Recuerdo con casi cariño el número en el que Interviu regalaba un "vibrador para penes". En esa época yo trabajaba de celador en un parking que tenía una máquina de revistas. Echabas la pasta y la revista caía por una ranura. Pues bien, venía mucha gente a comprar ese interviú porque así se ahorraban la vergüenza de pedirlo, pero habían calculado mal las proporciones del artefacto vibratil, y se enganchaba en la ranura. En dichos casos, el cliente me llamaba para que abriera el expendedor, rojo como un tomate. En otros casos se iba y cuando llegaba otro cliente (normalmente mujeres a por el lecturas), la nueva revista se quedaba enganchada y nos llamaban también.
Recuerdo que una vez que una señora mayor quería el hola, cayeron 5 interviús con sus 5 cachivaches. Hubo risas para toda la semana y café gratis también gracias al pago de los timoratos clientes.