Esta mujer es un claro ejemplo de la prepotencia, chulería, desconsideración y síndrome de superioridad que atesoran nuestras élites desde siempre. 
Nada nuevo. 
El que no lo vea es que no desea verlo o bien es un lerdo. 
Lo peor del asunto es la gente que todavía la votan. 
Es increíble que después de las declaraciones que ha efectuado no se la obligue a dimitir. Que no se le caiga la cara de vergüenza es normal, pues no la tiene. 
En fin, regreso a mi cueva.