Extrapolando, intuyo que en las bibliotecas se debe respirar un asfixiante silencio.
Había el murmullo propio de todas las bibliotecas. Por lo demás, más que la ausencia o no de ruído me chocó que se tomara café (en taza), se comieran pastelitos (con plato y tenedor) o que se bebiera en botella de vidrio (al principio me creía que eran cervezas, pero resultaron ser unos refrescos raros).
Y es que lo de beber cervezas en botella de vidrio en todo momento/ocasión/lugar, me ha chocado mucho.