El viernes al fin compré el Catán, que curiosamente al "mayor" le ha gustado bastante y conseguimos que se sentara a jugar con mi hija de 14 y conmigo. Seguramente repetirá, así que objetivo conseguido de momento. A la adolescente le costó sentarse porque el tablero no le gustaba (le tiene que entrar por los ojos) pero después de la partida el juego le encantó. El pequeño no tenía ganas de jugar y no mostró demasiado interés, pero yo creo que también es una cuestión estética.Es un juego que creo que podremos disfrutar bastante los cuatro y que podrá ver mesa con distintos grupos. La pega que le pongo es que no funcione a dos.
Como conclusión, deciros que ahora mismo estoy viviendo una agonía tremenda.. voy todo el rato detrás de ellos con la frasecita ¿jugamos a algo?... ¿Esto tiene cura?