Ayer jugué a Candamir. Hacía 15 años y un mes que no lo jugaba.
El juego es tal como lo recordaba: una destilación casi hasta la esencia de los juegos de aventuras con algunos elementos de Catán (las cartas de recursos e ingredientes que se usan para fabricar cosas, el comercio entre jugadores y con el banco).
La calidad de los materiales es buena, sin caer en los excesos de muchos juegos de hoy en día. Algunas ilustraciones no son especialmente memorables, llegando a ser bastante feas.
Tiene algunas ideas que me gustan mucho, como el sistema de movimiento mediante cartas y puntos cardinales.
Fue mi tercera partida y la primera partida del amigo con quien lo jugué. Estuvimos jugando sin ninguna prisa, charlando con tranquilidad y disfrutando de los turnos propios y contrarios. Nos lo pasamos muy bien, inmersos completamente en la narrativa del juego.
Todas las partidas que he jugado han sido a dos jugadores. No creo que me apetezca jugarlo nunca con más de dos jugadores porque se puede hacer lento y pesado. Entre dos jugadores hay un toma y daca continuo por los puntos de victoria que supongo que con más jugadores quedará más diluido.
En conclusión, un gran ejemplo del estilo de diseño del triste y recientemente fallecido Klaus Teuber: un juego amable, sencillo que no simplista y muy agradable de jugar.