En la actualidad el juego Tigris & Eufrates, se nos presenta en dos formatos, como juego de tablero y como juego de cartas.
Ambas versiones, además de compartir el nombre y su diseñador, tienen en común muchos elementos de juego, no solo en componentes, si no también en reglas. En este artículo haré un estudio comparativo entre ambas versiones del juego, señalando tanto las diferencias como las similitudes.
El primer gran punto de encuentro es su diseñador, Reiner Knizia, que firma ambos juegos.
FORMATO Y COMPONENTESLa diferencia de tamaño de las cajas es notable, el juego de mesa presenta un volumen de unos 5550cm3 y la caja del juego de cartas, tan solo ocupa unos 1650cm3, es decir algo menos de la tercera parte.
Dentro de las cajas, lógicamente, se guardan los componentes. En el juego de cartas nos encontramos con unas 200 de ellas, los 16 discos de madera que representan a los líderes de cada dinastía y el manual de reglas. A parte de esto, no se necesita ningún elemento más para poder jugar. La versión de tablero del T&E, tiene como componentes, el tablero en sí, las fichas, unas 180, los 16 discos de madera para los líderes (idénticos a los del juego de cartas), unos 150 cubos en diferentes colores, cuatro “pantallas” (una por dinastía), una bolsa de tela para guardar las fichas, un manual y un libreto de introducción.
Como vemos, las diferencias son notables. Un detalle a tener en cuenta es que pese a que el juego de cartas es muchísimo mas portable, cuando se va a jugar necesita mucho espacio, yo diría que incluso más que en la versión de tablero.
(Los componentes desplegados)
(El interior de las dos cajas)
(Diferencia de tamaño entre una versión y otra)
LA JUGABILIDADLas reglas de ambos son muy parecidas y no voy a entrar a explicarlas.
En los dos juegos nos encontramos reinos que crecen y desaparecen, los conflictos internos y externos, etc. etc. La diferencia más importante es como se puntúa. El mecanismo que produce el ganar un Punto de Victoria es idéntico en ambos juegos, colocar una ficha/carta del color de un líder que poseas en ese reino. En el juego de tablero coges un cubo del color correspondiente, pero en el juego de cartas, necesitas descartarte de tu mano de otra carta del mismo color, por lo que necesitas, para puntuar, el menos dos cartas de un mismo color en tu mano al comenzar tu acción, para poder puntuar. En ambas versiones se tiene en cuenta que el líder de color negro, el Rey, se puede usar como comodín a la hora de puntuar.
Los tesoros también están presentes, tan solo cambia su número, diez en el juego de tablero y tan solo ocho en el de cartas. El procedimiento para obtener estos tesoros es prácticamente idéntico en ambas versiones del juego.
En la versión de cartas los conflictos, tanto internos como externos, pierden algo de gracia. El peor parado es el conflicto interno, ya que tan solo te puede contar como apoyo de un solo templo (ficha o carta roja) y solamente en el caso de que tu líder esté colocado sobre esa carta.
Por cierto, esa es otra de las grandes diferencias, en el juego de tablero los líderes se colocan es espacios vacíos, adyacentes a un templo, en el juego de cartas, se juegan sobre las cartas, no siendo necesario que sea sobre un templo.
Otra diferencia notable es respecto a las fichas/cartas azules, las granjas. En el juego de tablero solo se pueden jugar en el río, en el de cartas donde se desee. Este cambio también lleva implícito otro, además de bastante importancia, el tema de los templos, que en el juego de cartas pasan a ser los barcos. En ambas versiones, se construyen poniendo cuatro cartas o fichas juntas del mismo color, y se cambia por un templo o barco de un color permitido. En el juego de tablero nos encontramos con seis templos, mientras que en la versión de cartas tan solo hay tres barcos. Su función en ambos juegos es la misma, otorgar PVs.
En la versión de cartas, en lugar de tener dos fichas de catástrofe, pasamos a tener una sola carta para la misma función, y por mecanismos del juego, siendo esta mucho más descafeinada, quedando su uso relegado a la división de un reino en dos partes mas pequeñas.
El último cambio es la supresión de la facultad de poder cambiar fichas que no nos gusten, en el juego de cartas no se puede hacer, juegas con las cartas que te salen, aunque como se utilizan también para puntuar la mano se recicla muy rápidamente. Por cierto en vez de tener seis fichas en la mano, en la versión de cartas, tenemos ocho cartas.
(La mesa durante el desarrollo de una partida)
CONCLUSIÓNReiner Knizia ha hecho un excelente trabajo convirtiendo su obra maestra al formato de juego de cartas.
Ambas versiones comparten muchas mecánicas, aunque los pequeños cambios realizados al juego de cartas no le quitan la esencia de lo que debe de ser un Tigris y Eufrates, es muy superior la versión de “toda la vida”, la de tablero.
El único punto donde la versión de cartas aventaja a la versión de tablero, es lo fácil que es identificar los reinos, uno de los detalles que más le cuestan a los jugadores en las primeras partidas a este magnífico juego.