujar por las compañías que atraviesen en ese momento mas ciudades con mas variedad de mercancías, pero como se demostró en la partida eso no es necesariamente cierto y las compañías que a priori eran menos apetecibles acabaron generando tantos beneficios como las mejores. La otra opción es tratar de asegurarse mayorías pero realmente resulta muy sencillo obtener una mayoría sobre alguna compañía y no supone ningún reto.
Además, dados los limitados recursos para pujar es imposible quedarse descolgado en la fase de pujas, siempre vas a obtener al menos un token y seguramente ese token valdrá tanto como cualquier otro.
Pues en nuestras partidas no sucedió así. Algunas compañías generaron grandes beneficios y otras muy pocos, y por lo tanto sus acciones valen bien poco. Aún y así es posible ganar habiendo invertido en estás últimas, siempre que la inversión haya sido pequeña y diversificada. En ese sentido es un juego muy realista, y también es bueno que no acostumbran a quedarse jugadores muy descolgados.
Y conseguir la mayoría para una compañía, si te refieres a conseguir las 5 mercancías finales, no es nada fácil. En 3 partidas sólo lo he visto conseguir para 2 compañías.
Pero donde el juego coge definitivamente la cuesta abajo y mete quinta es en la fase de construcción. Por algún extraño motivo esta fase lleva su tiempo, tarda en llegarte el turno. (…) No puedes pensar una estrategia mientras llega tu turno porque hasta que no llegue no sabes la disposición de mapa que vas a tener libre, vamos, para pensar la jugada debe ser tu turno..
Esto ya depende de los jugadores, pero Steel Driver es un juego rápido, a 4 y con jugadores que conozcan el juego y el tablero, se puede terminar en una hora y sin análisis parálisis. Es verdad que no sabes exactamente cómo va a quedar el mapa mientras los demás juegan, pero lo puedes intuir bastante, y aquí está también la gracia. Los favores y los pisotones están a la orden del día. Además, en un turno puedes defender una/s compañía/s y en el siguiente pasarte a otra/s.
Lo que hagan los demás normalmente te da bastante igual, el mapa es suficiente abierto como para que hagan lo que hagan cuando llegue tu turno pienses tu jugada y la ejecutes, si te pisan una ciudad tienes cuatro mas iguales.
Aquí sí que estoy dudando de que estemos hablando del mismo juego. La interacción entre jugadores en Steel Driver es elevadísima, hasta el punto de que tienes que estar vigilando en todo momento si la compañía que te puede pisar quedará delante o detrás de la “tuya” en el orden del próximo turno, como sucede en el Brass pero con 6 compañías en lugar de 4 y con la posibilidad de convertirse en trásfuga, de cambiarse de chaqueta si dejas de ver con buenos ojos la compañía que te gustaba. Y no creo que el mapa sea “suficiente abierto (…) si te pisan una ciudad tienes cuatro mas iguales” ya que el mayor objetivo para una compañía es hacerse con los 5 colores, y eso es muy difícil porque hay pocos rojos, plateados y naranjas. Además, para la última ronda es importantísimo con quién compites por esos colores, si son empresas de las que tienes acciones o no por ejemplo.
Sobre el hecho de que algunos jugadores pueden destrozar la partida en la última ronda, la de recoger mercancías, es verdad, pero en este tipo de juegos de cálculo y sin azar, es imprescindible que el nivel de los jugadores sea similar para jugarlos (como el ajedrez).
Bueno, aún lo he jugado poco, pero de momento me gusta más que el Brass como ya comenté otro día porque:
-las reglas son simples y claras, no presentan dudas después de la primera partida (quizás sólo el tema de la ruta NY – San Francisco, pero nada grave)
-es posible realizar muchas acciones, en el Brass siempre he tenido la impresión de estar preparándote para algo que nunca llega, construyes una gran infrastructura para luego acabar vendiendo un poco de algodón
-es corto, se puede liquidar en una hora
-admite un abanico muy amplio de jugadores, lo mejor debe ser 4 o 5, pero 3 o 6 también es aceptable
-el azar es 0 (lo malo es que no puedes darle la culpa a las cartas). De hecho es -un juego abstracto sin parecerlo
-la mecánica es elegante, y como simulación económica es bastante ajustada
Lástima que el diseño sea simplón, se podrían haber esmerado más, y más teniendo en cuenta que el precio es el habitual de Warfrog. El Tinners’ Trail es mucho mejor en cuanto a diseño y componentes, pero sí que encuentro que juega en otra liga, es mucho menos cerebral y con bastante azar. Y al Age of Steam no he jugado (o Steam, como se llamará ahora). El Chicago Express o Wabash Cannonball es otra cosa, no está mal pero mucho más difícil de controlar estratégicamente hablando, y el hecho de que pierdas beneficios por el hecho de que otro jugador haya comprado otra acción lo encuentro bastante raro.
Un saludo,