Todavía no he vuelto a casa, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de decir que han sido unas Jornadas exactamente como las había imaginado: espectaculares. Días de juego interminables y partidas a juegos que es casi imposible sacar a mesa en casa, y por fin he conocido a unos cuantos de los que sólo sabía sus nicks. Gracias a Santi y a los demás, espero que sigamos viéndonos por ahí alrededor de un tablero.