Por mucho que nos gusten los juegos (o los juguetes) no dejan de ser una industria. El juguete histórico o el juguete artesanal pueden tener un valor cultural, pero solo esos (aunque a nuestros ojos algunos diseños modernos sean autenticas maravillas).Para divertirse con ellos no hace falta convertirlos en lo que no son. Si se trata de apoyar a la industria del juguete, seguro que hay otras medidas sin tener que banalizar el concepto de BIC.
Los juegos y los juguetes van más allá de ser un elemento de simple diversión.Sirven para desarrollar una serie de habilidades y conocimientos. Ayudan a desarrollar las relaciones con otros individuos. Desarrollan habilidades motrices, intelectuales. Son vehículo de transmisión de valores. Vamos, que un juguete o un juego no es sólo un objeto de ocio y si de cultura.