22
« en: 11 de Septiembre de 2011, 23:39:03 »
Llegado a su fin mi baronetazgo le cedo el testigo a Heiko, que seguro tiene cosas muy interesantes para todos nosotros.
Aprovecho para confirmar que mi afirmación falsa era la número 3, la anécdota es real pero no fue protagonizada por mi mismo.
Bueno, yo soy el pasado, Heiko el presente:
-----------------------------------------------------------
Como muchos ya sabéis, me llamo Nacho, pero casi siempre utilizo el pseudónimo Heiko. Tengo 40 tacos, soy natal de Valencia y siempre he vivido... ¿lo adivináis?....en Valencia.
Soy ingeniero superior en Teleco aunque realmente ejerzo más de empresario de Pymes muy Pyme. Bueno, en realidad, nunca he trabajado como teleco propiamente dicho y me he dedicado a la seguridad/administración de redes y, desde hace un año, a la fabricación de espacios de juego infantiles. Al principio de mi vida laboral trabajé como profesor y luego pasé a dirección de departamento de sistemas en una universidad privada que, afortunadamente para mí, cerró hace algunos años. Paralelamente había iniciado mi labor como empresario y desde ese momento sigo en esas mismas funciones. Me casé hace muuuuucho y tengo dos retoñas de dos y seis años a las que intento evangelizar lúdicamente en la medida de lo posible (especialmente a la mayor).
En cuanto a mis orígenes lúdicos, le he dado a los juegos de mesa desde que tengo conocimiento de causa. Como muchos, empecé con los juegos reunidos Geyper , el Palé (tengo uno de los años 30 con el que jugábamos toda la familia), la baraja española en diversas modalidades, Jugar a vivir y un desconocido juego para los de mi entorno llamado Mahjong, que me regaló mi madrina.
Más tarde con algo más de 12 años, me empezaron a interesar títulos más “elaborados” como La ruta del tesoro, El Imperio cobra, La mansión de los fantasmas, El túnel del tiempo, Misterio, Cluedo, Buen viaje, Subasta, La bolsa, y un largo etcétera. Mi familia siempre ha sido bastante pudiente así que me compraba o regalaban casi todo lo que quería.
El siguiente paso fue cuando, al pasar por una tienda nueva y extraña que habían abierto detrás de mi casa, vi en el escaparate unos juegos distintos de la marca NAC. La segunda guerra mundial, Asalto al banco de Inglaterra y La fuga de Colditz fueron, junto a Sinaí de Cefa algunos de los títulos que más me impresionaron y pasaron a mi poder. Y fue justo aquí cuando mi primera etapa jueguil terminó. Los ordenadores comenzaban a estar disponibles para casa y eso acaparó mi atención durante muchos años. Bueno, aún sigue.
No fue hasta la universidad cuando un amigo nos introdujo en el Rol. D&D se volvió nuestro pasatiempo durante algunos años aunque nunca llegamos a volvernos asiduos. El tiempo de ocio en teleco era escaso y los ordenadores, las fiestas y las mujeres acaparaban gran parte del nuestro. Desgraciadamente, en los últimos años de carrera (es que la mía duró algo más de lo esperado) uno del grupo, el que actuaba siempre de master, decidió que ya no tenía tiempo para preparar partidas de Rol y todo acabó.
Un día, hace unos años, mi mujer, que sabía de mis recuerdos de infancia y juventud con los juegos de mesa, vio algo que le atrajo y creyó que podía ser un gran regalo. Se llamaba: "Los descubridores de Catán". Acertó de pleno pero….quizás ahora se arrepiente. Desde ese momento volví al mundillo. Comencé a agrandar mi colección y busqué información en Internet. BGG primero y La BSK al poco, se convirtieron en los únicos foros que me han enganchado. Lo cierto es que fue todo muy rápido y, en menos de un par de años, ya no había escapatoria.
En fin, podría seguir contando más cosas pero seguro que alguien me las preguntará en los próximos días.
Y como es tradición, me faltan las tres afirmaciones. ¿Cuál es falsa?
1. Como he comentado, desde los 6 años, he jugado cientos de partidas al Monopoly o Palé. Nunca me leí las reglas y siempre jugábamos igual en todas partes, ya fuera en casa o con los amigos. Craso error, jamás lo he hecho con las reglas correctas y… me apetece probar.
2. Otra de mis aficiones es la fotografía, y no se me da mal. Hace algún tiempo, realicé un retrato reportaje de desnudo para una amiga y esta quedó encantada. Al enseñarlo en una comida, otras se apuntaron y al final me salieron 7 modelos. Tiempo después, con esas fotos se me ocurrió hacer una versión casera del Busen Memo y les pedí permiso. Cinco me dijeron que sí pero me prohibieron jugarlo con nadie fuera de nuestro círculo de amistades. Unos días después quedamos para cenar y lo estrenamos con la variante de que debías acertar la modelo para poder quedarte con la pareja. Fue una de las veces que más me he reído en mi vida, sobre todo, cuando algunos y algunas no acertaban de quien era cada parte.
3. Mi madrina me regaló un juego de mesa en 1982. Era raro y, aunque varias personas de mi familia, e incluso yo mismo, nos leímos varias veces las reglas a los largo de los años, nadie entendió como funcionaba. A pesar de no haberlo usado, lo retuve en mi poder porque me atraían los componentes (especialmente el tablero). Pocos días después de registrarme en BGG me quedé alucinado cuando descubrí que mi juego estaba el 199 en el ranking y se llamaba Can´t stop.