más allá de legal o ilegal, a mi me interesan los tres artículos por las posibles contraindicaciones que pueden tener los juegos.
Dejando a un lado las desviaciones hablando de la censura y los gallos violadores (sic)Lo más interesante de los artículos, en mi opinión, reconociendo que los he leído de una forma rápida es el hecho de que, como cualquier otra producto de nuestra sociedad, refleja la realidad desde un punto de vista determinado y que a veces es necesario, o quizás más que necesario enriquecedor, reflexionar si ese punto de vista, asumido casi automáticamente, es la única manera de acercarse a un tema determinado.No creo que plantearse esas cuestiones vaya en detrimento del diseño de juegos. Igual que, (reconozco que soy raro) cuando veo una portada de un juego de trenes me gusta que la locomotora dibujada se corresponda a la zona en la que esta ambientada el juego y no una random (¿me oyes, klemens Franz?), creo que si un editor/diseñador tiene en consideración estos temas y logra integrarlos en la dinámica de un juego para mi es un valor añadido que puede ser la diferencia entre que me llame o no me llame el juego.