Bueno, pues después de mucho discutir con mi santa voy a hacer yo una reseña del PatimPatamPatum, aunque después de este comentario de uno de los autores poco puedo explicar acerca de los mecanismos, así que he incluido su texto y he añadido mis comentarios (siempre con permiso previo del autor, que somos gente civilizada  ):


 Cada jugador lleva una comparsa de la fiesta, con sus respectivos patumaires (personas que participan en la fiesta... en nuestro caso, las fichas de juego).
 Los patumaires parten de la plaza de Sant Pere, la plaza central y principal de Berga. Desde aquí, y moviéndolos con el valor de las cartas jugadas, los jugadores tratan de llevarlos hasta las plazas importantes, aquellas donde al final de cada ronda se van a conseguir puntos.  Tienes que medir muy bien cómo juegas tus cartas: si las utilizas para llegar lejos y entrar en las plazas que dan más puntos no podrás defenderte de los ataques del resto de jugadores.
 Cuanto más lejos del centro se encuentra una plaza, más puntos otorga al final de la ronda. Hay seis plazas y valen: 15, 11, 8, 7, 7 y 6 puntos al final de cada una de las 3 rondas. Lo que cambia es la cantidad de fichas que caben en las plazas: Durante la primera ronda, la capacidad de las plazas es de 3 patumaires. Durante la segunda 4 y en la tercera, y última, caben 5.  Si puedes, lo ideal es meter tus fichas en la plaza más alejada que te dará más puntos pero claro, las cartas y la prudencia para poder defenderte de los ataques hará que no gastes todas tus cartas. Además te obligan en cada ronda a tener un mínimo de patumaires en cada plaza que deseas puntuar y este mínimo aumenta en cada ronda con lo que debes  concentrarte en qué plazas deseas quedarte o al menos intentarlo. 
 Para entrar en las plazas que ya están llenas, pues eso, a empujar... Aquí los empujones son la diferencia entre el valor de las cartas del atacante y las cartas que juega el defensor (si quiere defenderse). Si el defensor supera el valor del atacante, éste pringa y retrocede... Si gana el atacante, ocupa el puesto del defensor y este vuelve al inicio, a Sant Pere. Hay cartas especiales que le dan variedad al juego y hacen que se den sorpresas muy agradables o no (depende quién las juegue) . Esa incertidumbre hace que mantenga la tensión y que nunca las tengas todas contigo en el momento de empujar. Además también debes saber a quién intentas sacar de la plaza porque da por seguro que se picará y en el siguiente turno irá a por ti. 


 El juego va avanzando... al principio de cada ronda tienes 12 cartas, las juegas, vas robando, hasta que se acaban... cuando un segundo jugador se queda sin cartas, la ronda se ha acabado y se bailan los populares salts (en nuestro caso, recuento de puntos en todas las plazas). Esta mecánica es muy buena, tienes que estar pendiente de las cartas que les quedan al resto de jugadores porque si eres muy precavido y no juegas todas tus cartas por reservarlas, puede ocurrir que dos jugadores gasten las suyas y te quedes con todas las cartas en tu mano sin haberlas jugado y una cara de bobo tremenda. Todas las cartas se barajan para la nueva ronda y se reparte una nueva mano a cada jugador. Así que estate bien atento y no te quedes sin hacer acciones por amarrategui.

 Puntuación: 1a ronda: en cada plaza puntúan todos los jugadores que tengan, como mínimo, un patumaire; 2a ronda: en cada plaza puntúan todos los jugadores que tengan, como mínimo, dos patumaires; 3a ronda: en cada plaza puntúan todos los jugadores que tengan, como mínimo, dos patumaires y, si tienes 3, puntúas el doble de puntos en esa plaza. Fijaros que estamos hablando de "mínimos", presencia... o sea, en la primera ronda puntúas lo mismo teniendo 1 que 3 patumaires en una plaza determinada. Eso sí, al final de la partida, sobretodo en las plazas más lejanas, la diferencia entre tener 2 o 3 es sustancial... no es lo mismo 15 puntos que 30 .  Esto ya lo he comentado antes, hay que pensar bien en qué plazas queremos afianzarnos, a veces es mejor tener varias (3 ó 4) pequeñas que 1 ó 2 grandes. Las plazas pequeñas son las que marcan la diferencia.

 Al principio intentas estar presente en todas partes, pero la competencia es brutal y probablemente no lo conseguirás. Después, a medida que avanza el juego, mejor focalizar y concentrar esfuerzos para conseguir ocupar unas pocas plazas (y mantenerte, que no es fácil...). ¿Qué haces? ¿Atacas mucho o mejor reservas las cartas para defenderte?

 El juego acaba convirtiéndose en un pique constante entre jugadores con un divertido giro en las plazas más disputadas: ahora es tuya, ahora del otro, ahora del que siempre anda de tapado y acaba ganando la partida. Los diferentes personajes tradicionales, con sus acciones mágicas, aportan sorpresas y variabilidad, ya que afectan al movimiento, la defensa, etc.  Lo que os comentaba de las cartas: le dan mucho tema al juego y hace que realmente te metas en la fiesta de la Patum de Berga.

 Al final, quien más puntos tiene, gana! (cómo no podría ser de otra manera! 

 Bueno, pues esto es todo, más o menos... Sencillo, ¿no? Es realmente un juego diferente, seguro que algún experto le saca parecido, pero creo que lo mejor es que está lleno de temática, es un ameritrash a la catalana con mecánicas de eurogame y wargame sin dados sino con cartas. La ilustraciones son  muy originales (para mí, bonitas) y creo que muy llamativo. Así que si te gustan los juegos con  tema, no eso de mover cubitos sin sentido (¿verdad Fran?  ), este es tu juego.

Seguro que me dejo algo, ¡¡¡ah sí!!!  Quería dejar claro lo que he cobrado por esta reseña: una cerveza (¿puede ser una coke?) en la próxima visita a Córdoba del mes de octubre.